Los frenéticos movimientos de esta expresión folklórica originaria de Okinawa, en Japón, también se pueden vivir en la Argentina. Un viaje al interior de una experiencia cultural con cuatro siglos de historia.
Okinawa es un archipiélago de clima tropical compuesto por 137 islas, ubicado en el Mar de China Meridional, entre Japón y Taiwán, famoso por la longevidad de sus habitantes.
Su historia está marcada por su ubicación geográfica, ya que ha sido espacio de cruce cultural y comercial de China, Japón y los países del sudeste asiático.
De ese lugar proviene Ryukyukoku Matsuri Daiko, una expresión folklórica que se manifiesta a través de música de percusión y de un baile típico.
Matsuri Daiko es un eisa, una danza, que incluye una variante del taiko (un tambor). Llegó a estas islas a través de monjes budistas de Fukushima (Japón) que buscaban difundir su religión en el reino de RyuKyu, que una vez que quedó bajo el dominio japonés, pasó a llamarse Okinawa. Con el tiempo, fue ganando una connotación más popular que religiosa.
El eisa se desarrolla en las calles, principalmente en la época de Obon, que es una festividad en la que los espíritus de los muertos visitan las casas donde vivieron y son recibidos por sus familiares. Los taikos retumban para guiar a los espíritus en su camino.
Con las distintas migraciones, los okinawenses expandieron por el mundo sus costumbres y, entonces, nacieron “filiales” que practican el Matsuri Daiko desde Carolina del Norte, en Estados Unidos, hasta Florencio Varela, en el Gran Buenos Aires.
Los participantes se organizan en formaciones y, por lo general, utilizan pistas musicales de base para las intervenciones de percusión. Se visten con trajes típicos cuyo color y diseño están relacionados con el instrumento que tocan, como también con el nivel de experiencia del ejecutor, desde niños hasta mayores.
Las actuaciones incluyen el uso de banderas o suelen desplegar representaciones con los shisa, un animal mitológico mezcla de león y de perro que posee propiedades mágicas y monta guardia en los santuarios porque tiene el poder de repeler a los espíritus malignos.
En definitiva, un abrazo entre mitología, movimiento, emociones y la fuerza del taiko.





JOSÉ LUIS SUERTE
Fotoperiodista y filmmaker correntino. Autor del libro Carnaval es Corrientes. Ha dedicado la última década a perfeccionar su técnica y concepto al generar reportajes. Publica en distintos medios argentinos.