back to top

Melisa Corbetto

Melisa Corbetto es la primera escritora argentina tras veinte años en ser publicada por Minotauro, el prestigioso sello de consagrados como Ray Bradbury. “Casi me desmayo cuando lo supe, con esta editorial nos formamos muchos. No voy a creérmela, porque ni a los talones les llego a sus autores. Pensaba ‘¿Están seguros de lo que están haciendo?’. Es un gran honor”, dice entre risas, aún incrédulas. El libro en cuestión es La quietud, su debut en el mundo adulto. Antes fue coautora de la antología juvenil Esos raros relatos nuevos y desde hace más de diez años es editora de juvenil. 

“En la pandemia todo empezó a hastiarme, ya no sabía cómo salir de mi cabeza, fue así como empecé a escribir textos más adultos. Fue una época difícil para todos, pero a mí me pasó algo muy curioso y es que a la mitad de mi familia se le ocurrió morirse, le pongo humor, porque si no… La escritura fue una vía de escape”, cuenta sobre cómo apareció este material “más experimental” que se puede leer como textos independientes o como una novela. 

Confiesa que todavía no termina de hallarse con el título de escritora, aunque lo hace desde muy chica y tiene otros dos trabajos casi terminados. “Me es inverosímil que la gente me esté leyendo, que mi libro esté en las librerías, no lo termino de creer”, revela. 

¿Un libro que recomiendes?

Sigo aquí, de Maggie O’Farrell.

La quietud

Con una melancolía espeluznante y paisajes enrarecidos, una narrativa incisiva para relatos turbios protagonizados por mujeres rotas. 

216 págs. 

Minotauro

NOTAS DESTACADAS:

CIENTÍFICOS ARGENTINOS DESARROLLAN UN APÓSITO QUE CURA HERIDAS

Un apósito diseñado por especialistas del CONICET demostró ser seguro y eficaz en estudios in vitro. No solo previene infecciones y permite que respire la piel, sino que participa activamente en la curación.

RESCATE, REHABILITACIÓN Y REGRESO AL MAR: LA HISTORIA DE UN PINGÜINO REY

Un pingüino rey volvió al mar luego de completar más de seis meses de rehabilitación en la Fundación Mundo Marino. Había sido hallado en una playa de Pinamar por integrantes de la Fundación Ecológica Pinamar, quienes dieron aviso a los equipos de rescate tras constatar que presentaba heridas visibles.