La exposición al frío y al calor podría afectar a la salud mental de los adolescentes, según un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), un centro impulsado por la Fundación “la Caixa”.
La investigación, realizada con casi 5.000 adolescentes de los Países Bajos (3.934) y España (885), destaca cómo la exposición a temperaturas ambientales influye en síntomas psiquiátricos como la ansiedad, la depresión y los problemas de atención. Los resultados se han publicado en JAMA Network Open y fueron reproducidos por el portal SINC.
El estudio analizó datos de dos grandes cohortes de nacimiento europeas: el estudio Generation R en Rotterdam, Países Bajos, y el Proyecto INMA en España (Guipúzcoa, Sabadell y Valencia). Los investigadores evaluaron las temperaturas ambientales diarias en los hogares de los participantes durante tres periodos de tiempo diferentes, hasta dos meses antes de evaluar los síntomas psiquiátricos. Estos síntomas, que incluyeron los problemas de interiorización (relacionados, por ejemplo, con la ansiedad y la depresión), los problemas de exteriorización (comportamiento agresivo e incumplimiento de las normas) y los problemas de atención, se evaluaron mediante un cuestionario estandarizado cumplimentado por las madres de los adolescentes.
El análisis de los datos mostró que, en la cohorte neerlandesa, la exposición al frío se asociaba a un aumento de los problemas de interiorización, como la ansiedad y los síntomas depresivos. Por ejemplo, una exposición acumulativa de dos meses a temperaturas en torno a los 5,5 °C conllevaba un aumento significativo de las puntuaciones de dichos problemas.
Por otro lado, los resultados de la cohorte española mostraron que la exposición al calor se relacionaba con un aumento de los problemas de atención. Los adolescentes expuestos a una temperatura media de 21,7 °C durante dos meses obtuvieron puntuaciones significativamente más altas en esta área. Estos resultados sugieren que la salud mental de los adolescentes puede verse afectada por cambios moderados de temperatura, observándose efectos distintos según si las regiones son más frías o más cálidas.
Los síntomas psiquiátricos, como la ansiedad, la depresión y los problemas de atención, afectan a aproximadamente uno de cada siete adolescentes de entre 10 y 19 años en todo el mundo. El cambio climático, con su consiguiente incremento de temperaturas extremas, puede exacerbar estos trastornos, sobre todo en poblaciones vulnerables como los adolescentes.
La exposición al frío puede desencadenar “respuestas termorreguladoras”, como la vasoconstricción (estrechamiento de los vasos sanguíneos), que puede alterar la temperatura corporal normal y la función cerebral, provocando problemas de interiorización.
La exposición al calor puede aumentar las hormonas del estrés (cortisol) y los marcadores de inflamación, al tiempo que dificulta la refrigeración y la oxigenación del cerebro. Esto puede afectar a la concentración, y contribuir los problemas de atención o irritabilidad. Las altas temperaturas nocturnas también pueden interferir en el sueño, lo que empeora aún más los problemas de atención.
Por último, tanto el frío como el calor pueden causar malestar físico, que afecta negativamente al estado de ánimo y al bienestar emocional, contribuyendo a los síntomas psiquiátricos.