“Me gusta concebir la obra como un ente fértil”, dice Celina Eceiza. Por eso, en su muestra Ofrendas, recurre al textil como material principal y le propone al espectador una participación activa, teniendo que acostarse para contemplar una pieza o incluso pisándola al sumergirse en ese mundo de telas y colores. “Me interesa que en el espacio suceda una cantidad diversa de situaciones. En vez de una forma de pensar ordenada, que apela más a la concentración, intento una forma de pensar que haga conexiones, y que las personas puedan hacer algo con sus energías y pensamientos”, comenta.
Además, con su obra rompe con la idea más tradicional de cómo observar arte. “El cubo blanco es político, refiere a una arquitectura cerrada, más cercana a la propiedad privada; en cambio, el tipo de arquitectura blanda que abordo refiere a formas colectivas de concebir el espacio, propone lo lúdico”, explica. Entonces, utiliza telas porque ofrecen mayor calidez y cercanía, al mismo tiempo que permiten una labor más artesanal, donde se hace visible el trabajo manual.
Cuando comenzó su formación en artes visuales quería ser pintora, pero el vínculo con la disciplina le resultó rígido y empezó a pensarla a través del textil. “No uso telas con color, tengo telas teñidas y las pienso como los pomos de pinturas de un pintor”, cuenta.
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Juliana Iriart.

OFRENDAS
Un proyecto inmersivo en el que combina técnicas y procedimientos de la producción textil artesanal, como el patchwork y el collage, con elementos recolectados.
Hasta el 15 de abril, de miércoles a lunes, en Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Av. San Juan 350, CABA.