El “Premio del Banco Central de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel” –el Nobel de Economía– fue otorgado en 2019 a Abhijit Banerjee, Esther Duflo y Michael Kremer por la introducción de un nuevo enfoque para obtener respuestas confiables sobre las mejores estrategias para combatir la pobreza. Esos investigadores –del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y la Universidad de Harvard, ambos en Cambridge, EE. UU.– propusieron dividir un problema tan amplio en unidades concisas y manejables. Por ejemplo, determinar mediante experimentos cuidadosamente diseñados las intervenciones más efectivas para mejorar los resultados educativos o la salud infantil.
A mediados de la década de 1990, Kremer y sus colegas demostraron la utilidad de ese enfoque, mediante experiencias de campo destinadas a establecer la eficacia de una variedad de intervenciones para mejorar los resultados escolares en el oeste rural de Kenia, en África. Poco después, Banerjee y Duflo, a menudo junto con Kremer, realizaron estudios similares sobre otras cuestiones en diversos ámbitos.
“Lo más importante es que la enseñanza no está adaptada suficientemente a las necesidades de los alumnos”.
Intentaron determinar qué intervenciones mejoran los resultados educativos al menor costo en países de bajos ingresos. En ellos, los libros de texto son escasos y los niños a menudo van a la escuela con hambre. ¿Mejorarían los resultados de los alumnos si tuvieran acceso a más libros de texto? ¿O sería más efectivo darles comidas escolares gratuitas? Kremer y sus colegas seleccionaron una gran cantidad de escuelas que requerían un importante apoyo y las distribuyeron al azar en diferentes grupos. A todas estas escuelas se les suministraron recursos adicionales, bajo diferentes formas y en diversas ocasiones. Un grupo recibió más libros de texto, mientras que en otro la comida fue gratuita. Debido a que el azar determinó qué correspondió a cada escuela, no hubo diferencia entre los grupos al comienzo del experimento. Por lo tanto, los investigadores pudieron vincular de manera confiable las variaciones posteriores en los resultados del aprendizaje con las diversas formas de apoyo.
Los experimentos mostraron que más libros de texto o comidas escolares gratuitas no tuvieron efecto en los resultados del aprendizaje. Experimentos de campo posteriores confirmaron que el problema principal en muchos países de bajos ingresos no es la falta de recursos. Lo más importante es que la enseñanza no está suficientemente adaptada a las necesidades de los alumnos. Estos investigadores estudiaron programas de tutoría correctiva para alumnos en dos ciudades indias, Mumbai y Vadodara, proporcionando a las escuelas nuevos asistentes en las aulas para apoyar a los niños con necesidades especiales. El estudio mostró claramente que la ayuda dirigida a los alumnos más rezagados era una medida muy efectiva a corto y mediano plazo. Como resultado de esos estudios, más de 50 millones de niños indios y africanos se han beneficiado de planes de enseñanza que contemplan el nivel de quienes aprenden.
Debido al trabajo de los premiados, experimentos de campo como los descriptos son hoy el método estándar usado por los economistas del desarrollo para investigar los efectos de las medidas destinadas a aliviar la pobreza.