Un equipo de científicos del CONICET realizó un estudio proteómico sobre muestras de pacientes con MASLD (esteatosis hepática asociada a disfunción metabólica, por sus siglas en inglés). Los análisis proteómicos, al proveer un panorama completo de las proteínas que se expresan en un determinado momento, ya sea en la sangre o en un tejido dado, permiten establecer patrones moleculares específicos que se encuentren asociados a condiciones como el cáncer, enfermedades cardiovasculares, trastornos neurológicos u otras patologías. Los resultados obtenidos fueron publicados en la revista Hepatology.
“El uso de la proteómica para detectar biomarcadores de enfermedades es valioso porque permite un diagnóstico más temprano y preciso, facilitando el tratamiento adecuado y el monitoreo de la progresión de la patología. Además, los biomarcadores proteicos pueden ayudar a predecir cómo responderá un paciente a un tratamiento, lo que mejora la medicina personalizada”, señala Silvia Sookoian, investigadora del CONICET en el Centro de Investigación Traslacional en Salud (CENITRES) y la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Maimónides y una de las directoras de la investigación, junto a Carlos José Pirola, investigador del Consejo en el mismo instituto.
El estudio incluyó, en diferentes etapas de la investigación, datos proteómicos de 60.042 individuos. Mientras en una primera etapa se analizaron muestras de pacientes de Argentina, en una segunda fase los análisis se hicieron extensivos hacia muestras de pacientes de otros países, a través del acceso a bases de datos de miles de sujetos.
“Nosotros trabajamos con un panel de proteínas que por su mecanismo de acción están potencialmente ligadas a daño multiorgánico, y descubrimos centralmente que una de ellas, ADGRG1 (GPR56), está sobre expresada en pacientes con MASLD con riesgo complicaciones extra-hepáticas. Este hallazgo es importante porque permite la estratificación de los pacientes en subtipos moleculares MASLD según el riesgo de que la enfermedad se extienda más allá del hígado”, afirma Sookoian.
De esta forma, ADGRG1 se validó como un indicador indirecto de daño orgánico, ya que se lo pudo asociar con un mayor riesgo de enfermedad hepática terminal, riesgo moderado, pero clínicamente significativo de muerte, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y cardiopatía isquémica.
QUÉ ES LA MASLD
La esteatosis hepática asociada a disfunción metabólica (MASLD), anteriormente conocida como enfermedad del hígado graso, es la causa más común de patología hepática crónica a nivel global y se estima que afecta a cerca del 30 por ciento de la población mundial adulta.
Aunque durante sus etapas iniciales puede progresar de manera asintomática, si no se la descubre a tiempo y se la trata adecuadamente, puede provocar complicaciones graves como cirrosis, cáncer de hígado e insuficiencia hepática. Actualmente, la prevalencia de MASLD está aumentando a nivel mundial debido a factores como el incremento de las tasas de obesidad, la mala alimentación, la inactividad física y la diabetes.
Aunque la afección de MASLD comienza en el hígado, puede desembocar en complicaciones extra-hepáticas y avanzar sobre otros órganos y sistemas del cuerpo. Así, las personas con MASLD tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades oncológicas, cardiovasculares renales y metabólicas, incluida la diabetes tipo 2. Se ha observado, además, que los pacientes que padecen esta enfermedad tienen también mayor riesgo de desarrollar apnea del sueño y otras enfermedades respiratorias, debido a su relación con la obesidad y la inflamación crónica.
Para los especialistas, estas complicaciones extra-hepáticas resaltan la importancia y necesidad de un diagnóstico temprano y un manejo integral de MASLD, que no solo se enfoque en el hígado, sino que también aborde los problemas metabólicos y cardiovasculares asociados. Sin embargo, aún no se conocen bien las causas de la afectación de múltiples órganos en los pacientes con MASLD, lo que hace muy difícil su identificación precoz y su prevención. Así mismo, tampoco se ha podido establecer si todos los pacientes con esta enfermedad van a evolucionar con manifestaciones en otros órganos o si existe un subgrupo con mayor susceptibilidad al daño de múltiples órganos.