Un estudio de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) revela importantes hallazgos sobre la genética de la obesidad en perros y su relación con la enfermedad humana. La investigación, publicada en la revista Science, y reproducida por el portal SINC, se centra en labradores retriever británicos e identifica múltiples genes asociados con la patología canina que también están vinculados a la que se da en humanos.
Según el estudio, el gen DENND1B es el más fuertemente asociado con la obesidad en los labradores. Los investigadores descubrieron que este, también presente en humanos, está relacionado con la patología en personas. Además, afecta directamente una vía cerebral, responsable de regular el equilibrio energético en el cuerpo, conocida como la vía de la leptina melanocortina.
Alyce McClellan, autora principal del trabajo, explica que, aunque estos genes no son objetivos inmediatos para medicamentos para perder peso debido a su participación en otros procesos biológicos clave, los resultados enfatizan la importancia de las vías cerebrales fundamentales en el control del apetito y el peso corporal.
Los investigadores también han observado que los perros con alto riesgo genético de obesidad muestran mayor interés en la comida. Natalie Wallis, otra autora principal, señala que midieron cuánto molestaban los perros a sus dueños por comida y si eran quisquillosos con la alimentación.
Así, los perros con alto riesgo genético de obesidad mostraron signos de tener mayor apetito, similar a lo observado en personas con el mismo alto riesgo de la enfermedad. De hecho, los dueños que controlaban estrictamente la dieta y el ejercicio de sus canes lograban prevenir esta condición incluso en aquellos con gran peligro, aunque requería mucha más atención y esfuerzo.
De manera similar, las personas con alto riesgo genético de desarrollar obesidad no necesariamente se volverán obesas si siguen una dieta estricta y un régimen de ejercicios, pero son más propensas a ganar peso.