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La otra Santa Catalina

Fotos: Patricia Molaioli

Hace 402 aรฑos, en lo que hoy es el paraje rural cordobรฉs Santa Catalina, del departamento Totoral, los jesuitas levantaron la tercera de las estancias de la Compaรฑรญa de Jesรบs en la provincia de Cรณrdoba. 

Es una de las joyas arquitectรณnicas del paรญs, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco (2000), y estรก conformada por la iglesia, los claustros, las galerรญas, los patios, los talleres, el tajamar y las rancherรญas. 

Oscar Lescano y Graciela Gonzรกlez trabajaron durante muchos aรฑos para las familias herederas. ร‰l, haciendo changas; ella como cocinera.
Tomรกs Cรณrdoba es uno de los nueve hijos de Mirta Londero, que vive hace 40 aรฑos a pocas cuadras de la estancia.

Tras la expulsiรณn de la orden en 1767, la propiedad se rematรณ y la comprรณ Francisco Antonio Dรญaz. Nunca cambiรณ de dueรฑo y hoy son mรกs de 140 los herederos de casi medio centenar de familias de un frondoso รกrbol genealรณgico.

Alrededor de aquella gran historia surgiรณ el pueblo, habitado en la actualidad por unas 150 personas, con un vรญnculo profundo con la estancia. 

Gran parte de sus pobladores nacieron y se criaron en el lugar, y varias generaciones son y han sido trabajadoras en la estancia. Son la otra historia de Santa Catalina.

Marรญa del Carmen Cabrera, conocida como Mariรญta (72), es la propietaria del bar que funciona en los antiguos obradores de la estancia. Cuenta que casi todas las mujeres de su familia, desde su tatarabuela hasta ella, cocinaron para los herederos. โ€œSanta Catalina es todo; es mi vidaโ€, asegura. Mariรญta tambiรฉn es sacristana de la iglesia. โ€œEntrรกs y hay una paz terrible. Cuando voy a cambiar flores, estoy sola ahรญ adentro; eso no se paga con nadaโ€, afirma.

Con su traje de gala, Manuel Felipe Castro posa junto a su abuela Manuela, su hermano Jesรบs Agustรญn y su mamรก, Jimena. Manu ama el folklore y el zapateo.
La foto de todos. En Santa Catalina la vida transcurre tranquila. En el bar tradicional levantado en el antiguo obrador de la estancia, la gente se reรบne a conversar.

Oscar Lescano (84) y Graciela Gonzรกlez (78) vivieron casi toda la vida en Santa Catalina. ร‰l naciรณ allรญ y ella estรก ahรญ desde que se casรณ con Oscar. Explican que es un pueblo sencillo y tranquilo al que le faltan algunos servicios. Oscar era peรณn de campo y en la estancia limpiaba estanques y arreglaba alambrados. Igual que su padre. 

Graciela era cocinera de los herederos. Lo disfrutaba. Hoy, su hija Andrea ayuda con la limpieza de los claustros. โ€œCuando empecรฉ a trabajar con ellos, me prestaron la vivienda. A Dios gracias que todavรญa estoy en esta casaโ€, dice, en el patio que alguna vez fue una pista de baile. 

Como siempre sucede, la historia continรบa y se transforma: en Santa Catalina, los turistas se asombran con los relatos del pasado mientras la gente del paraje teje las del presente. 

PATRICIA MOLAIOLI

Arquitecta y urbanista formada en la Universidad Nacional de Cรณrdoba (U.N.C.). Lighting designer. Especialista en fotografรญa arquitectรณnica. Colaboradora
freelance en diversos medios de comunicaciรณn. Expuso sus fotografรญas en el Museo Palacio Dionisi (Cรณrdoba) en el aรฑo 2021. Autora del libro Signos yuxtapuestos.

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