Está comprobado que el clima influye en la percepción de los vinos, además de su calidad, estilo y características. Esto no implica modificar gustos, pero puede alterar costumbres. Así, en primavera sobresalen los vinos livianos y frugales, al tiempo que los espacios al aire libre se colorean y llenan de personas dispuestas a disfrutar nuevamente el sol. En esta época, los más atractivos suelen ser los blancos y rosados del año, recién llegados. Bien apoyados en sus aromas primarios y en su frescura vibrante. Pero no son los únicos, porque también sobresalen los naranjos como una opción refrescante. Estos pueden no ser del año, aunque por su elaboración suelen sentirse siempre tan vivaces como cuando llegan al mercado. Se pusieron de moda gracias a los productores de vinos naturales, con Austria como principal referente. Y es porque a estos vinos no hace falta agregarles nada para que sobrevivan por mucho tiempo. Se parte de viñedos orgánicos, y se cosechan las uvas muy temprano. Esto origina vinos bajos en alcohol (hasta 12 grados), pero con una marcada acidez (alrededor de 10 g/l). Son vinos blancos que se elaboran como tintos, macerando los hollejos con el mosto. Y es de ahí que obtienen firmeza sus texturas. También, un aspecto más profundo y sabores intensos. ¿Cómo son? Su aspecto suele ser nublado porque no se filtran, de paladar tensos y refrescantes, con aromas y sabores expresivos, y una estructura que puede acompañar platos consistentes. Pero lo ideal es tomarlos como aperitivo.
MINIGUÍA DE VINOS
Casa Petrini Rosé 2019
Casa Petrini, Tupungato, Valle de Uco $450
Puntos: 89,5
Se trata de la primera cosecha de este rosado, una combinación a base de Malbec (70%) y Tannat (30%), que viene en atractiva botella transparente y que deja apreciar muy bien su aspecto rosado, tenue y brillante. Tiene carácter y una buena acidez, algo aguda, pero con las notas de frutas rojas que lo equilibran. Es franco y profundo, y va muy bien para la mesa.
Casa Boher Sauvignon Blanc 2019.
Rosell Boher, Los Árboles, Valle de Uco $590.
Puntos: 89
De estilo bien definido, sus aromas son equilibrados y remiten a frutas blancas con leves dejos herbales. De buen volumen y trago muy fresco, de paso casi untuoso que le da más cuerpo y un final matizado por las notas de roble, ya que reposa tres meses en barricas. Sin dudas, es un blanco ideal para la mesa, o incluso para disfrutar con una tabla de quesos.
Colonia Las Liebres Reserva Cabernet Franc 2019.
Altos Las Hormigas, Luján de Cuyo, Mendoza $670.
Puntos: 89
Después de marcar tendencia con el Bonarda en la Argentina desde 2003, y de haber sumado un Malbec, la bodega incorpora este flamante Cabernet Franc, ciento por ciento orgánico y sin paso por madera. Es un vino ágil, de aromas amables y paladar vibrante, con un carácter especiado seco. Franco y con texturas incipientes, de trago fácil y agradable. Beber entre 2020 y 2021.
TIPS
Las etiquetas de los vinos se han vuelto muy completas, porque el consumidor está cada vez más exigente, y la información es clave para captar su atención. Claro que esto aplica más a los vinos con serias pretensiones. Entre tantas nuevas palabras que ostentan las botellas, hay una que se repite con frecuencia: “cofermentación”. Esta metodología es ancestral, porque antes no se distinguía en el viñedo entre una variedad y otra, sino que se cosechaban y elaboraban todas juntas. Pero la ampelografía, primero, y la viticultura de precisión después dieron paso a vinificaciones más puras. Sin embargo, ya sea por la naturaleza del viñedo o del vino buscado, cofermentar dos o más variedades a la vez se está usando cada vez más. Puede ser para respetar el carácter del lugar o bien por encontrar que, fermentando juntas, se logra un vino diferente a un blend, que combina uvas una vez vinificadas.