El destino (y la naturaleza) le jugó una buena pasada a la Argentina, porque le brindó una uva tinta que casi nadie tiene. Además, creció de su mano y posicionó al país en el mundo ya no solo como gran productor de vinos, sino como gran productor de muy buenos vinos. Claro que las personas siempre tuvieron un rol fundamental: primero los inmigrantes y luego las nuevas generaciones que, en muchos casos, mejoraron lo hecho. Y entre todos forjaron un gran presente.
Pero, en realidad, si no fuese por ese cepaje, no habría futuro promisorio. El Malbec nos abrió las puertas de los principales mercados de consumo y le permite (como ningún otro) al vino nacional codearse con los mejores exponentes internacionales. Su versatilidad y su capacidad de adaptación permitieron descubrir nuevos terruños, con una diversidad de estilos como pocas uvas pueden ofrecer.
Más allá de Francia con varios vinos, de Italia con el Sangiovese, de España con el Tempranillo y de Alemania con el Riesling, no se asocia a un país con una uva. Quizás en su momento se relacionó a Australia con el Syrah (o Shiraz), pero ya sin tanta fuerza. Hoy, Malbec es sinónimo de Argentina por más que la variedad sea francesa, y esa es una gran ventaja competitiva. Además de su destacada y reconocida relación calidad-precio; donde entra el Malbec, se queda. Porque es un vino expresivo, amable y fresco, con cuerpo para acompañar un sinfín de comidas, pero siempre con texturas dóciles. El 17 de abril se celebra el Día del Malbec en todo el mundo. Salud.
TIPS
El Cabernet Sauvignon prepara su regreso triunfal. Supo ser protagonista de los mejores vinos argentinos del siglo XX, porque todos imitaban a los afamados vinos de Burdeos (Francia). Pero ninguno logró trascender las fronteras. Luego llegó el Malbec, y el rey de los cepajes tintos quedó opacado; nunca olvidado, pero sí relegado. Ahora llegó su turno. Los hacedores ya saben mucho de terruños, suelos y climas gracias al Malbec. También de métodos de vinificación y crianza para lograr estilos deseados. En 2020 varias bodegas apostarán por el Cabernet Sauvignon, porque si bien el Malbec debe seguir siendo el cepaje estrella nacional, hay una gran oportunidad en el mundo a manos del Cabernet. Sobre todo, con el diferencial que ofrecen las regiones argentinas, en su mayoría en climas desérticos, otorgando a los vinos un carácter propio, con sus texturas típicas, pero un paso por boca más amable.
MINIGUÍA DE VINOS
New Age
Sweet White
2019
Bodegas Bianchi
San Rafael, Mendoza
$170
87,5 puntos
Esta línea estrena nombre y etiquetas (anteriormente Barrel Selected). Este Malbec se elabora con uvas de distintas parcelas seleccionadas dentro del valle de altura (1400 msnm). Sus aromas son intensos y bien frutales, de paladar franco y refrescante, con texturas finas y sabores característicos. Un tinto sanjuanino que respeta su origen, mirando al futuro.
La Mitad +1
Malbec
2018
Durigutti Family Winemakers
Mendoza
$550
88,5 puntos
Dos pasiones argentinas unidas en la misma botella. Los hermanos Durigutti crearon un tradicional Malbec mendocino, joven y expresivo, de carácter frutal con dejos especiados. Paladar fresco y fluido, con cierto agarre. La intención fue representar a la gente, la unión y la fuerza. Es ideal para acompañar pastas y carnes asadas; antes del partido de los domingos.
Cadus Signature Series
Pinot Noir
2018
Cadus Wines Los Árboles
Valle de Uco
$1270
90,5 puntos
Es una novedad en esta línea en la cual Santiago Mayorga (enólogo) explora nuevos terruños y técnicas a partir de variedades especiales. Se trata de un Pinot Noir muy bien apoyado en la fruta roja y vivaz, con algo de texturas de escobajo (10 por ciento) y un buen carácter. Es mordiente y de trago agradable, en un estilo Borgoña joven. Mejor servir refrescado.