or segundo año consecutivo, la venta de vinos en lata creció más que en otros formatos en los Estados Unidos –principal destino de vinos argentinos–, convirtiéndose en una de las tendencias del año. La lata tiene muchos atributos, es inerte y por ende el vino se mantiene al vacío y sin tomar ningún sabor del aluminio, al menos durante el tiempo recomendado de consumo. Es práctico para llevar y guardar, y no es necesario usar el sacacorchos. No obstante, no es tan fácil envasar el vino en lata. Actualmente hay bodegas locales que fraccionan directamente en los Estados Unidos, a donde lo exportan a granel. Pero hasta que la tecnología se instale en el país, será muy difícil ver vinos en lata en el mercado doméstico, porque el costo de exportarlo, fraccionarlo e importarlo obligaría a venderlo hoy a un precio de $150 por lata (330 cc), cuando la botella (750 cc) del mismo vino cuesta $300 en supermercados.
Pero las tendencias tarde o temprano siempre llegan. Y, al parecer, la accesibilidad y lo
atractivo son los atributos más valorados por las nuevas generaciones, que a su vez han
multiplicado las ocasiones de consumo de vino, generalmente más informales que las
tradicionales, y lo disfrutan en grandes juntadas con amigos, al aire libre, en pícnics, salidas a navegar, campamentos, etc. Además, la lata y el portion pack (vino en porciones de tetra brik), con sus llamativos diseños, son innovadores e ideales para compartir una copa en pareja o darse un gusto a diario sin desperdiciar vino.
TIPS
“Apelación” es la palabra de moda en el vino argentino. Mientras en el Viejo Mundo los vinos se reconocen por su origen, en el Nuevo Mundo se diferencian por varietales. Pero en vinos, lo único distinto es el viñedo, ya que todo lo demás se puede copiar. Acá, en solo 30 años se pasó de una enología correctiva a una vitivinicultura de precisión, y de Mendoza (por ejemplo) a vinos de una parcela específica dentro de un viñedo. Está claro que el objetivo máximo de un hacedor es encontrar el mejor lugar para hacer un vino único y poder demostrarlo en las copas.
Pero el consumidor debe entenderlo para después comprárselo. Por eso, algunas bodegas
volvieron unos pasos para atrás y se enfocaron en lograr vinos con uvas de una misma región o apelación (como se las conoce en Europa), con la intención de que el consumidor entienda primero una zona, para luego avanzar con vinos de lugares más precisos.
MINIGUÍA DE VINOS
Cuesta del Madero
Roble Malbec
Bodega Cuesta del Madero
Mendoza
$130
85 puntos
Más que un clásico, este vino es una recompensa diaria por su gran relación calidad-precio. Para lograr este Malbec se combinaron uvas de diferentes zonas mendocinas (Rivadavia, Luján de Cuyo y Valle de Uco). Es un tinto de buen carácter frutal y aromas intensos, trago amable y dejos de madera (paso por roble de cuatro meses, 50 por ciento francés y 50 por ciento americano) en el final.
Pascual Toso
Estate Sauvignon Blanc
2018
Bodega Pascual Toso
Barrancas, Mendoza
$315
88 puntos
Lo más interesante es su carácter, con buena tipicidad, pero distinto de otras zonas; algo que a Felipe Stahlschmidt (enólogo) le llama la atención. Porque en Barrancas hay mucha amplitud térmica y buen drenaje. Por eso este vino es fresco y con buena fruta, de aromas y sabores cítricos, y paso contundente. Ideal para acompañar pescados al horno o a la parrilla.
Kaiken
Ultra Cabernet Sauvignon
2017
Bodega Kaiken
Vistalba, Mendoza
$576
90 puntos
Con uvas de un viñedo de más de 80 años, Rogelio Rabino (enólogo) elabora este vino que nació en 2002 y se convirtió en uno de los más buscados por conocedores. La nueva cosecha se presenta con aromas equilibrados y buena fluidez. Es fresco y bien especiado, con los taninos que marcan su paso por boca, tal como se espera del varietal, y con más vida por delante.