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LAS NUEVAS PAREJAS

Al calor de los cambios sociales, aparecen y toman fuerza nuevos modos de vincularse además de la monogamia. Las reflexiones de los especialistas.
Al calor de los cambios sociales, aparecen y toman fuerza nuevos modos de vincularse además de la monogamia. Las reflexiones de los especialistas.

Bichos raros, excepciones a la norma, artículos pintorescos para llenar páginas o minutos de aire en programas radiales o de TV, las personas que eligieron exceder los márgenes de la pareja tradicional y probar nuevas configuraciones en sus vínculos solían verse a cuentagotas y siempre desde una mirada de reojo, como algo destinado a la marginalidad, sin pregnancia ni contagio posible. La monogamia se instaló como norma y casi como destino natural de quienes desean vincularse afectiva y sexualmente más allá de la amistad y la familia.

Reconociendo que mantiene plena vigencia su reinado, algunos de los cimientos de esta estructura gigantesca parecen crujir, y su centralidad como organizadora de la sociedad es cuestionada por muchas personas. Luego de algunas olas históricas en las que esquemas por fuera de la monogamia intentaron ponerla en discusión sin llegar a expandirse, hay quienes consideran que ahora sí se generaron las condiciones de posibilidad como para que, al menos, se planteen alternativas a la organización vincular por default con la que crecimos. 

Foto: IStock.

Alejandro Chuca, licenciado en Sociología, doctor en Ciencias Sociales y quien cursó la maestría en Estudios Interdisciplinarios de la Subjetividad, escribió su tesis doctoral sobre la crisis de la monogamia, a la que define como una institución central, estructural y fundamental de la vida social moderna de Occidente: “Central porque, de todas las relaciones que una persona tiene a lo largo de su vida, la pareja es la que aparece en el centro. No importa el valor que uno le dé a su trabajo, a los amigos, a la ciudadanía, incluso a Dios. La pareja siempre es lo más importante. Incluso, a veces puede llegar a generar celos que una persona tenga una relación igual de intensa con su trabajo que con su pareja. Lo que indica que los celos no son con otros o contra otros humanos, sino que es el cuestionamiento de esa centralidad lo que puede llegar a levantar el polvo de los celos. Es estructural porque la monogamia, el emparejamiento, tiende a lo que se llama homogamia, es decir que salen personas muy similares entre sí. Ese emparejamiento arma la estructura de clases, la desigualdad que se reproduce a través de la herencia que tienen los hijos de esas parejas de dos iguales. Y es fundamental porque la construcción de las subjetividades occidentales arranca en la familia, que está atravesada por varias normatividades. Cualquier subjetividad occidental nace, crece, se forma, aprende a sentir, a tocar y a mirar en el marco de una familia armada por un matrimonio monógamo o un noviazgo monógamo”.

Esa institución organizadora y contenedora, ese sistema de control y formación de subjetividades, tuvo siempre, como todo sistema, sus vías de escape, los resquicios por los cuales la tensión contenida se cuela, en ocasiones de forma franca y aceptada, y, en otras, quebrantando reglas. “El deseo estuvo siempre. Los actos sexuales que se realizan y plantean por fuera de la pareja monógama tradicional se dan en un entorno de infidelidad. Culturalmente, empieza a hablarse de diferentes formas de vincularse, ya sea en lo afectivo, en lo emocional, en lo sexual. Cuando se plantea una vida sana, que incluye una sexualidad sana, la propuesta desde la sexología clínica es siempre lograr el consenso. Entonces, se pueden entablar relaciones sexuales con otros, basadas en el consenso y la conversación, sin recurrir a la infidelidad, que está más relacionada a la negligencia y al ocultamiento, lo cual genera situaciones de culpa, de malestar y reproches”, analiza Romina Lombardi, licenciada en Psicología y sexóloga.

“En un mundo montado por y para la pareja, cualquier otra opción de vida es un vértigo constante”. 
Brigitte Vasallo

Para Lombardi, el terreno ganado por disidencias de género y sexuales, que otorgó visibilidad y la promesa de un lugar como miembros plenos de la sociedad a individuos que se encontraban en los márgenes, allanó el camino para plantearse nuevas formas de vincularse. Habiendo otras identidades, ¿por qué habrían de relacionarse del modo que plantea la monogamia heterosexual? Y luego, si desde la heteronorma se observa que hay otros esquemas, entonces se abre un abanico de opciones.

Ahora, ¿tener relaciones sexuales por fuera de la pareja implica dejar la monogamia detrás? Según la española Brigitte Vasallo, investigadora independiente, escritora y autora de El desafío poliamoroso. Por una nueva política de los afectos, no es condición suficiente: “Las y los amantes, las infidelidades, los adulterios y toda la variable de denominaciones de lo mismo forman parte de eso que llamamos monogamia. No son otra cosa, no están fuera del sistema, sino que son la excepción que delimita qué está bien y qué está mal, qué es legítimo y qué no, qué es normal y qué es anormal, escandaloso, vergonzoso. Lo que define la monogamia no es la exclusividad, sino la importancia de la pareja frente a los amantes u otros amores”. Se refiere, además, a un “pensamiento monógamo”, que se derrama en cómo las personas se vinculan en general, desde la adscripción a un equipo de fútbol hasta la manera de posicionarse políticamente.

Foto: IStock.

Chuca, en cambio, incluye a quienes se relacionan en parejas abiertas y, por lo tanto, cuestionan y problematizan la mononormatividad, ya que esas experiencias por fuera de la monogamia tradicional suelen acarrear una exigencia sentimental, cognitiva y psíquica muy grande. Se trata, en definitiva, más que de sexo, de poner en jaque el modo en que se concibe a la pareja, a lo que se entiende por amor y, por añadidura, a la propia identidad. Para quienes la monogamia tradicional fue cobijo durante un par de décadas, tirar abajo algunas paredes de ese edificio sin haber terminado de construir una estructura nueva implica pasar un tiempo a la intemperie. Es un proceso que puede ser doloroso, pero necesario si lo que se busca es salir de algo que se vive como opresivo. “En un mundo montado por y para la pareja, cualquier otra opción de vida es un vértigo constante”, sostiene Vasallo.

Belén Tello tiene 35 años y mayormente se relacionó de forma abierta con sus parejas, incluyendo al padre de su hijo. Aunque se siente con la idea de “no estar reprimiendo sentires ni sensaciones para permitir la escucha del cuerpo y de las ganas de estar con alguien”, también se plantea preguntas sobre el origen de esos deseos: “A veces me cuestiono si no es algo vinculado a la forma en la que consumimos en el mundo. Uno no se quiere perder de nada y puede terminar relacionándose con gente, acumulando citas y encuentros sexuales, como si fueran pares de zapatos. No es la forma en que siento que me vincule, pero es un cuestionamiento que a veces me surge”.

Juan Pablo D’Orto, cofundador de Relaciones Abiertas (espacio dedicado a la investigación y divulgación de las no monogamias) y coautor junto a Cecilia Figlioli del libro La revolución sexoafectiva. Amor, relaciones y modelos afectivos a lo largo de la historia, responde a esa inquietud: “Manipulados por el contexto estuvimos siempre, y este momento no es la excepción. La monogamia acotaba posibilidades, y era parte de un entramado mayor, pero también otorgaba seguridades. Hoy, con más libertades, también tenemos más estímulos y ansiedades. Hoy puedo tener más de una relación, puedo ordenar patrimonial y jurídicamente los hijos de varias relaciones legítimas e ilegítimas, tener una aplicación donde consigo hombres y una aplicación donde consigo mujeres. Pero, mientras consumo, me consumen a mí las corporaciones, porque yo no puedo dejar de contestar los mensajes. Cada época tiene libertades y retrocesos”.

 

BREVE GLOSARIO *

  • Relación abierta: No tiene como base la exclusividad sexual ni afectiva. En algunos casos se intenta limitar, mediante consensos y reglas, la apertura afectiva, mientras que lo que se abre es el plano sexual. Hay quienes la consideran por fuera de la monogamia y quienes sostienen que se trata de una monogamia múltiple.
  • Poliamor: Relaciones sexoafectivas en simultáneo, sin jerarquías. Pueden ser abiertas o cerradas (por ejemplo, ser entre tres personas y no agregar más vínculos).
  • Anarquismo relacional: Sostiene que ningún tipo de relación debería prevalecer sobre otra ni debería ajustarse a conceptos preexistentes.
  • Poligamia: Como la monogamia, es una institución, ordenador social y sistema de creencias y valores. La exclusividad sexual y afectiva la detenta una sola de las partes. La más común es la poliginia, donde un hombre tiene varias parejas mujeres.

*Tomado de Relaciones Abiertas

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