back to top

Tierra del Fuego: Una belleza abrumadora

La provincia más austral de la Argentina se ofrece todo el año como una alternativa extraordinaria para el turismo, con sus paisajes increíbles y su naturaleza desbordante. Ushuaia, Río Grande, Tolhuin, las múltiples islas y la puerta que se abre a la Antártida. El fin del mundo resulta conmovedor e inigualable.

El estrecho de Magallanes y el fuego. El silencio salvaje y el mar. Una calma conmovedora y el viento que lo arrasa todo. El verde rabioso de la naturaleza, el blanco enceguecedor de la nieve, las formas indescifrables y multicolores de los extremos finales de los macizos cordilleranos. El intrincado misterio de la distancia, del sur profundo, de una isla que comparten Argentina y Chile, con un límite que parece dibujado con un hachazo. 

Ushuaia, la capital; Río Grande, la ciudad más poblada; la moderna Tolhuin, que significa “corazón”; y, en semejante lejanía, los tan próximos mil kilómetros que la separan de la península Antártica. Cómo obviar el inigualable canal de Beagle, que atrapa toda la historia, los conflictos, que une con su fiereza a los océanos Atlántico y Pacífico, y que a la vez cobija una fauna increíble y única, junto a insuperables tesoros subacuáticos. La isla Grande y la de los Estados. La Navarino, las Malvinas y sus vecinas del Atlántico sur. 

El faro Les Éclaireurs y el del Fin del Mundo. El extremo sur de la interminable mítica ruta 40, una región que supera la imaginación, la prolongada sucesión de parajes, los rincones, los firmamentos, los paisajes más asombrosos y encantadores. Una particular geografía, con predominio de montañas, valles y lagos.

Y los incomparables sabores fueguinos. La noche más larga en invierno, el día con más horas en verano. Una tierra de infinitas leyendas y de una belleza natural que estremece. El fin del mundo.

Todo eso y muchísimo más en tan solo una de las 23 provincias argentinas, la más austral, Tierra del Fuego.

Para reconocerla a fondo se puede empezar por visitar Río Grande, una ciudad ubicada al noreste, a solo 83 kilómetros del paso fronterizo San Sebastián. Tiene la fama de que en sus surcos de agua se pueden pescar inigualables ejemplares –por tamaño y por calidad– de trucha marrón, trucha arcoíris y salmones. Además, se impone allí una visita a la Misión Salesiana Nuestra Señora de la Candelaria, cuya fundación se remonta a 1893 y que refleja la génesis del lugar, sus antecedentes europeos que entran en contacto con los de los originarios de la etnia selknam. La Estancia María Behety es otro sitio muy particular, a 15 kilómetros de la ciudad, que fundó en 1897 don José Menéndez, el “Rey de la Patagonia”. Fue un emprendimiento ganadero que con el tiempo se convirtió en un pueblo en miniatura, en medio de la estepa, con 40 kilómetros de costa sobre el río. Unos 80 kilómetros al norte, por la RN 3, ya en la Reserva Costa Atlántica, se encuentra la bahía San Sebastián, una de las mayores concentraciones de aves del neotrópico: la becasa de mar y el playero rojizo son las más destacadas. 

El siguiente paso necesario es Tolhuin a un centenar de kilómetros de Ushuaia y otro tanto de Río Grande. Y a la misma distancia de Chile, hacia donde desemboca el lago Fagnano, en cuya cabecera se asienta esta ciudad que tiene en sus alrededores las reservas provinciales Corazón de la Isla, Laguna Negra y Río Valdez. Al recorrer sus calles sinuosas se percibe la arquitectura típica realizada en madera de lenga. Distintos espacios verdes son característicos: la Plaza Cívica y la Plazoleta Héroes de Malvinas. Claro que los conocedores de la región aseguran que son inigualables las caminatas y cabalgatas que pueden encararse en un entorno de bosques, lagunas, cerros y ríos, todos de una excepcional belleza. 

El siguiente paso será, entonces, la ciudad más austral… 

La Isla de los Lobos. Las excursiones en barco son propicias para aproximarse, con una condición: hacerlo con respeto, en silencio y admirando la fauna y la naturaleza.
Isla del faro Les Éclaireurs (no confundir con el del Fin del Mundo).
Excursiones en trineos impulsados por perros.
La preciosa vista de Ushuaia a la vera del canal Beagle. Al fondo, el imponente Monte Martial: cada 12 de octubre bajan por sus senderos cientos de esquiadores con antorchas. Una experiencia extraordinaria.

EL SUR TAMBIÉN EXISTE

Parece colgada del último tramo de la cordillera de los Andes, surcada por la latitud 54° sur. Ushuaia se encuentra a 4987 kilómetros de La Quiaca: los extremos de un país, unidos por la RN 40. 

La baña el estrecho canal Beagle, que en voz nativa recibe el nombre de Onashaga, y en lengua yámana significa “bahía mirando al poniente”. Se la suele reconocer desde el aire, toda vez que su Aeropuerto Internacional Malvinas Argentinas está pegado a la bahía. De sus orígenes como puesto militar y carcelario devino en un centro turístico de jerarquía internacional. Cada 12 de octubre celebran que en 1884 se creara la Subprefectura Naval de Ushuaia, en una zona que habitaban 300 misioneros anglicanos de la South American Missionary Society: todos los años, una marcha de antorchas baja por el monte Martial, como mirando hacia los picos, que como los dedos de una mano le dan el nombre al majestuoso monte Cinco Hermanos. En el vértice del triángulo, en la boca del canal, el faro Les Éclaireurs, construido en 1920 con una altura de 11 metros, se erige en un islote, entre piedras y brillosos lobos marinos. Muy cerca sobrevuelan cormoranes, petreles, gaviotas australes, gaviotines y skúas, entre las islas de los Pájaros y la de los Lobos, y los restos del crucero Monte Cervantes, hundido en la zona en 1930. Al este, hacia la isla Martillo, muy cerca de la Estancia Harberton, el espectáculo lo dan las colonias de pingüinos magallánicos. Los cruces a Puerto Williams representan un modo diferente de admirar el canal.

Es indispensable, de igual modo, realizar un circuito por el Parque Nacional Tierra del Fuego, el único del país situado entre las montañas y el mar. Uno de sus vértices se acuesta en la costa suroeste del Beagle, a 12 kilómetros de la ciudad. Se trata de una reserva austral de especies autóctonas (zorro colorado) y aves (pato vapor austral, cauquén marino, albatros ceja negra, caranca, zorzal patagónico y carpintero gigante) que habitan un tupido bosque de canelos, guindos, ñires y lengas: es infinita la gama de tonos que surgen cada otoño. Contiene al lago Roca: por su margen derecha se arriba al Hito 24, que marca el límite territorial con Chile. La bahía Lapataia resume todos los atributos paisajistas de una región espectacular para practicar senderismo o trekking, así como canotaje. El mirador Cabo San Pablo, el sendero Glaciar Vinciguerra, el del Filo o el de la Nuca, el cerro Guanaco, la cascada Beban, los de las lagunas Esmeralda, Fiel o del submarino, o el de punta Popper son solo algunos sitios que contienen muchísimos senderos, a cual más maravilloso, todos con paisajes deslumbrantes. Otro lugar muy particular es Puerto Almanza, un pequeño poblado de pescadores ubicado sobre la costa este del canal. 

La noche más larga en invierno, el día con más horas en verano. Una tierra de infinitas leyendas.

Claro que Ushuaia es la Capital Nacional del Esquí de Fondo, por lo que el más tradicional de los atractivos turísticos lo representan sus afamados centros, con sus pistas naturales generadas sobre turberas. Por ejemplo, el complejo Villa Las Cotorras, la Escuela de Esquí Ushuaia, el Haruwen, el Nunatak, el Llanos del Castor, el Tierra Mayor y el Valle Hermoso. Todos de primerísimo nivel. Aunque el más afamado, el más austral del planeta, el mejor equipado técnicamente de Sudamérica, el de altísima calidad de su nieve dada la orientación de la ladera sur de la montaña es Cerro Castor. Ubicado en el paralelo 54, a 26 kilómetros de la ciudad por la RN 3, es un inmejorable centro para esquí, snowboard, esquíes de fondo, ski fox, snowblade y raquetas. En uno o en otro punto se pueden desarrollar otras muy particulares actividades como caminatas con raquetas sobre la nieve profunda, o circuitos en motos de nieve, ATV o cuatriciclos. Pero nada más excéntrico que los paseos en trineos tirados por perros, travesías que se realizan por los turbales y bosques.

La ciudad en sí es muy particular y ofrece sitios históricos de gran atractivo turístico. En el Museo del Fin del Mundo se recorre la historia local y la provincial: la vida de sus pueblos originarios, las primeras expediciones europeas y diversos restos arqueológicos. Otros centros de exposiciones históricos son el Museo de la Ciudad, el Casa Beban (en la vivienda originaria de don Fortunato Beban), el Museo Yámana (dedicado íntegramente a la vida de los aborígenes nativos) y la Galería Temática Historia Fueguina. 

Pero, sin dudas, el sitio más emblemático es la estremecedora Cárcel del Fin del Mundo, por la que desde principios del siglo XX pasaron presos políticos y los delincuentes más peligrosos, como el tristemente célebre “Petiso Orejudo”. Eran enviados allí por sus condiciones extremas e inhumanas de aislamiento. En 1942 había 540 presidiarios cuando el propio director, Roberto Pettinato (padre), le solicitó al presidente Juan Domingo Perón que la cerrara. Así fue. Con el tiempo, sus cinco pabellones fueron convertidos en un museo, muy visitado, al encontrarse tan cerca del centro de la ciudad. En uno de sus brazos funciona el Museo de Arte Marino. Hay teatralizaciones con vestimentas similares a las de los propios presidiarios. La visita se puede combinar con el recorrido del tren que trasladaba a los presos, también especialmente acondicionado y remozado, que permite observar la inclemencia del terreno y las condiciones infrahumanas en que desarrollaban esos menesteres. La estación se encuentra remodelada y en las afueras de la ciudad. 

Solo cinco ciudades son reconocidas como “puertas de acceso” a la Antártida, y es Ushuaia la que cuenta con la infraestructura indicada para recibir a grandes cruceros y buques de expedición, por lo que se la considera la “Capital Internacional del Turismo Antártico”. Entre noviembre y abril, la temporada en que se puede incursionar en el continente blanco, miles de turistas llegan para dar ese salto al asombro infinito. 

Desde los más recónditos rincones del planeta arriban los aventureros que se animan a deslizarse por el pasaje Drake, atravesar sus aguas inquietas, deleitarse con la compañía del pingüino emperador y zambullirse en la máxima aventura de reconocer esos hielos profundos. Y para completar la experiencia de modo ideal se recomienda probar la comida regional de montaña y no privarse de degustar las infinitas versiones de cervezas artesanales de sabores incomparables. 

Dicen, también, que en el fin del mundo se inician las sensaciones más placenteras. 

DATOS  ÚTILES

CÓMO LLEGAR

En auto: Distancia entre Ushuaia-Buenos Aires: 3065 km. Se puede ingresar en auto por la RN 3: nace en la CABA, corre paralela a la costa atlántica y finaliza en la bahía Lapataia. Para llegar se debe cruzar en ferry el estrecho de Magallanes y transitar por Chile. En avión: Es la forma más utilizada. El Aeropuerto Internacional Malvinas Argentinas, de Ushuaia, se encuentra a 5 kilómetros del centro. En barco: Al puerto, ubica do en la bahía, en la zona norte del canal, arriban buques de transporte navales, barcos comerciales, turísticos y científicos, como así cruceros y otras embarcaciones que visitan la ciudad.

Se suele llegar a Ushuaia para luego ir a la Antártida o a las islas Malvinas, entre otros destinos. También es un clásico el circuito que incluye a Ushuaia y El Calafate, en la provincia de Santa Cruz.

CENTOLLAS Y MUCHO MÁS

De primerísimo nivel es la oferta gastronómica. Los productos típicos de la zona son la centolla, mariscos, la merluza negra, el cordero fueguino, la cerveza artesanal, los deliciosos chocolates o los tés, dulces y helados con sabores de los frutos del bosque. Una de las claves es transitar la principal avenida de la ciudad, la San Martín, y elegir uno de los muchos locales gastronómicos que ofrecen sus delicias.

EL PASADO CERCANO

En el poblado de Puerto Williams, el turista se puede enfrentar a la Ushuaia de mitad del siglo XX. Claro que para tener esa diferente perspectiva de Tierra del Fuego se debe transitar por las muy atractivas islas chilenas que contienen esas pequeñas poblaciones. 

FRÍO Y HÚMEDO

Según la época del año, tiene características de clima frío y húmedo, con una amplitud térmica anual baja (7,5 °C), con una media anual de 5,6 °C. Las precipitaciones son uniformes y de baja intensidad durante todas las estaciones (200 días al año).

LOS CAUQUENES

Con una gama muy alta de alojamiento, Ushuaia está preparada especialmente para brindar el confort que requieren los turistas. Por ejemplo, Los Cauquenes Resort + Spa, ubicado a orillas del canal Beagle, ofrece diferentes alternativas para “vivir una experiencia única: turismo activo y de aventura, gastronomía, tratamientos de spa y bienestar, piscina in-out y un entorno natural inigualable”. Es uno de los lugares imperdibles, un hotel que cuenta con las mayores comodidades, instalado en un predio rodeado de un bosque de ñires, lengas, guindos y hayas. Se trata de una construcción elegante, amplia, con habitaciones comodísimas y la más completa gama de servicios: por ejemplo, cocina gourmet europea y platos patagónicos en un restaurante con vista al Beagle, o un wine bar informal y confortable donde se “puede degustar más de 90 selectas etiquetas maridadas con pequeños platos gourmet”.

NOTAS DESTACADAS:

Huacalera: Un pueblo de cuento

Atravesada por el Trópico de Capricornio, es una localidad que tiene todos los atributos extraordinarios de la Quebrada de Humahuaca. Belleza, confort, gastronomía e historia para completar un recorrido inolvidable.

Praia do Forte: Un balneario de ensueño en el norte de Brasil

A pocos kilómetros de Salvador de Bahía, entre gigantes tortugas marinas, vegetación increíble, fauna exótica y emprendimientos hoteleros sustentables se encuentra Praia do Forte. Historia, magia y confort bañados por la espectacularidad imponente de las playas oceánicas.