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FELIPE PIGNA: “HAY QUE CONTAR TODO, LO QUE TE GUSTA Y LO QUE NO”

El historiador lanza este mes su primera novela, que tiene a Manuel Belgrano y Bernardino Rivadavia como protagonistas. Además de contar sobre su debut literario, habla sobre el pasado y el presente del país.
El historiador lanza este mes su primera novela, que tiene a Manuel Belgrano y Bernardino Rivadavia como protagonistas. Además de contar sobre su debut literario, habla sobre el pasado y el presente del país.

Cuando Felipe Pigna narra la historia argentina, es inevitable subirse a la máquina del tiempo y viajar con él al pasado. Su manera de contar los acontecimientos históricos es simple y directa, siempre con un plus de detalles, sin guardarse nada. De algún modo, invita a no perder la curiosidad, a la que describe como un don maravilloso: “Es la base de la sabiduría, de preguntar con humildad, de querer saber”. Él es curioso y anda por el mundo convencido de que se aprende todo el tiempo. “Lo lindo es tener la mente abierta”, le dice a Convivimos

Así, buscando entre libros, investigando, caminando por ciudades y conversando con la gente, encontró varias joyas en los tesoros de la historia. Como la que eligió para su primera novela: “Un episodio muy particular, increíble, y poco conocido por la gente”. En Conspiración en Londres, retrocede a 1815, al viaje secreto de Manuel Belgrano y Bernardino Rivadavia a Londres para sondear una posible declaración de independencia. “Cuando están allá, aparece el conde Cabarrús, un personaje que parece de ficción, pero que es real, que les ofrece coronar en el Río de la Plata a un príncipe español, Francisco de Paula. Como la negociación con la familia real cae, les propone secuestrarlo y coronarlo a la fuerza. Me pareció una historia fascinante”, resume. 

  • ¿Te picó el “bichito” de la novela? 

Sí. Me encantó, me sentí muy libre. La escritura de la historia dura tiene sus rigores y limitaciones documentales, acá pude fantasear, dar rienda suelta a la literatura sin cambiar los hechos históricos, simplemente poniendo un poco de color. Estoy pensando en una segunda, pero me voy a tomar un respiro.

  • ¿La novela histórica alcanzará otros públicos?

Es posible, es un lindo recurso siempre que esté bien escrita y no falsee los hechos básicos. Hay novelas históricas que han marcado época y servido para conocer un momento, como El nombre de la rosa, de Umberto Eco, donde queda claro qué pasaba en esa parte de la Edad Media. En mis clases del secundario y la universidad leíamos textos literarios porque, junto con el cine, es una manera de aproximarse a un momento histórico. 

  • ¿Hay interés por la historia?

Sí, y bastante gente que la cuenta. Quizá no se difunda tanto en los medios lo que significa la historia. Estaría bueno que le dieran más importancia, porque hace a la identidad como país conocer tu pasado. Si no sabemos de dónde venimos, es difícil saber a dónde vamos. La memoria tiene esa función. Me gusta la definición del francés Fernand Braudel: “La historia sirve para conocer el pasado, mejorar el presente y planificar el futuro”. 

  • ¿Un historiador puede ser objetivo?

La objetividad no existe, el ser humano es subjetivo, no sé por qué eso tiene una carga negativa, cada uno posee su mirada. El tema es que la mirada no te ciegue para poder transmitir lo más cercano posible a la realidad cómo fueron las cosas. Uno puede opinar sobre hechos históricos, lo que no puede hacer es cambiarlos. Lo que define a un buen historiador es su honestidad y el sostén documental. Después, evitar las transgresiones históricas, que son tan comunes, como “San Martín hubiera hecho…”, “Belgrano hubiera dicho…”. Es una malversación de la historia, porque seremos historiadores, pero no médiums, no tenemos el permiso de los protagonistas para hablar en su nombre. 

Foto: Alejandra López.
  • ¿Cómo se logra esa honestidad histórica?

Hay que contar todo, lo que te gusta y lo que no. Dejar de lado la demagogia: esto le gustaría más a la gente que esto otro, entonces no lo digo. Eso no se puede hacer. Después, el sostén documental. Cuando leés un libro de historia que no tiene bibliografía, es una novela. 

  • En 2004 publicaste Mitos de la historia argentina, ¿alguno ha vuelto a instalarse? 

El descubrimiento de América que tiene conceptos erróneos en términos de seriedad histórica. Primero, que la palabra “descubrimiento” es un término no aceptado en ninguna universidad seria, porque descubrimiento es cuando una parte descubre a otra, pero en este caso Europa se entera de la existencia de América, porque América ya existía. Después, que Europa trajo la civilización a América, como si lo que existía acá no hubiera sido civilización con culturas sumamente potentes, como los mayas y los incas con su arquitectura, medicina, religión, mitología. Y la verdad es que Colón muere sin saber que había descubierto, en esos términos, un continente. El que se da cuenta es Américo Vespucio, por eso llaman al continente así en su honor. De repente vuelve a instalarse el “Día de la Raza”, esa idea de la superioridad de la raza, que es un término muy dañino, porque lo único que trajo a la humanidad fueron genocidios y masacres. 

  • ¿La grieta es otro error histórico?

“Uno puede opinar sobre hechos históricos, lo que no puede es cambiarlos”.

Es un error que nos ha hecho mucho daño porque se naturalizó. Es una falta de respeto a la razón plantearla como una grieta gigante donde no hay posible diálogo entre un lado y otro. La idea de construcción del enemigo es muy dañina a la hora de la convivencia entre las personas.

  • ¿La Argentina vive en una secuencia que se repite?

En algún sentido sí. Yo digo que la historia no se repite, más bien continúa, porque si uno no cambia las causas, las consecuencias son similares. Hay unas estructuras históricas que dan resultados similares. Hay muchos elementos que hablan de una vuelta a situaciones que uno ya vivió y que lamentablemente no son gratas, porque si hubiéramos repetido cosas virtuosas no estaríamos como estamos. 

  • ¿Qué ves de este momento histórico? 

Es un momento bastante raro de la humanidad. Hay un nuevo planteo político, una nueva derecha muy fuerte, encabezada por Trump y un conglomerado empresarial que acompaña, con un discurso muy egoísta, donde los valores que habían hecho a la modernidad están en crisis. Con conflictos en curso graves, como lo que pasa en Palestina y en Ucrania, a los que lamentablemente nos vamos acostumbrando, y nos damos cuenta de que las guerras, que parecían un hecho del pasado, están presentes en esta realidad tan distópica. Todo lo que nos está pasando tiene que ver con la pandemia y la postpandemia, un momento de quiebre donde por muchas cuestiones, la gente entendió o le hicieron entender que tenía que arreglársela sola, que el Estado era algo nocivo, y ese discurso prendió no solo en la Argentina, sino en gran parte del mundo. Así que es un momento muy especial que está en desarrollo, habrá que ver cómo sigue. Pero en principio hay una vuelta a un discurso arcaico, que reivindica el autoritarismo, la misoginia, que pone en duda los derechos de las mujeres, de las minorías sexuales, discursos que se suponían superados, pero que vuelven con fuerza.  

  • Si tuvieras la máquina del tiempo, ¿a qué fecha irías?

A 1810, para ver en directo cómo sucedió todo eso, conocer a esos personajes tan potentes. Y el otro momento, que viví siendo chico y me quedé con ganas, por eso me gustaría ir con esta edad, fue la época los 60, años tan interesantes desde lo cultural, el cine, la música.

 

DEBUT

Este 3 de mayo, presenta Conspiración en Londres en la Feria del Libro de Buenos Aires, su debut en la novela histórica, pero no en el mundo editorial. Pigna tiene publicados más de veinte libros, entre ellos, otro paso por la ficción con Los cuentos del abuelo José. Además, como divulgador, ha participado en radio, televisión, es columnista en distintos medios de comunicación –entre ellos, Convivimos–, ha realizado documentales y podcasts, y recientemente abrió un canal en YouTube.

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En teatro, sobre todo, pero también en series audiovisuales, como actriz y dramaturga desarrolla producciones con trabajo colectivo y reconocimiento internacional.