El 9 de febrero de 1995 es una fecha histórica para cualquier fan del rock en la Argentina. Es que hace 30 años, The Rolling Stones hacían su tan anhelado, tantas veces postergado y finalmente realizado debut en un escenario argentino, el estadio de River. Luego hubo 4 conciertos más, todos con localidades agotadas y más de 300.000 tickets vendidos. Finalmente se hizo realidad la historia de la larga y apasionada relación de The Rolling Stones con el público argentino, que durante décadas esperó a su banda favorita.
Ocurrió en los ’90, década emblemática de muchísimas visitas de grandes artistas del rock internacional. Los Stones llegaron en el marco del “Voodoo Lounge Tour”, presentación del disco homónimo que arrancó el 1 de agosto de 1994 en el estadio Kennedy de Washington.
La llegada de la banda desató una locura entre los miles de fans que la banda tenía acá, y en las primeras horas de su estadía en el país, Jagger, Richards, Watts y Wood, no salían de su asombro. Pero uno de ellos ya había probado la abrasadora pasión argentina. Keith Richards había estado en Buenos Aires en plan solista en 1992 con su banda los X-Pensive Winos, presentado sus discos solistas. Lo hizo en el estadio Vélez, en un festival con 45.000 personas. Richards fue recibido y tratado como si fueran los mismísimos Stones y no podía creerlo, porque fue la primera vez que tuvo semejante audiencia como solista.
Cuentan que fue él quien terminaría de convencer al resto de la banda de viajar a Argentina donde encontró los rockeros más apasionados. Secundados por grupos argentinos, Pappo, Las Pelotas y Los Ratones Paranoicos, los Rolling Stones hicieron honor a su leyenda y arrasaron en esos primeros conciertos en Argentina.
Todo fue loco, desmesurado y profundamente emotivo. Por fin canciones como “Satisfaction”, “Angie”, “Sympathy for the Devil”, “Street Fighting Man”, “Start Me Up”, “It’s Only Rock ‘N’ Roll” y “Brown Sugar” fueron interpretadas por sus creadores luego de tanta espera. Desde que en octubre de 1994 fueron puestas en venta las entradas, la fiebre stone aumentó a niveles nunca vistos. Durante su permanencia en Buenos Aires, fueron perseguidos por los fans, pasearon -cuando podían- y ratificaron un romance que se reiteraría en sus posteriores visitas, y que daría lugar a esa frase que se viene repitiendo generación tras generación “Los Stones son argentinos».