Tita Parra le dio una segunda vida a Amor del aire para saldar deudas con ella misma y con el público. “Quería quedarme tranquila de que mi obra, mi pequeño aporte cultural, queda a disponibilidad de la gente”, dice desde Chile. Así, su segundo disco, el primero con canciones propias, que lanzó en 1982, volvió al ruedo en plataformas digitales, buscando el encuentro con las nuevas generaciones. “Al escucharlo dirán si tiene algún significado. La gracia de hacer una canción es que viaja su propia vida, pero una tiene que permitirle que despegue del corazón y se vaya”, comenta. A los 68 años, siente ternura al oír de nuevo sus composiciones. “Me genera cariño esa personita que está cantando. Ese trabajo fue hecho con toda la honestidad de cuando una es joven, llena de ilusiones y esperanzas. Me doy un abrazo por haberlo hecho, y al escucharlo y ver que me gusta, me reconfirmo que es bueno mostrarlo. Me reunifica”, expresa la cantautora, guitarrista y tecladista.
La nieta de Violeta Parra confiesa que el apellido le abrió puertas al mismo tiempo que le tendió “una pequeña trampita”: “Me di cuenta de que no tenía que perder mi identidad musical, que tenía que hacer mi propio camino. En la música me siento muy cerca de Violeta, pero decidí quedarme con las enseñanzas como abuela, no con esa cosa mitológica gigante que hay alrededor de su figura artística”.
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Todo lo de Fela Kuti.
Amor del aire
Letras profundas escritas en tiempos de represión y exilio, todas sobre el amor a la vida. Los ochos temas fueron remasterizados.
SYM