Cuando canta, Liliana Herrero siente “libertad, amor, pasión, tragedia, tristeza, alegría”. Es que para la cantora de voz profunda, en la música están todas las emociones humanas. “Durante las dos horas que una está arriba del escenario, el tiempo y los males se suspenden, y estás en el medio de un disfrute auditivo hermosísimo y de la posibilidad de decir algo, porque cuando una canta, piensa. La voz piensa un territorio complejo, la identidad, otro tema con grandes dilemas”, dice.
Ella es intérprete, no es compositora, entonces para elegir una canción como parte de su repertorio, primero la interroga. “Mi pregunta fundamental es qué hago yo con lo que ya está hecho. La intervengo, que quiere decir dialogar, conversar y encontrar otra forma, ni mejor ni peor, es otro modo de ofrecerla a un público que lo recuerda en su formato original y al escuchar mi versión evoca el tema”, comenta.
Si bien ha abarcado con amplitud los estilos del cancionero nacional, está arraigada al folklore, pero no se siente una renovadora del género. “No lo hago porque soy una audaz, para encontrar una novedad, no. Es tan poderosa esa obra que me remite a pensarla nuevamente”, confirma.
- ¿Un artista que recomiendes en vivo?
¡Uy! Un montón, pese a las dificultades del país, hay mucha música en el interior, como Carlos Aguirre, de Paraná, o Coqui Ortiz, de Chaco.
En concierto
Un recorrido por el cancionero popular junto a Pedro Rossi y su guitarra de siete cuerdas.
Sábado 19 de octubre, a las 21, Studio Theater, Rosario de Santa Fe 272, Córdoba.