De arriba abajo, de abajo arriba. Cuerpo y cerebro interactúan ¿o son una única cosa? Estanislao Bachrach estudió durante años esa dinámica, escribió un libro que promete ser bestseller y comparte detalles que nos harán repensar nuestra vida.
Fotos: Sebastián Salguero
Es doctor en Biología Molecular de la UBA y de la Universidad de Montpellier. Posee múltiples especializaciones en liderazgo, innovación, inteligencia emocional y cambio. Maestrías, docencia e investigación en Harvard, distinciones, publicaciones científicas, dirección de posgrados y licenciaturas, conferencias en todo el mundo… Pero Estanislao Bachrach quizás prefiere presentarse con un detalle no menor: “Soy mi propio conejillo de Indias”.
Sintiendo por sí mismo, evaluando, anotando y descartando, corroborando lo que decían las investigaciones con lo que experimentaba en su propio cuerpo, fue así como Bachrach llegó a concebir su último bestseller: Zensorialmente. Dejá que tu cuerpo sea tu cerebro (VR Editoras).
Su anterior campanazo había sido Ágilmente, obra que rompió el techo de ventas en América Latina, con medio millón de ejemplares. Ahora va por el camino inverso con su último libro, “un viaje introspectivo” para sumar a nuestra inteligencia conceptual una inteligencia sensorial que abarca los sentidos.
A poco de su presentación, el autor recibió a Convivimos, invitándonos a sumergirnos en este camino todavía poco explorado.
- ¿Qué es esto de que el cuerpo piensa? ¿Es cierto?
No hay dudas. Para la mayoría de los mortales es el cerebro el que manda información al cuerpo para que sucedan cosas en la vida. El cerebro como director de la orquesta del cuerpo. Sin embargo, cuando uno estudia la relación cerebro-cuerpo, lo que encuentra es que del cuerpo hacia el cerebro hay siete u ocho veces más información que del cerebro hacia abajo. Después de años de búsqueda interna, apoyado en las ciencias biológicas y los datos publicados, creo que no sos un cerebro que tiene cuerpo, sino un cuerpo que contiene un cerebro.
- ¿Y eso qué nos está diciendo?
La pregunta que yo me hice fue: ¿hay info importante para nuestro bienestar, para la toma de decisiones que el cuerpo nos da? La respuesta es sí. ¿Qué le dice el cuerpo al cerebro para que este tome decisiones? Ahí el protagonista principal de esa información es lo que conocemos con el nombre de sensaciones: me duele la panza; me aprieta el pecho; me puse colorado; respiro agitado.
- ¿Esa información es meramente sensorial?
Sí. Pero no de los sentidos como aprendemos en el cole. No. Los sentidos internos. Pulmón, intestino, corazón, piel, sensación con el espacio, equilibrio. A diferencia de la exterocepción, que son los sentidos externos, ahora hablamos de la interocepción. Son todos los sentidos, todas las vísceras y los órganos los que están sensando qué está pasando en este momento de tu vida.
- ¿Y hay algún procesamiento extracerebral?
No, extracerebral ninguno. Lo que pasa es que el cerebro procesa la info que viene del cuerpo. La pregunta será la que te permita saber qué info viene del cuerpo. Y requiere un entrenamiento para poder leerla.
- ¿En qué consiste ese entrenamiento?
Número uno, la meditación, que te permite empezar a registrar con sutileza la info que está sucediendo en tu cuerpo. ¿Para qué me sirve? Para que cuando haya un quilombo en mi vida, yo esté más tranquilo. Cuando le quiera gritar a alguien, no le grite. Por eso la meditación te permite reconocer con más sutileza el registro de tu cuerpo.
- ¿Y esto cómo funciona?
Cuando uno medita, empieza a desarrollar áreas del cerebro involucradas en el procesamiento de la información. Por ejemplo, la ínsula, que es una parte del cerebro donde llega la info del cuerpo. Cuando está mejor conectada, empezás a tomar mejores decisiones en tu vida.
- ¿Y cómo se desarrolla esa ínsula?
Meditando. De hecho, en el libro voy proponiendo diferentes métodos y ejercicios. Hay una meditación tipo yoga, otra de tipo mindfulness, que se llama meditación del escaneo corporal. Vos vas a ir desde la punta de los pies hasta arriba varias veces llevando tu atención…
- ¿Una especie de barrido?
Exactamente. Un escaneo donde la idea es que vos dejes de pensar en el pie y sientas el pie. Lo que yo hago es ayudarte, aportándote categorías. Por ejemplo, en este momento, tu hombro… ¿Cuán tenso está? Y te sugiero palabras. ¿Airoso?, ¿espacioso?, ¿rígido?, ¿duro? Así vos vas escaneando y registrando, paso a paso, metiéndole categorías. Tu nivel de energía… ¿cómo te sentís? ¿Abatido?, ¿listo para enfrentar a tu jefe?, ¿sobresaltado? Las palabras son para que registres con más sutileza lo que te pasa.
- ¿Y qué se logra con eso?
El resultado final en tu cerebro es el fortalecimiento de áreas relacionadas con el reconocimiento de lo que pasa en tu cuerpo, que es la inteligencia sensorial, la inteligencia de tu cuerpo.
- Esto se puede educar…
Sí, la meditación es la educación. Yo propongo 48 ejercicios y dos meditaciones. Todos apuntan a que vos te interiorices en la información que tu cuerpo está dando. Cuando uno aprende a registrar la sensación, esa información se vuelve más inteligente, porque tenés más info disponible. Cuando tengo que enfrentar una situación difícil, un desafío estresante, ya tengo mucha más info sobre lo que me está pasando, y tomo mejores decisiones.
- Ese enfoque ¿es individual o se puede colectivizar?
Lo que la biología hoy dice es que si vos querés entender mejor a tu pareja o a tu jefe, o lo que les pasa a tus hijos y tener más soluciones posibles, primero tenés que conocerte a vos. No hay forma de resonar con el otro, si primero no resonás con vos mismo. Vos no tenés un área del cerebro responsable del otro; todo es con vos. Pero cuando vos me venís a contar algo triste, yo enseguida resueno con vos. Te entiendo rapidísimo.
- O sea, te habilita para interactuar mejor…
Exactamente. Sobre todo, en el ejercicio de la vida. Lastimar menos a los demás, lastimarte menos a vos, entender mejor lo que le está pasando a un equipo de trabajo, donde todos somos distintos.
- ¿Cómo evitar “cerebrizar” demasiado el cuerpo, pero también evitar corporizarlo en exceso?
Es que es lo mismo. El sistema nervioso está compuesto por neuronas en todo el cuerpo. La idea es justamente salir del cerebro-cabeza, e ir a investigar el cerebro-cuerpo. El intestino tiene neuronas, el corazón tiene neuronas, todo está inervado por neuronas. ¿Cómo podés mejorar tu toma de decisiones? Cuando aprendés a leer mejor esa información.
Pienso en las culturas orientales, la meditación, la relajación, y me pregunto ¿cuánto de esto es nuevo?
Nada nuevo. Simplemente que hoy sí tiene evidencia científica, es más creíble. Pero eso es simplemente tomar culturas milenarias que tenían distintos ritos y actividades para conocerse mejor, y que hoy son traducidos en el lenguaje de la ciencia. Lo que hay nuevo es el avance de la tecnología que permite entender cómo estas cosas generan bienestar.
- Pero más allá de la base científica, tu libro va por el lado de hacer la experiencia. ¿Es así?
Exacto. Acá lo importante es atravesar la experiencia. No me tenés que creer, tenés que probarlo. Es como un manual de técnicas y herramientas para aprender a percibirme mejor. ¿Qué me está pasando? ¿Por qué eso termina en malas decisiones? Todo eso aparece cuando desarrollás la inteligencia.
“No hay forma de resonar con el otro, si primero no resonás con vos mismo”.
- ¿Dónde está el punto de equilibrio?
Lo tiene que buscar cada uno; no se puede estandarizar la humanidad. Si vos querés estar todo el día de placer, bueno, dale, mientras no lastimes a nadie. Lo importante es entender que en la búsqueda personal no siempre vamos a coincidir con las demás personas. No sé si hay una fórmula mágica que marque la intersección de todos los mundos.
- O sea, hacerlo, pero a conciencia…
Claro, para no estar atrapado por el placer permanente. Rápido, lindo, rico, útil, más, más, quiero más, quiero más. Y ahí estás en un modo de piloto automático.
- ¿Y el lenguaje en esto cómo juega?
¿El lenguaje? La palabra es clave. El cerebro solo entiende lo que vos le decís. Cuando estás empezando, te van a ayudar las palabras que yo te propongo. Es como una ayuda para principiantes. Le pongo conceptos y palabras a la sensación para reconocerla mejor. Y después ya uno lo hace solo.
- ¿Cuál es la diferencia entre lo que vos nos contás y lo que nos cuentan otros divulgadores científicos?
Yo no sé si otros atraviesan la experiencia de lo que están contando. Esto es lo que me hace sentir más cómodo desde mi lugar. Yo lo que te cuento lo experimenté; algunas cosas me funcionaron, otras no. Soy sincero porque lo viví. No es pura teoría: soy mi primer conejillo de Indias.
- ¿Se podrá reformular sin necesidad de tirar la casa por la ventana?
“Se puede, sí. Pero hay que tirarla por la ventana”, retruca, afirmando que estamos en un momento de cambio de paradigma “donde lo viejo no se fue y lo nuevo no llegó”.
“Ya existen directores, maestros, profes que empiezan a incorporar en la currícula el autoconocimiento, la inteligencia emocional, la importancia de tu cuerpo. Vamos hacia ahí. Y estamos cada vez más convencidos de que esta es una información y una herramienta que si se la das a un chico, lo desarrolla mucho antes, y después genera un adulto más tranquilo, que toma mejores decisiones, capaz de construir un mundo mejor”.
Tirar la escuela por la ventana
Equilibrio, autoconocimiento, diálogo interno, meditación. Conceptos y prácticas que escuchamos cada vez con mayor frecuencia y que, pese a ello, no han desembarcado aún en el mundo de la educación.
Estanislao habla de “sesgo”, aun antes de que terminemos la pregunta. “Nos hemos educado en el concepto de que la razón es más importante que las sensaciones”.