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Maca Sánchez: “Siento que la cancha es mi lugar en el mundo”

Luchadora incansable, goleadora implacable, Maca Sánchez disfruta aquello que soñó de chica y por lo que tanto peleó de grande: jugar al fútbol de forma profesional.

Foto: Patricio Peréz

Todos los sábados, Iván y Maca pateaban la pelota al costado de la cancha, donde sus padres y otros amigos jugaban al fútbol. Un día, el partido se detuvo y llegó el momento tan deseado, la invitación a sumarse, a patear entre los grandes. Una especie de ascenso, de voto de confianza. Pero solo para Iván, a Maca la dejaron al costado de la cancha, en el que, asumían, era su lugar.

“Es una anécdota que resume un poco lo que es ser mujer y jugadora de fútbol en la Argentina”, dice hoy Maca Sánchez, la primera futbolista de la historia de nuestro país en firmar un contrato profesional. En el medio, entre una imagen y otra, a la hoy delantera de San Lorenzo le pasaron muchas cosas. “De chica hice de todo: jugué fútbol, tenis, hockey, básquet, hice natación y atletismo… Fui bastante hiperactiva, me mandaba a hacer cualquier cosa y tenía facilidad para los deportes. Siempre, por un motivo o por otro, volvía al fútbol. Nadie me decía que era marimacho o machona por jugar al tenis o al hockey. Sí lo hacían cuando me veían jugar al fútbol”, cuenta.

  • Si siempre fue la opción más difícil, ¿por qué fue tan fuerte la atracción?

No sé, creo que era lo que me hacía sentir libre. Es mi identidad. Entro a una cancha y siento que es mi lugar en el mundo. Siento que es mi ambiente. Es una cosa que amaba, estaba horas y horas jugando a la pelota, sola o con alguien. Eso no lo experimentaba con otros deportes.

  • El camino para llegar a ser futbolista no estaba claro, al no haber muchas referentes, ¿cómo decidiste lanzarte a intentarlo?

Siempre tuve ese sueño de ser jugadora profesional, pero sabía que no lo iba a poder cumplir en la Argentina. Quería venirme a Buenos Aires y después irme a jugar afuera. A medida que fueron pasando los años, se iba haciendo cada vez más cuesta arriba, vine y me di cuenta de que esto no estaba muy alejado del interior. Las herramientas seguían siendo pocas; y las posibilidades, muchísimas menos. Pero siempre tuve la esperanza de que en algún momento se diera, en la Argentina o afuera. Después, cuando me pasó lo mío, tuve la posibilidad de irme afuera y no lo hice porque sentía que tenía mucha responsabilidad y que era la cara de una lucha que debía terminar.

“Siempre tuve la esperanza de que en algún momento se diera, en la Argentina o afuera“.

Cuando Maca dice “lo mío”, se refiere al reclamo que comenzó cuando jugaba en UAI Urquiza para que reconocieran la relación laboral que la unía con el club (con el que ganó varios campeonatos de Primera División de AFA y jugó tres Libertadores). La dejaron libre, su pelea llegó a los medios y resonó en tantos lugares que se hizo imposible no escucharla. Unos cuantos meses después, el conflicto se resolvió con una incipiente profesionalización del fútbol femenino argentino (no cobran aún todas las divisiones ni todas las jugadoras de cada equipo de Primera).

  • Alguna vez dijiste que no creías ver esta realidad mientras jugaras…

Sí, la verdad que lo veía muy lejano. Pensé que iba a tener 50 años y recién ahí se iba a dar la profesionalización. Cuando inicié con toda la cuestión legal y mi caso empezó a ser mucho más visible, la idea fue desde un principio reclamar eso, que se me reconocieran mis derechos como trabajadora en el club UAI Urquiza y que eso, a la larga, cuando se ganara el juicio, recayera sobre todas las jugadoras. Cuando reconocés a una, es como un dominó. Creo que la presión social, los cambios que estamos atravesando las mujeres, el feminismo y los medios nos ayudaron mucho. Gracias a todo eso, lo pudimos vivir.

  • Sin ese contexto, ¿habría sido imposible?

Yo creo que sí, que sin el movimiento de mujeres y sin la ayuda de la difusión que tuvimos de los medios y de las jugadoras que nos unimos y dejamos las rivalidades de lado no hubiese sido posible.

  • ¿Creíste que no ibas a poder jugar más?

Sí, porque yo sabía que esto me iba a traer problemas. En el fútbol, y en los deportes, es así: cuando una jugadora reclama por algo, se la tilda de “bardera”, y eso resulta incómodo para los clubes. Era arriesgarme a eso o la fácil: esperar seis meses e irme a un club. Pero me pareció que tenía en mis manos la posibilidad y la oportunidad de hacer algo al respecto y dejar de ser funcional a los clubes, a la AFA y a todas las personas que siempre nos ponían palos en la rueda.

  • ¿Cuánto perdías si no podías jugar más?

Mi vida. Perdía mi vida entera. Además de mi carrera futbolística, era perder mi trabajo. Y esto es mi sueño, mi pasión. Es lo que sé hacer. 

Disfrute y deseos

“Los momentos que más disfruté en mi carrera son los campeonatos que gané con UAI Urquiza, sobre todo el primero, con el que rompimos la hegemonía de Boca y River. También la primera Libertadores, en la que salimos terceras, ganándoles a las campeonas. También la firma del contrato con San Lorenzo, el primer partido, el primer gol. Estos meses fue todo redondo. Ahora quiero salir campeona con San Lorenzo, devolverle al club y a la institución todo lo que me dieron”.

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