Luego de estrenar su ópera prima, El patalarga, le saca punta al lápiz para seguir creando historias con la infancia como protagonista de mundos mejores.
Foto Laura Ortego
De niña, Mercedes Moreira deseaba que sus dibujos cobraran vida. Los veía sobre el papel y los imaginaba en movimiento, quería que hablaran, incluso sintieran. “Dibujo prácticamente desde que nací, así que fue un proceso natural dedicarme a la animación. Es mi planeta”, resume la directora, productora y animadora.
Profesionalmente, comenzó en el rubro hace aproximadamente 20 años, y en 2012, junto a Edgar Roggenbau, creó Eucalyptus, una productora dedicada exclusivamente al mundo de la animación. Ella dirige y él escribe. Con esta división de tareas encararon su primer largometraje, El patalarga, que tuvo su estreno comercial en diciembre pasado. Dice que observar las reacciones durante la proyección fue un momento inolvidable. Antes, hizo la serie animada de terror fantástico Fantasmagorías, un contenido audiovisual para la TDA (Televisión Digital Abierta). Además, cuenta con cortometrajes y videoclips en su historial de realizaciones.
“Nos interesa llegar a los niños con ideas como la justicia y los valores de una sociedad mejor”.
“El hilo para producir para chicos y chicas es tener ideas claras y concretas que los lleven a la reflexión”, sostiene la realizadora que logró un film en el cual suspenso, misterio y humor se combinaron en un producto que excede a los más pequeños y tiene guiños para todas las edades.
- ¿Por qué hacer El patalarga?
Es un proyecto que se gestó hace mucho tiempo. Por un lado, queríamos hacer algo con las técnicas de foto-collage y Cut Out, que me encanta. Y por otro, me entusiasmó la historia, que trata la búsqueda de la verdad y de la justicia. Además, habla de temas, como la corrupción, sobre los cuales los pibes pueden reflexionar, también sobre sí mismos y su entorno.
- ¿Qué te permite la animación?
La animación me da libertad para plantear todo tipo de temas, de cualquier manera creativa que se me ocurra, y eso está buenísimo.
- ¿Y en particular las técnicas foto-collage y el Cut Out, cómo son?
El foto-collage es una estética alocada que está buenísima, me gusta porque queda como bastante realista. Implica sacar un montón de fotos de manos, de bocas, ojitos, y con eso vas armando los diseños de los personajes. Lo mismo con los fondos, fotografías, ventanas y puertas de muchas casas. Por ejemplo, varias personas del equipo técnico aportaron pedacitos de sus caras que aparecen en la peli. Mientras que el Cut Out (o animación de recortes) es una técnica que te permite hacer una película de animación en Argentina. Sale muy caro hacer una, pues lleva muchísimo tiempo y muchísima gente, años de producción. Los presupuestos son muy grandes y afrontar un largometraje es toda una osadía. El Cut Out fue la técnica que me permitió arrancar y terminar esta película.
- ¿Por qué decidiste trabajar con el universo infantil?
Es lindo trabajar para niños, porque es un público abierto, que está construyéndose y recibiendo información. Nos interesa llegar a ellos planteando ideas como la justicia y los valores de una sociedad mejor.
- ¿Qué diferencias hay entre una película infantil y una para toda la familia?
El patalarga es para toda la familia. El foco está en los niños, pero los grandes se pueden reír, porque aparte de tener suspenso, misterio y aventura, tiene mucho humor para adultos. Toda la familia la puede pasar bien.
- ¿Cómo es el proceso de realización de una película de animación?
El trabajo con los actores en el estudio es con un guion en la mano, leyendo de las distintas maneras que les voy pidiendo. Es muy dinámico, porque no tiene la exigencia de recordar la letra, es muy lúdico y llevadero. Además, se da la improvisación que después suma a la película. Las grabaciones son una parte muy feliz del proceso. Primero graban los actores y después se hace el diseño, para que sea armoniosa la voz con la imagen del personaje. Por otro lado, para hacer animación, tenés que amarla mucho, porque son procesos tediosos que llevan años y años de producción. Por eso, cuando encarás un proyecto, tenés que estar muy enamorada, como yo de El patalarga, sabés que hay que darlo todo por muchísimo tiempo para que se concrete.
- ¿En qué momento está el cine de animación en la Argentina?
Está creciendo, pero es difícil encarar un proyecto. Dependiendo de qué técnica, los presupuestos son muy grandes. Por ejemplo, stop motion o 3D son muy complejos económicamente por el tiempo y la cantidad de personas que se necesitan trabajando.
- ¿Qué niñez hay hoy frente a la pantalla?
Mucho más evolucionada que la de mi generación. La información está todos los días en contacto con ellos, hay muchos otros medios de comunicación que les son cercanos, entonces la absorben como esponjas, muy rápido y de todos lados. Además, están acostumbrados a ver y a tocar pantallas.
CAFÉ SIN SIESTA
Mercedes nació en la capital argentina, con pocas historias alrededor de la hora de la siesta. “Cuando en vacaciones viajábamos a Trenque Lauquen, en lo de mi tía la siesta era obligada”, recuerda. Sigue viviendo en la ciudad de Buenos Aires y no duerme la siesta. Cuando va camino a su estudio, frena en el local de café que atiende un joven cubano para elegir entre capuchino o cortado.
En su nuevo proyecto, utilizará las mismas técnicas de animación que en El patalarga y contará una historia con tres nenas como protagonistas.