Integra misiones de la ONU y la OEA en paรญses de Amรฉrica, Asia y รfrica desde hace 20 aรฑos. Sus especialidades son la transparencia electoral y la participaciรณn polรญtica femenina.
Foto: Gentileza Albertina Piterbarg
El pasaporte de Albertina Piterbarg estรก repleto de sellos de los paรญses mรกs lejanos y disรญmiles. Desde Colombia y Venezuela hasta Nueva Caledonia; desde Timor Oriental, en el sudeste asiรกtico, hasta Tรบnez, Libia, Egipto, Nรญger y Costa de Marfil, en รfrica. Licenciada en Letras y magรญster en Periodismo, trabaja desde hace veinte aรฑos para las Naciones Unidas (ONU) y la Organizaciรณn de los Estados Americanos (OEA) participando en misiones que se dedican a asesorar sobre comunicaciรณn electoral y transparencia. โLas misiones que integro asesoran a las instituciones nacionales. Colaboramos en el fortalecimiento de las prรกcticas comiciales y tratamos de asegurar una buena informaciรณn pรบblicaโ, cuenta a Convivimos por telรฉfono desde Parรญs, donde vive actualmente.
En su caso, ademรกs, sumรณ la perspectiva de gรฉnero al especializarse en la participaciรณn polรญtica femenina. โAlentamos a las mujeres a que voten y a que se postulen para cargos electivos en paรญses donde, por tradiciรณn, son reacias a hacerloโ, explica, y agrega que se trata de un โtrabajo muy intenso de capacitaciรณn y concientizaciรณn que se lleva a cabo en el terreno, caminando las calles y conversando con la genteโ. Para esa tarea, le resulta indispensable el contacto previo con ONG y organizaciones femeninas locales, junto a las cuales participa tambiรฉn en reclamos y presentaciones ante las autoridades.
Admite que en estas dos dรฉcadas aprendiรณ a entender mejor la situaciรณn de las mujeres en los paรญses de รfrica y Asia donde trabajรณ, tan distinta a lo que ocurre en los paรญses occidentales. โEn cierto modo, tuve que liberarme de la tendencia a prejuzgar fรกcilmente. La verdad es que si queremos pensar las necesidades de la mujer con nuestros propios parรกmetros, seguro que vamos a errar el diagnรณsticoโ, dice. Explica que muchas veces las mujeres suelen cumplir โroles muy importantes en la sociedad tribal, aunque eso no se vea reflejado en una presencia femenina equivalente en las instituciones de gobiernoโ. De todas formas, asegura que en casi todos los paรญses donde estuvo, se consiguiรณ ampliar el cupo femenino en los cargos electivos y tambiรฉn su presencia en ministerios o secretarรญas.
Por supuesto, tambiรฉn se encontrรณ con situaciones intolerables, como en Nรญger (no confundir con la vecina Nigeria), un paรญs del noroeste de รfrica donde trabajรณ en 2019. โAllรญ el 70 por ciento de las chicas se casa antes de los 18 aรฑos, y en general, entre los 14 y los 15. Escuchรฉ a personalidades encumbradas decir que eso es bueno para poder controlar los impulsos sexuales de las mujeres, pero la verdad es que muchas sufren consecuencias tanto fรญsicas como psicolรณgicas, incluyendo lesiones ginecolรณgicas graves como la fรญstula recto-vaginalโ. Tambiรฉn tuvo conocimiento de que en varios paรญses de la regiรณn funciona de hecho un comercio de jovencitas casaderas que se compran y venden a travรฉs de dotes y dรกdivas.
De los miles de anรฉcdotas pintorescas acumuladas en veinte aรฑos, elige una que ocurriรณ en Timor Oriental, donde integrรณ durante cinco aรฑos una misiรณn encargada de garantizar que las elecciones presidenciales de 2012 transcurrieran en paz, luego de que uno de los candidatos sufriera un intento de asesinato. Cuenta que una vez los invitaron a presenciar una ceremonia religiosa tradicional que incluรญa el sacrificio ritual de animales: โEs algo que se hace como una ofrenda a los dioses y para leer el porvenir en las entraรฑas; el problema fue que, basรกndose en eso, los lรญderes religiosos nos auguraron conflictos y hechos de violencia en los comicios. Pero, por suerte, el pronรณstico les fallรณ y todo transcurriรณ normalmenteโ, aclara.
Cuenta que en ese paรญs se radicรณ en forma permanente con su esposo y sus dos hijas, que concurrรญan a la escuela junto a hijos de diplomรกticos y empresarios extranjeros. En cambio, cuando le tocรณ trabajar un aรฑo en Libia, fue sola. Toda la familia se instalรณ en la isla de Malta, a 45 minutos de vuelo de Trรญpoli, y ella volvรญa a estar con ellos cada dos o tres semanas. โTuvimos que convertir nuestro grupo familiar en un equipo sin roles establecidos en el que cada uno hace lo que los demรกs necesitan. Somos una familia atรญpica, pero pasamos momentos muy felicesโ, concluye.
