En su nuevo libro, Sergio Olguín dejó afuera a las mujeres. Luego de varios personajes femeninos, en Los hombres son todos iguales juega con el lugar común de la frase para contar historias de varones y los distintos vínculos entre ellos.
También, se corrió de la novela para reencontrarse con el cuento, el género de su primera publicación Las griegas. “Me desafié a volver a la narración corta. Me sentí cómodo y estoy contento con el resultado. El cuento obliga a ser más efectivo, directo e intenso, los sentimientos son más fuertes porque se muestran en menos páginas. Hay que trabajar de manera cuidadosa, la palabra está, de alguna manera, restringida”, explica.
Ahora se encuentra dedicado a la cuarta entrega de la serie protagonizada por Verónica Rosenthal y confiesa que escribir sobre la periodista de La fragilidad de los cuerpos no lo aburre en absoluto. “Cada vez que me pongo con ella, siento que estoy haciendo algo nuevo, no es reiteración, porque el personaje va cambiando en cada libro. Me interesa mostrar la evolución de los personajes. Si hago diez novelas, será una mujer que ha cambiado con el paso del tiempo”.
- ¿Un libro que estés leyendo?
Los monederos falsos, de André Gide. Lo había empezado hace 20 años y lo retomé de cero; es raro encontrarse con un libro abandonado.
- ¿Uno que recomiendes?
El nervio óptico, de María Gainza.
Los hombres son todos iguales
Los cuentos son desprejuiciados, divertidos, sentimentales y violentos. Con diferentes tintes emotivos cuenta historias de amigos, de hermanos, de padres e hijos. Armó la banda sonora del libro en Spotify.
184 págs.
Tusquets