La dupla creativa Val-Musso se formó mediante prueba y error, y llegó a retratar las portadas de las revistas más prestigiosas de la Argentina y Europa. Desde Bellas Artes y Para Ti, hasta Vogue, Cartier y Louis Vuitton, sin escalas.
Foto Patricio Peréz
Se conocieron en los 90 en una fiesta de fin de año de la secundaria de la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, en Buenos Aires. Él tenía 16 años y ella, 19, y más allá del colegio, comparten desde chicos una estética sofisticada y onírica que hace viajar al ojo a través de las imágenes que llevan la impronta Val-Musso. “Desde la adolescencia que no nos separamos”, dice Luciana Val (48), la fotógrafa que se formó en artes plásticas y dominó el lente junto a Franco Musso (44) en París, mientras él modelaba por las capitales europeas para las marcas globales más importantes de indumentaria. “A los 20, trabajaba vendiendo café en la calle, y Santiago Sáez, el dueño de la marca Ona Sáez, me descubrió; ahí empecé a hacer campañas publicitarias”, explica Musso acerca de su debut en la moda.Luciana lo siguió en la aventura y, mientras cuidaba chicos y retrataba modelos en Francia, empezaron a interesarse por la fotografía de moda.
- ¿Cómo comenzó esta aventura?
Val: En la agencia de modelos de Franco me ofrecieron hacerles retratos a los modelos para sus books, así que, además de trabajar como babysitter, empecé a hacerlo para subsistir. A la par, como su trabajo le dejaba mucho tiempo libre, comenzamos a investigar y a formarnos a través de los libros de arte de las bibliotecas públicas, como la del Centre Pompidou. Íbamos y nos pasábamos horas ahí adentro mirando fotografías de Man Ray, de Richard Avedon, y les sacábamos fotos con una camarita web que usábamos para comunicarnos con nuestras familias. Pero todo cambió cuando nos presentamos en el Festival de Moda y Fotografía de Hyères, en Francia, uno de los eventos más importantes de la industria. Armamos un porfolio a partir de fotos que nos representaban, lo mandamos y nos olvidamos. Ese verano, nos enviaron un mail para avisarnos que habíamos quedado seleccionados, y gracias a ello conseguimos la representación de Katy Barker, la misma agente del fotógrafo Terry Richardson.
- Se les abrieron las puertas del cielo.
Musso: Totalmente, pero si bien vivir en París puede sonar muy lujoso, la peleamos desde abajo, fue muy duro. En ese momento, íbamos a la Argentina todo el tiempo. Yo modelaba y Luli trabajaba como fotógrafa en varias revistas como Para Ti y la dominical de La Nación. Nuestra formación en artes plásticas nos sirvió para tener criterio en el uso del color, la estética y composición de la imagen, pero la técnica y los gajes del oficio los aprendimos quemando miles de rollos. Fue todo prueba y error.
- Y en plena crisis del 2001 decidieron instalarse en París…
Val: Después de tanto viaje corto y agotador apostamos a desarrollar nuestra carrera allá aun sin tener un buen manejo del francés. ¡Ni siquiera del inglés! Si bien la crisis nos empujó, para crecer en el mercado de fotografía de moda debíamos irnos a una ciudad con años de profesionalismo. En París se trabaja muy bien, porque tienen décadas de trabajo sobre un mercado fructífero con la vara muy alta y mucha competencia que nos ayudó a profesionalizarnos.
“Nuestra formación nos sirvió para tener criterio estético, pero aprendimos fotografía quemando mil rollos”.
Franco Musso
Musso: Además, gracias a la representación de Barker, empezamos a hacer fotos de joyería para Dior, Givenchy, Gucci, Lanvin, y para revistas como Vogue de Italia y Rusia, V Magazine, The New York Times. Ahora, hace menos de una década, decidimos volver a vivir en Buenos Aires para estar cerca de la familia y los amigos, y para construir nuestra propia casa/estudio, desde donde pre- y posproducimos las campañas locales e internacionales. Solo viajamos para la acción y nos rinde más.
- ¿Cómo comienzan a crear un concepto para las editoriales de moda?
Val: Todo empieza con el trabajo conjunto de la directora de moda y las estilistas, quienes tienen a su disposición los mejores percheros de ropa de todo el mundo, porque todas las marcas quieren estar en sus páginas. Allí se elige qué fotógrafo es el más indicado para ese lenguaje. Una vez que nos contactan, nos hacen una bajada y a partir de ahí nosotros proponemos con qué modelo nos gustaría trabajar, en qué locación, además de los maquilladores, los decoradores y los retocadores. Proponés un equipo de gente para construir el lenguaje al que querés llegar. Para eso hace falta un presupuesto, claro, y sobre la base de estos recursos se define qué es lo que se va a hacer. Entre nosotros dibujamos mucho a la hora de crear los sets de fotografía, porque es el lenguaje con el que mejor nos hacemos entender, aunque a veces las marcas prefieren trabajar con imágenes de referencia.
- ¿Y qué desafíos implica trabajar con tu pareja?
Musso: Tenemos la suerte de compartir gustos e intereses, y no hay límite entre los tiempos de ocio y de producción. Hay que buscar cuál es la fórmula perfecta, qué dinámica te funciona bien, pero nosotros siempre estamos hablando de los proyectos en los que nos embarcamos y que nos gustaría hacer. A veces nos tomamos el fin de semana para descansar la cabeza y no debatir sobre trabajo, pero como recién comenzamos con Áurea, nuestro propio proyecto digital editorial, nos maquinamos mucho juntos.
ÁUREA, ARGENTINA Y VIRTUAL
“La semilla del proyecto fue generar un producto que podamos exportar y, a la vez, preguntarnos quiénes somos los argentinos, qué nos gusta, qué es lo propio, corriéndonos de los clichés del gaucho y el asado”, comenta Musso. Así se gestó Áurea, un proyecto editorial que la dupla empezó a desarrollar a su regreso en Buenos Aires y que tiene como objetivo nutrir al mundo editorial con una propuesta digital que funciona como un laboratorio de identidad. Entre sus contenidos se pueden encontrar apuntes de filosofía a cargo de Hernán Borisonik, artículos de gastronomía, viajes sonoros locales diseñados por Bárbara Salazar y relatos de moda, danza y cine, entre otros 15 intereses más, que pretenden aglutinar en páginas tangibles una vez al año, en un anuario impreso. Un trabajo colectivo e independiente donde sobra el capital creativo.
Más información:
valmusso.com
a-u-r-e-a.com
IG: @aurea.colectivo y @valmusso