Aprender y trabajar sobre lo que se conoce como “inteligencia financiera”, con estrategias efectivas para presupuestar, invertir y ahorrar, es clave para tener un mayor control del dinero.
La inteligencia financiera es un concepto mucho más cercano y real de lo que parece. Se trata de conocer sobre presupuestos, ahorro, inversión y cómo moverse en este mundo. No es magia, es tener algunas herramientas y saber usarlas, para conseguir así ciertas “ventajas”. Lo mejor de todo es que cualquiera puede aprender, basta con leer los siguientes pasos sobre cómo alcanzarla y ponerse en tema.
1. Darle “reseteo” a la educación
La clave número uno es la educación. ¡Hay que alimentar la curiosidad! Leer blogs, libros, mirar videos. Cada concepto nuevo que se conozca, desde qué es una cuenta remunerada on-line hasta cómo funcionan los intereses, va a hacer a uno más fuerte en este juego. La idea es que cada vez que se escuche algo sobre finanzas, uno se sienta en casa y no en tierra desconocida.
2. Siempre presupuestar
Un presupuesto bien armado es como tener un mapa del tesoro. Muestra dónde se está gastando de más y dónde se puede recortar. Anotar los ingresos, los gastos fijos, lo que se gasta en salidas, etcétera. Después, mirar esos números y pensar: “¿Realmente necesito todo esto?”. A veces, cortar pequeños gastos hace una gran diferencia.
3. Metas financieras
Ponerse metas es esencial. Pero ojo, no cualquier meta. Tienen que ser claras y alcanzables. Para eso, preguntarse: ¿cuánto, cuándo, para qué? Por ejemplo, en lugar de “Quiero ahorrar mucho”, pensar en “Quiero ahorrar ‘x cantidad’ para irme de viaje en dos años”. Eso da una dirección y un propósito.
4. Invertir
Hay un montón de opciones, desde cuentas remuneradas y bonos, hasta fondos comunes de inversión. La clave es informarse, entender qué es cada cosa y cuáles son los riesgos y los posibles beneficios. Recordar no meter todos los ahorros en una sola opción.
5. Ahorrar y activar el piloto automático
Automatizar los ahorros es como tener un entrenador personal para las finanzas. Se puede configurar una transferencia automática a una cuenta de ahorro cada vez que se cobra el sueldo. Así, ahorrar se vuelve una parte más de la rutina, casi sin darse cuenta.
6. Hacerles frente a las deudas
Las deudas siempre complican los planes, pero manejarlas bien es posible. Hay que mirarlas de frente: tarjetas, préstamos, lo que sea. Entender cuánto se debe, a qué tasa, y armar un plan para deshacerse de ellas. Pensar en cada pago como un paso hacia la libertad financiera. Y lo más importante, aprender a no crear deudas innecesarias.
7. Asesorarse
No hace falta estar en nivel experto en todo. A veces, un buen consejo puede cambiar todo el panorama. Hablar con alguien confiable que brinde una guía financiera profesional puede dar una perspectiva diferente y ayudar a tomar decisiones más informadas. Ojo con los gurús de las redes sociales.
8. Disciplina: la mejor inversión
La disciplina es la base de todo. No alcanza con hacer las cosas bien un mes y después olvidarse. Es un compromiso a largo plazo con las finanzas. Controlar esos gastos impulsivos y mantener el foco en las metas. Con el tiempo, se va a poder ver cómo esos buenos hábitos se traducen en un mejor bienestar financiero.
Es hora de poner estos puntos en práctica, recordando siempre que esto es un viaje, no una carrera. Paso a paso, se va a ir viendo cómo la relación con la plata cambia para mejor. Y lo más importante, se sentirá que se tiene el control.