Por estos lados, la cosa se puso romántica, porque febrero es sinónimo de amor. Y si algo le tenemos que reconocer a nuestro idioma es que nos regala un abanico inmensamente grande para expresar los diferentes matices de la gran cantidad de formas de comunicar lo que sentimos.
Sabemos bien que en español no es lo mismo decir “te quiero” que “te amo”. El amor es un asunto más serio que el querer. También podemos adorar, y ahí el tema se torna ante todo sagrado y reverencial. Así, una palabra lleva a la otra y nuestras concepciones sobre el amor están rodeadas de términos que se pisan los talones, pero ninguno significa exactamente lo mismo que el otro.
Es un buen momento para recordar que la lengua no se limita a ser un fiel espejo que devuelve la figura de la realidad, sino que, como cualquier otra invención cultural, puede llevarnos a conformar nuestra percepción del mundo. Es el vehículo del pensamiento, y como tal, no es inocente.
Transmite estereotipos, conocimientos, valores, prejuicios, ideas, ideologías. Es un elemento con el que los seres humanos construimos la realidad. “Las lenguas son amplias y generosas, dúctiles y maleables, hábiles y en perpetuo tránsito; las trabas son ideológicas”, afirma Eulàlia Lledó Cunill, doctora en Filología Románica.
“En temas del amor, el español es muy variado y colorido”
Precisamente, el español en temas del amor es muy variado, colorido y específico. Nos permite abrazar a nuestros seres queridos con términos tan claros como dolorosos, según lo que estemos esperando. “Hoy por primera vez me dijo que me amaba”, podemos escuchar en alguna conversación. También tenemos el más frío y distante “La estimo, por eso no quiero lastimarla”. Y no dejemos afuera la voz pasiva: “Se te quiere”. Mientras la voz activa humaniza la frase, porque pone un sujeto de acción, la voz pasiva despersonifica, es robótica.
Además, entre tantas formas de dar y recibir amor, también tenemos el moderno poliamor. La palabra “poliamor” deriva del término inglés polyamory y, según el Diccionario del sexo y el erotismo, de Félix Rodríguez González, se define como “relación afectiva, sexual e íntima establecida entre tres o más personas con el conocimiento y consentimiento de todos los implicados”.
En español, el sustantivo “poliamor” es un neologismo (palabra de nueva creación en la lengua) válido creado a partir del elemento compositivo griego poli- (‘pluralidad’) y el término “amor”. Aunque todavía no aparece recogido en los diccionarios de referencia habituales, el sustantivo “poliamor” sigue los procesos de formación propios de nuestro idioma, por lo que no es necesario resaltarlo con cursiva ni entre comillas.
Ahora bien, por otro lado, si pensamos en el inglés, quedamos atados de pies y manos, con una única posibilidad de decir: I love you. ¿Me quiere o me ama? ¿Qué quiso decir? ¿Cambian las formas de amar según el idioma? ¿Será por eso que se nos conoce a los latinos como más pasionales? ¿Amamos distinto de acuerdo con el idioma? Difícil saberlo. Mientras tanto, disfrutemos de nuestro idioma que nos llena de posibilidades a la hora de entregarnos al amor.