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Democracia

En un año fuertemente marcado por las elecciones de nuestros representantes a través del voto, se hace necesario reflexionar sobre el concepto que subyace a este acto: la democracia. Ahora bien, ¿qué es?, ¿de dónde proviene?

Los orígenes de la democracia se remontan a la antigua Atenas. Entre los años 620 y 593 antes de Cristo, los legisladores Dracón y Solón dictaron las primeras leyes. Fue un momento revolucionario en la historia política, ya que los atenienses fueron regidos por un poder abstracto basado en leyes, conocidas como nomos, y su objetivo era alcanzar la eunomía (eu: buena, nomos: ley).

Lo novedoso de este sistema fue que las leyes trascendían a quienes las establecían, y el poder residía en el marco de la ley misma, no en una sola persona (como había ocurrido hasta entonces). Así surgió la politeia, una ciudad organizada por normas.

De este modo comenzaba a perfilarse la democracia (demos: pueblo, kratos: gobierno), que en el año 507 antes de Cristo empezó a dar sus primeros pasos, cuando Clístenes fundó la república democrática, dándole forma y estructura a este sistema político.

En este tipo de organización, el pueblo fue organizado en deme –lo que hoy serían barrios–, y todos los ciudadanos, sin distinción, recibieron el nombre de polites (un activo participante de la vida pública). Estos polites conformaban el Consejo de los Quinientos, que se reunía en asambleas populares o ecclesia (de esta palabra proviene el término “iglesia”, en la actualidad definida como un encuentro de fieles y ya no de ciudadanos), donde discutían y votaban las leyes.

“Lo novedoso de este sistema fue que las leyes trascendían a quienes las establecían”.

Años más tarde, en el año 462 antes de Cristo, Pericles realizó algunos cambios en esta democracia incipiente: ya no fueron considerados ciudadanos todos los que vivían en Atenas. Se dispuso que solo aquellos que fueran hijos de padre y madre ateniense serían considerados polites. Además, quedaron afuera mujeres, esclavos y extranjeros. Estas exclusiones cuestionaron la perfección de este sistema y pusieron de manifiesto su necesidad de adaptación y mejora.

El paso del tiempo acompañó la evolución de la democracia, que hoy como método goza de buena salud y es muy valorable, en cuanto sistema inclusivo.

Quizá el problema más grande esté en lo que señala Aristóteles: “Las democracias principalmente cambian debido a la falta de escrúpulos de los demagogos; en efecto, en privado, delatando a los dueños de las fortunas, favorecen su unión (pues el miedo común pone de acuerdo hasta a los más enemigos) y en público, arrastrando a la masa”.

Este fragmento pertenece a La política, escrito en el año 330 antes de Cristo, aproximadamente, y lamentable vigencia tienen sus palabras. A pesar de los desafíos, el derecho ciudadano al voto no debe despreciarse ni subestimarse. Cada elección debe ser considerada una fiesta cívica, una oportunidad para que el pueblo ejerza su poder soberano y elija a quienes los representará y guiará hacia un futuro mejor. La democracia es más que un sistema político; es una responsabilidad colectiva. 

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