—Ma, vos que sos maestra, ¿me ayudás con filosofía, que no entiendo?
—Te dije que estudiaras durante el año…, con un poquito hubieras liberado el verano.
—No me retes, estoy trabado con un tal Heráclito. Explicame: ¿para qué sirve la filosofía griega en medio de una pandemia?
—La filosofía ayuda en todo. Leamos juntos, a ver si encontramos el sentido.
—“Heráclito afirma que el cambio encierra los secretos escondidos de una realidad ambigua y confusa”. Es muy complicado, ma.
—Seguí leyendo, creo que lo explica más adelante… ¡acá!: “La obra de Heráclito es aforística y es necesario un esfuerzo interpretativo para comprender sus mensajes”.
—Ahora entiendo menos.
—Quiere decir que este señor se expresaba con aforismos, o sea con frases breves y sentenciosas. Por ejemplo: “Nada es permanente excepto el cambio”. Una definición genial en pocas palabras. Y si lo analizás, describe el despiste de los que intentan estudiar el virus, los brotes, las mutaciones; y también las maneras de enfrentarlo.
—Ma, estás hablando en rebuscado.
—Te lo digo en fácil: nada es estático, todo se transforma. Mirá otra frase: “La armonía invisible es mayor que la armonía visible”. ¡Genial!
Heráclito nos avisaba, 26 siglos atrás, que hay un mundo invisible mayor que nosotros. Los humanos siempre creímos que éramos lo más importante, los únicos, y este filósofo nos devuelve la perspectiva del lugar que ocupamos en el universo.
—Creo que voy entendiendo. Es que vos lo explicás bien, ma.
—El capo es este griego. Con frases cortitas explica conceptos que se podrían aplicar en cualquier contexto.
—¿Qué?
—Que podés aplicar estas ideas a la pandemia, a las reacciones humanas, a todo.
—Mirá vos…
—Y hay más. “Con tanto ardor deben los ciudadanos pelear por la defensa de las leyes como por la de sus murallas, no siendo menos necesarias aquellas que estas para la conservación de una ciudad”. ¿Viste que para defendernos del virus instalaron vallas: distancia social, barbijos, máscaras, tabiques, antisépticos? La mayoría cumple las normas, pero solo cuando la miran. No se instaló una ley interna.
—¿Una qué?
“LA FILOSOFÍA AYUDA EN TODO. LEAMOS JUNTOS, A VER SI ENCONTRAMOS EL SENTIDO”.
—Una ley que no está escrita, pero que cada uno debería incorporar y hacer suya. Reglas para cuidarse y cuidar a los otros, pero no las impuestas por médicos, políticos o por intereses económicos, sino propias. ¡Como dice Heráclito! ¿Ves cómo la filosofía ayuda a entender lo que estamos viviendo?
—Nunca lo hubiera pensado así.
—Esta frase te la dejo a vos, descifrala sin ayuda; vos podés: “Nadie entra al mismo río dos veces, porque nunca es el mismo río, y nunca la misma persona”.
—Uhh, tengo que leerla varias veces. “Nadie entra al mismo río… ajá… misma persona”. Creo que tiene que ver con “Nada es permanente excepto el cambio”. Para mí significa que cada experiencia es distinta según quién; que todos somos de una manera antes y de otra después de vivir algo, y que todo lo que atravesamos en la vida nos transforma. ¿Te parece, ma? ¿Está bien o maso? Según la filosofía aforística, después de la pandemia todos podríamos ser mejores que antes.
¡Bien por don Heráclito! Ma, te quedaste callada… ¿estás llorando?
—Sí, pero de alegría… Para mí, ya aprobaste la materia. Y muchas cosas más.