Empezó diciembre, y llegaron los calores intensos. Para muchos, llegaron las vacaciones. Para otros, llegaron los tiempos de las fiestas de fin de año. Para un grupo afortunado, llegaron los viajes. Para otro, llegaron los chapuzones en piletas. Para aquellos que siguen trabajando, llegaron las noches que invitan a un trago.
Entre tanto calor, tanto disfrute y tanto encuentro, hay un denominador común. A ver si lo adivinan. Tic-tac, tic-tac, tic-tac. Si usted dijo “cerveza”, tiene derecho a tomarse una bien helada.
Esta bebida es increíblemente antigua. Decimos “increíblemente” por la vigencia que tiene aún en nuestros días. Hay historiadores que fechan sus orígenes en el año 10.000 a. de C. (sí, sí… leyó bien, dice “diez mil”). Se encontró una tablilla de arcilla sumeria del 3000 a. de C., en la que se describe un tipo de cerveza.
Siguiendo por la Antigua Mesopotamia, en Babilonia la cerveza también estuvo presente. Una de las evidencias es el Código de Hammurabi, creado en el año 1692 a. de C. Hammurabi fue un rey de Babilonia que realizó un código que recopila una serie de leyes. Estas regulaban la vida cotidiana: precios, delitos y responsabilidades. Allí dice que aquel comerciante que rebaje la calidad de “vino de dátiles con sésamo” (así llamaban a la cerveza) será culpable y penado.
“Considerada un alimento básico en el Antiguo Egipto, hoy es un refresco muy popular”.
Por su parte, los egipcios hacían el vino de cebada o zythum, que se elaboraba a partir de una masa de pan sin hornear que dejaban fermentar en agua. La temperatura y las levaduras salvajes ponían su magia, y eso se convertía en lo que hoy conocemos como cerveza.
LA PALABRA
Sin embargo, la etimología del término hay que buscarla por el lado de los pueblos celtas. El lexicógrafo español Joan Corominas plantea que la voz “cerveza” viene de cervesia, una palabra de origen galo (una de las lenguas de los celtas), cuya raíz tiene que ver con el término coirm (cereal). La Real Academia Española adhiere a esta hipótesis.
También existe otra teoría, publicada en El libro del amante de la cerveza, donde Phillippe Duboë-Laurence y Christian Berger sostienen que “cerveza” proviene de la unión del nombre “Ceres” (diosa latina de la agricultura) con vis (fuerza). Esta explicación no es considerada por la mayoría de los estudiosos, pero no es descabellada.
Ahora bien, ¿por qué coloquialmente se le dice “birra” a la cerveza? Al parecer, hacia principios del siglo XVI, los franceses empezaron a usar la palabra biere, proveniente del término germánico bier, para referirse a esta bebida. Este término tiene su origen en diversas variantes del verbo latino bibere, que significa ‘beber’. De este modo, este vocablo comenzó a colarse en el español y derivó hoy en nuestra popular “birra”.
En fin, esta bebida que era considerada un alimento básico en el Antiguo Egipto hoy es un refresco muy popular, ideal para disfrutar en estos días de brindis. Así que, adelante, bebamos una copa bien helada de esta cerveza con tanta historia.