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Diez navidades

Te diste vuelta y miraste casi sin querer. Sin embargo, fue lo primero que viste. Ella estaba estirada cuan larga era, en una actitud de grato relajamiento, reposando feliz al lado del sillรณn mayor del living. โ€œEs la dรฉcima Navidad que voy a pasar con ellaโ€, pensaste. No es que el nรบmero te abrumara, pero te sorprendiรณ que lo recordaras. Es sorprendente la cantidad de veces que cambiรกs de pensamiento durante el dรญa. No es una cuestiรณn contradictoria, podรฉs hacerlo porque tu cerebro funciona, estรก despierto, recibe y reparte datos. Y ella tiene mucho que ver.

Por eso, el verla asรญ, receptiva como una mascota cariรฑosa, te hizo recordar que el mundo es una construcciรณn mental donde todo pasa y queda muy poco. Cada vez que ella ingresa a tu casa, te das cuenta de que ningรบn acontecimiento ni ninguna emociรณn son permanentes. Todo cambia, rota, gira, mejora o empeora. Y nace algo nuevo. Como el dรญa da paso a la noche; la comedia y el drama conviven todo el tiempo; el bien y el mal se intercalan en un helicoide sin fin. Es el sentido de la vida: nacimiento, desarrollo y fin de las cosas. 

Volviste a mirarla y agradeciste que cada mes siguiera viniendo para ayudarte a entender lo que te rodea. Ella era un libro abierto que se desplegaba, contรกndote los misteriosos vericuetos del mundo. Lugares desconocidos para visitar, consejos para cuidar el medioambiente, recetas para lucirte con platos de comida sencillos y hasta formas prรกcticas de ahorrar dinero.

Estando juntos no olvidaban el costado glamoroso de la vida y revisaban en detalle lo que hacรญan los famosos, buscando gestos, anรฉcdotas y sorpresas que ellos contaban. Tambiรฉn intercambiaban opiniones sobre las novedades culturales mรกs relevantes: las pelรญculas que se estrenaban en breve, los libros imposibles de dejar en el estante, la mรบsica adecuada a cada momento, las innovaciones en el arte y la plรกstica. Todo era comentado con la misma minuciosidad de un relojero al contar las piezas antes de rearmar el reloj.

โ€œTe invitaba a dibujar planetas lejanos, leyendas urbanas o sueรฑos por descubrirโ€.

Jugabas con ella un largo rato. Hacรญan el sudoku o completabas la grilla inconclusa que te daba tanto trabajo. Despuรฉs chequeaban el horรณscopo en bรบsqueda de buenas noticias y compartรญan consejos de jardinerรญa. 

En ese diรกlogo tan productivo, ella hablaba muy poco. Casi siempre se limitaba a sumar aportes visuales. Era muy detallista y precisa. Reafirmaba sus ideas con imรกgenes contundentes y se apoyaba en las opiniones de los especialistas en los que mรกs confiaba.

Si tenรญas ganas, te invitaba a dibujar planetas lejanos, leyendas urbanas o sueรฑos por descubrir. Y a enviarlos a una direcciรณn donde alguien los esperaba con tanto cariรฑo como el que vos le ponรญas a cada trazo.

Asรญ tambiรฉn con la moda, las cosas del hogar, los deportes. Nunca faltaban temas de intercambio entre ambos.

La volviste a mirar, esta vez sin reservas, frontalmente, y no pudiste ocultar tu alegrรญa por saber que iban a compartir la dรฉcima Navidad juntos. Te acercaste y le dijiste al oรญdo: โ€œGracias, querida Convivimos, por hacer mi mundo tan real como vosโ€. 

NOTAS DESTACADAS:

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Hace algunos aรฑos โ€“no muchosโ€“, lo llamรกbamos Noche de...

UNA HUERTA QUE ENSEร‘A Y CONTIENE

Este proyecto agroecolรณgico que se desarrolla en la ciudad de Rosario no solo produce alimentos libres de agroquรญmicos, sino que tambiรฉn forma, da trabajo y acompaรฑa a jรณvenes del barrio La Cerรกmica.