La señorita Gabriela

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Osvaldo Wehbe.

Osvaldo Wehbe
Periodista y relator deportivo.

Salvo en los tiempos de Las Leonas y de Luciana Aymar como abanderada, y algo, ahora, con Paula Pareto, no registro un seguimiento a una mujer en lo deportivo, en la Argentina.
Con la excepción, claro está, de Gabriela Sabatini. La morocha que este mes cumple años y que fue motivo de desvelos respecto a sus resultados entre fines de los 80 y los primeros 90.
Nació en Buenos Aires un 16 de mayo de 1970 cuando todavía Guillermo Vilas no había sacudido el mundo del tenis en el país.
Uno no para de pensar cuántas cosas deja de lado una jovencita o cualquier niño que sueña con llegar en el deporte para, justamente, arribar a la meta. Salidas con los amigos, fiestas, viajes de estudiantes y hasta momentos familiares extrañados a la distancia. Y no siempre se llega a lo deseado.
En el caso de Gabriela –que, seguramente, aún añora aquellos momentos perdidos más allá de la gloria y el dinero alcanzados–, el objetivo fue cumplido con creces.
En 1985 fue la más joven en una semifinal individual de Grand Slam, en Roland Garros. Tenía 15 años y fue eliminada por la hasta ese momento cinco veces campeona Chris Evert.
Semanas antes, había sorprendido al llegar a su primera final en Hilton Head estando en el puesto 38 del mundo. Eliminó en una semana a Zina Garrison, Pam Shriver y Manuela Maleeva, todas entre las diez mejores en ese momento.
Ya en el 86, y mientras maravillaba con su potencia y su carita de niña bella e inocente, se metió entre las diez primeras del ranking. Ese año, en octubre, ganó su primer torneo individual en Tokio, al vencer en la final a Linda Gates.
Ganó 27 títulos individuales y 12 en dobles.

Fue medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Seul 1988, y su último título lo ganó en Sídney, ante Lindsay Davenport, en 1995.
Sus clásicos con Graf y Seles, y sus partidos ante sus admiradas Navratilova y Evert son inolvidables.
Su vida después del tenis, a partir del retiro anunciado en octubre de 1996 en el Madison Square Garden en Nueva York, ha sido sumamente intensa.
En 1989 lanzó su primera línea de perfumes, que llevó su nombre; la gran compañía de muñecas americana sacó el modelo “Gaby” reproduciendo su figura; publicó su autobiografía con buen éxito…
Se recuerdan sus respuestas en monosílabos, hasta que se fue largando, sin dejar de dar cierta sensación de desconfianza frente a un grabador.
Los amantes de los números dicen que ganó más de 9 millones de dólares.
Los más cercanos al tenis hablan de un revés de derecha inigualable.
Con 1,75 metros y 59 kilos en su mejor momento, Gabriela es aún una imagen muy fuerte en la historia contemporánea del deporte en la Argentina.
Logró su mejor ranking el 27 de febrero de 1989, ubicándose número tres del mundo.
Para Gaby, Gabriela Beatriz Sabatini. La niña que seguramente dejó muchos juegos de pequeña para dedicarse, con una raqueta en la mano, a barrer con sus rivales jugando a lo que más le gustaba. Y lo hizo de maravillas.

Ilustración: Pini Arpino