Con el paso de los años, los vinos no mejoran. Porque un vino básico será siempre básico, y un gran vino, siempre un gran vino. Es cierto que el vino “está vivo” y en la botella sigue evolucionando. Por eso, para lograr el mejor de los resultados, las condiciones de guarda deben ser ideales: botellas acostadas, con la temperatura controlada y estable por debajo de los 20 grados, y en un lugar oscuro, tranquilo y limpio.
Aunque la experiencia de compartir y disfrutar un vino guardado puede ser mejor. En primer lugar, porque dentro de la botella el vino se va acomodando. Ese ciclo puede durar más en los vinos concentrados. Y esto es sinónimo de equilibrio y complejidad en sus expresiones, tanto en nariz como en boca. No obstante, el tiempo va oxidando el vino, tal como a las personas. Esto quiere decir que esa curva de evolución durante la estiba en algún momento abandona su tendencia positiva y comienza a decaer, sin que esto implique que se ponga mal. Un buen vino puede durar cincuenta años y en un estado de tomabilidad aceptable. Pero la idea no es guardar un vino para que esté correcto, sino que sorprenda a todos. No solo por el paso de los años, sino por lo especial de la ocasión que amerita su descorche. Mejor sin comida o al final de ella, con tratamiento suave al destaparlo y al servirlo. No conviene decantarlo, sino más bien disfrutar de cómo se va abriendo en las copas, que deben ser las mejores copas posibles. Y luego intercambiar opiniones. Pero hay algo que va a sobrevolar más el momento, y serán los recuerdos que solo un vino guardado puede aflorar.
CALLIA CRIOLLA 2024
Callia, San Juan, Valle de Tulum ($6000)
Puntos: 90
Atención con esta criolla de precio amable y muy bien lograda. Su aspecto color cereza traslúcido es inconfundible. Y tanto en nariz como en boca, despliega buena fruta roja fresca (cerezas) con texturas mordientes que aportan persistencia y amplifican su mensaje. Un gran logro del joven winemaker de la casa, Gustavo Daroni, rescatando este tradicional varietal. Beber entre 2025 y 2026.
DANTE ROBINO BONARDA 2024
Bodega Dante Robino, Mendoza, Luján de Cuyo ($9000)
Puntos: 89
Blend elaborado con uvas de Perdriel y Agrelo, cosechadas manualmente, despalilladas, refrigeradas y posteriormente enviadas a vasijas de acero inoxidable para su fermentación. Así logran un tinto de buen cuerpo, de aromas intensos y bien apoyados en las frutas rojas y especias, con tonos vegetales. Ideal para acompañar pastas y platos cotidianos de la cocina hogareña.
INFINITUS BARREL SELECTION MALBEC 2023
Bodega Fabre Montmayou, Río Negro, Alto Valle ($20.000)
Puntos: 90,5
Hervé Fabre, propietario y hacedor de la casa, conoce también muy bien el terruño patagónico. Por eso este Malbec joven es pura fruta y frescura, con el toque justo de crianza. De buen cuerpo y aromas a frutas rojas silvestres, paladar franco con taninos incipientes, su trago es ágil y a la vez de paso consistente. Agradable y equilibrado en sus expresiones. Beber entre 2025 y 2027.
TIPS CONSUMO
Por suerte, siguen siendo muchos los que aprovechan la llegada de la primavera para volver a salir al aire libre a aprovechar el tiempo lindo, pícnic de por medio. Y el vino no debería ser un problema para aquellos amantes de la naturaleza que también gustan de comer bien y tomar mejor. Claro que, para simplificar la movida, como hacemos con la comida, son mejores los vinos con tapa a rosca que los que vienen tapados con corcho. Además, estos vinos suelen ser más livianos, ya sean blancos, rosados o tintos, ideales para acompañar sándwiches, empanadas, ensaladas, tartas y todas las delicias que se preparan para vivir la experiencia. También hay vinos en lata, muy prácticos cuando los que toman son muy pocos. Tampoco hay que complicarse con copas ni vasos de vidrio, lo ideal será pensar en buenos vinos, simples y accesibles, pero no por ello menos disfrutables. Porque muchas veces no se trata de la calidad del vino, sino de que el estilo sea el ideal para la ocasión.