El vino orgánico suele ser más valorado en países desarrollados, no productores ni consumidores tradicionales. Básicamente porque en esos mercados el vino está muy asociado a la tierra y a lo natural, más allá de que se utilicen algunos productos químicos en sus procesos. Los que elaboran vinos orgánicos tratan el viñedo de la forma más natural posible para expresar lo mejor del terroir. Esto no quiere decir que son mejores ni peores, sino distintos, ya que no utilizan agroquímicos para curar las viñas. Y, según los hacedores, es un camino de ida, una filosofía, primero de trabajo y después de vida. Esto implica cuidar más la tierra y valorar ese microambiente que se genera alrededor de cada planta, con microbios, insectos, gramíneas y nutrientes que conviven naturalmente, realzando el carácter único de cada terroir.
Para las bodegas de hoy, lo orgánico es el puntapié inicial para pensar en sustentabilidad, un concepto que incluye además el Fair Trade (Comercio Justo), un programa reconocido a nivel mundial y exigido por algunos retailers en el que toda la cadena de valor, y las personas que trabajan en ella, tienen un trato justo y respetuoso. Esas son condiciones éticas que forman parte de un contexto en el que se incluye la conservación de recursos como la energía, el agua y, lógicamente, la sustentabilidad económica del negocio. Así, este concepto –que no necesariamente se evidencia desde la calidad ni el estilo de los vinos– está cada vez más presente en las copas de los consumidores más exigentes.
TIPS
El 17 de abril se celebra el Día Mundial del Malbec. Sin embargo, los distintos festejos que llevan a cabo las bodegas argentinas junto con vinotecas y restaurantes de todo el mundo, y Wines of Argentina a través de embajadas y consulados, abarcan todo el mes. Y está muy bien que así sea, porque es mucho lo que hay que contar y mostrar. La Argentina es el único país productor del mundo asociado a una variedad de vinos, cada vez más popular a nivel global. Y si bien falta mucho camino por recorrer para lograr que más consumidores la conozcan y disfruten de sus vinos, el avance en estos últimos años fue notable. Malbec y Argentina son sinónimos para cualquier amante del vino, y esta asociación también abarca otros íconos nacionales del deporte, de la cultura y del paisaje nacional. Celebrar al Malbec sirve para difundirlo, pero también para seguirle subiendo la vara. Porque a mayor exposición, mejor papel deberá cumplir.
MINIGUÍA DE VINOS
JUGUETES PERDIDOS MALBEC RESERVA 2018
JUGUETES PERDIDOS
MENDOZA
$700
PUNTOS: 88,5
Un Malbec (también hay Bonarda) concebido como un homenaje para los fanáticos de “los Redondos”. De buena fluidez y algo vegetal en su carácter, con notas de frutas rojas maduras y toques de especias. Es directo en su mensaje y de paladar ágil, con taninos suaves. Bien logrado, pensado para disfrutar sin vueltas, y por sus texturas es ideal servirlo algo refrescado.
COLOMÉ ESTATE TORRONTÉS 2021
COLOMÉ, VALLES CALCHAQUÍES
SALTA
$1200
PUNTOS: 91
Thibaut Delmotte sigue haciendo de las suyas, y con este blanco se luce no por elegancia, ya que no es el objetivo del cepaje emblemático argentino, sino por sus expresiones. Es un blanco fresco y equilibrado dentro de su carácter floral impetuoso. De paladar limpio y ágil, también intenso y profundo. Un vino tan amplio en nariz como en boca que habla de una región.
LA CONTIENDA MALBEC 2018
CIMARRÓN WINES, VALLE DE UCO
MENDOZA
$1700
PUNTOS: 90
El joven Lucca Stradella, miembro de una de las familias más tradicionales del vino argentino (Bianchi), se lanzó con un Malbec propio de partida limitada. De aromas afrutados y paladar fluido, algo madura en su fruta roja, con especias y dejos de crianza nueva. Paladar franco y con fuerza, pero a la vez ágil y toques herbales sobre el final que hablan de altura.