Un estudio publicado en Nature Climate Change revela que los glaciares de montaña no podrán recuperarse durante siglos, incluso si se logra enfriar el planeta hasta el límite de 1,5 °C establecido por el Acuerdo de París. La investigación, liderada por la Universidad de Bristol (Reino Unido) y la Universidad de Innsbruck (Austria) en el marco del proyecto europeo Provide, analiza las consecuencias de un escenario de “rebasamiento” climático, en el que las temperaturas globales superan temporalmente los 1,5 °C, alcanzando hasta 3 °C hacia 2150, antes de descender y estabilizarse en 2300.
El estudio modela la evolución de los glaciares —excluyendo las capas de hielo polares— en un escenario de fuerte calentamiento. Los resultados son alarmantes: un aumento a 3 °C provocaría una pérdida adicional del 16 % de la masa glaciar para 2200 y del 11 % para 2500, además del 35 % que se derretiría incluso manteniendo los 1,5 °C. Este deshielo liberaría agua adicional, afectando la superficie de los glaciares y las comunidades que dependen de ellos.
“Las políticas climáticas actuales nos acercan a un mundo de 3 °C, mucho más perjudicial para los glaciares que uno estabilizado en 1,5 °C”, advierte Fabien Maussion, codirector del Centro de Glaciología de la Universidad de Bristol. El estudio también responde a una pregunta clave: ¿pueden los glaciares recuperarse si el planeta se enfría? “Lamentablemente, no en nuestra vida ni en la de nuestros hijos”, sentencia Maussion.
Utilizando un modelo pionero desarrollado por la Universidad de Bristol, combinado con proyecciones climáticas de la Universidad de Berna (Suiza), los investigadores simularon los cambios en los glaciares globales. “Los grandes glaciares polares tardarían siglos, incluso milenios, en recuperarse de un rebasamiento de 3 °C”, explica Lilian Schuster, autora principal del estudio y profesora de la Universidad de Innsbruck. Sin embargo, glaciares más pequeños, como los de los Alpes, el Himalaya o los Andes tropicales, podrían mostrar cierta recuperación hacia 2500, aunque no en el corto plazo.
El deshielo glaciar es una fuente vital de agua para comunidades en regiones montañosas, especialmente durante las estaciones secas. El fenómeno conocido como “pico de agua” glaciar implica una liberación temporal de mayores caudales, pero a medida que los glaciares se recuperen y almacenen agua como hielo, el flujo hacia los ríos disminuirá, un efecto denominado “agua de valle”. Según Schuster, “alrededor de la mitad de las cuencas estudiadas enfrentarán un estiaje después de 2100”, lo que plantea desafíos para los sistemas hídricos y el aumento del nivel del mar.
El estudio subraya que superar los 1,5 °C, aunque sea temporalmente, provocará pérdidas glaciares irreversibles durante siglos. “Cuanto más retrasemos la reducción de emisiones, más cargaremos a las generaciones futuras con cambios irreversibles”, concluye Maussion. Con 2024 registrado como el año más caluroso de la historia, superando los 1,5 °C, la urgencia de actuar es evidente.