“Nunca encontré en la escritura ni una salvación ni una sanación. Sí me ha ayudado a ordenar el desorden o desordenar el orden. También, me ha provocado alivio”, confiesa Martín Sivak, quien acaba de lanzar La llorería. En el libro narra momentos de su vida atravesados por las lágrimas, pero asegura que no hubo una intención deliberada de plasmarlos en el papel ni para llorar más ni menos. “A veces podía llorar más, no como una búsqueda ni como un efecto, sino porque de una manera inesperada y sin razón tan clara, aparece ese llanto en la escritura, porque la escritura produce emoción”, reconoce.
Al igual que El salto de papá, su libro anterior, ubica su nueva obra dentro de la autoficción. “Creo en la intuición de lo que uno va escribiendo, que tenga cierta forma, cierto sentido y sobre todo que importe. Las tres historias de La llorería me importaron mucho y son la razón por la cual decidí publicar el libro”, comenta.
También autor de libros periodísticos, como Jefazo: retrato íntimo de Evo Morales, revela que cualquiera sea el tipo de texto, prefiere tomarse todo el tiempo posible. “No tengo el don del creativo que se sienta y saca sus ideas, soy más del trabajo de hormiga. Tiene más que ver con la transpiración, con la maratón, con eso de detallar, escribir, leer, reescribir, leer”, dice.
- ¿Un libro que recomiendes?
Apegos feroces, de Vivian Gornick.
El amor cuando ya no hay amor, la amistad como redención y consuelo, la memoria, los duelos y la familia. Un libro intenso y conmovedor. 288 págs. Alfaguara
LA LLORERÍA
