Un estudio pionero liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), impulsado por la Fundación “la Caixa” y en colaboración con el Clínic-IDIBAPS, ha revelado que la función pulmonar empieza a deteriorarse mucho antes de lo que se pensaba, entre los 20 y 25 años, sin una fase de estabilidad posterior. Publicado en The Lancet Respiratory Medicine, este trabajo proporciona un nuevo marco para evaluar la salud pulmonar a lo largo de la vida.
A diferencia de investigaciones previas, que asumían un aumento de la capacidad pulmonar hasta los 20-25 años, seguido de una fase de estabilidad hasta la edad adulta tardía, este estudio abarca todo el ciclo vital, desde la infancia hasta la vejez. Utilizando un diseño de cohorte acelerada, los investigadores analizaron datos de más de 30.000 personas de 4 a 82 años, procedentes de ocho estudios de cohortes en Europa y Australia.
La función pulmonar se midió mediante espirometría forzada, evaluando dos parámetros clave: el volumen espiratorio forzado en un segundo (FEV1), que mide el aire espirado en el primer segundo tras una inspiración profunda, y la capacidad vital forzada (FVC), que refleja el volumen total de aire espirado sin límite de tiempo. Además, se consideraron factores como el tabaquismo y el asma.
Los resultados muestran que la función pulmonar crece en dos fases: una de crecimiento rápido en la infancia y otra más lenta hasta alcanzar un pico máximo. En mujeres, el FEV1 alcanza su máximo a los 20 años, mientras que en hombres ocurre a los 23. Contrario a lo que se creía, no existe una fase de estabilidad tras este pico, sino que el declive comienza inmediatamente.
“Nuestros datos desafían la idea de una meseta hasta los 40 años. El descenso de la función pulmonar empieza justo después del pico máximo”, explica Judith Garcia-Aymerich, primera autora del estudio y codirectora del programa de Medio Ambiente y Salud de ISGlobal.
El estudio también identificó cómo el asma persistente y el tabaquismo impactan la función pulmonar. Las personas con asma alcanzan un FEV1 más bajo y más temprano, mientras que el tabaquismo acelera el deterioro a partir de los 35 años. Estos hallazgos destacan la importancia de prevenir y tratar estos factores de riesgo desde edades tempranas.
SALUD RESPIRATORIA
“La detección temprana de una función pulmonar baja puede ser clave para prevenir enfermedades respiratorias crónicas en la edad adulta”, afirma Rosa Faner, investigadora de la Universidad de Barcelona y Clínic-IDIBAPS, y última autora del estudio. Los autores subrayan la necesidad de promover la salud respiratoria mediante un seguimiento regular con espirometría, especialmente en las primeras etapas de la vida.