La enfermedad de Alzheimer y la Osteoporosis están estrechamente asociadas con el envejecimiento, lo que implica que a medida que las personas viven más tiempo, crece el número de casos de estas patologías. El hallazgo fue alcanzado por científicos de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y publicado por el portal INVESTIGA.
Además de los problemas de memoria típicos del Alzheimer, el envejecimiento también puede llevar a la pérdida de densidad y calidad ósea y un mayor riesgo de fracturas, características propias de la Osteoporosis. Diversos estudios han demostrado la estrecha relación entre ambas. Algunos autores han encontrado que las personas con Alzheimer tienen una mayor probabilidad de desarrollar osteoporosis, mientras que otros han comprobado que quienes sufren de Osteoporosis son más propensos a desarrollar problemas relacionados con el Alzheimer. Esta conexión ha impulsado investigaciones científicas para comprender mejor los factores comunes que podrían influir en ambas enfermedades, como genes, procesos biológicos y mecanismos celulares
Bajo la dirección de Juan M. Fernández del Laboratorio de Investigaciones en Osteopatías y Metabolismo Mineral (LIOMM, Facultad de Ciencias Exactas UNLP–CICPBA) y de Gustavo R. Morel del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de La Plata “Profesor Doctor Rodolfo R. Brenner” (INIBIOLP Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP-CONICET) se ha formado un grupo interdisciplinario junto a otros investigadores (Nahuel Wanionok, María Luz Torres, Camila Pasquini y Antonio D. McCarthy) donde se llevan a cabo experimentos que ayudan a establecer las causas que explican la asociación entre ambas patologías.
QUÉ DESCUBRIERON
Se demostró por primera vez que el deterioro de la memoria en ratas de 30 meses de edad tiene un impacto negativo en sus huesos. Descubrieron que las células madre de la médula ósea de ratas con déficit de memoria tienen menor capacidad para formar osteoblastos (células especializadas en la formación de hueso), una mayor tendencia a diferenciarse en adipocitos (células especializadas en almacenar lípidos) y una mayor capacidad para fomentar la formación de osteoclastos (células responsables de la resorción ósea), en comparación con ratas que no presentan problemas de memoria.
Además, mediante estudios histológicos, encontraron que las ratas con memoria deteriorada también tienen huesos de menor calidad y mayor adiposidad en la médula ósea. Lo más novedoso de estos trabajos fue el hallazgo de que estas alteraciones óseas y cognitivas están asociadas con niveles significativamente más altos de estrés oxidativo en sangre, en comparación con las ratas que no presentan un déficit mnemónico aparente.