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EMPLEO Y DISCAPACIDAD: UNA DEUDA SOCIAL INVISIBLE

Una investigación sobre discapacidad y empleo realizada por la Fundación Por Igual Más revela que el 72 por ciento de las personas con discapacidad que buscan trabajo enfrentaron situaciones que califican de regulares, malas o muy malas. Desinformación y desconocimiento, entre los principales obstáculos.

Cuando me enteré de que tenía discapacidad, pensé que todas las circunstancias iban a ser complejas para mí”, dice Fabiana Wendel (41) a Convivimos

Cuenta que, en efecto, fue complicado ingresar al mercado laboral no solo por tener diagnóstico de esquizofrenia, que genera estigma social, sino por el desconocimiento de las empresas respecto a las personas con discapacidad (PCD). “Si bien tenemos que aceptar las limitaciones de la discapacidad, no podemos aceptar los límites mentales”, piensa. 

Fabiana asegura que no ha sentido discriminación directa, pero muchas veces por consejo médico ocultó su diagnóstico para evitar los rótulos. 

La experiencia de Wendel en el mercado laboral es similar a la de muchas PCD que sortean obstáculos al buscar empleo, como la desinformación y el desconocimiento sobre las posibilidades y el desempeño positivo de estas personas.

Una investigación sobre discapacidad y empleo realizada en 2024 por la Fundación Por Igual Más sobre la base de una encuesta nacional a 120 PCD lo confirma. Revela que la mayoría de quienes han trabajado alguna vez en su vida (84 por ciento) han tenido una experiencia positiva en su entorno laboral. Dicen que, al superar las barreras iniciales, encuentran espacios inclusivos que les permiten desempeñarse de acuerdo con sus capacidades. 

Sin embargo, el 72,1 por ciento de aquellos que buscan empleo enfrentan situaciones que califican de regulares, malas o muy malas. “La falta de oportunidades accesibles, la discriminación explícita o implícita, y la falta de adaptación en los procesos de selección generan una profunda frustración”, indica el estudio.

En muchos casos, el rechazo o la ausencia de respuesta por parte de las empresas refuerza la sensación de exclusión y de que los esfuerzos por encontrar un empleo digno son en vano. “La mayoría de las personas con discapacidad reportan dificultades significativas para encontrar trabajo, a menudo relacionadas con la discriminación o el desconocimiento de sus capacidades”, analiza el informe. 

Pero, además, si el postulante no es seleccionado, generalmente el empleador o la consultora de recursos humanos no comunican la causa. “Así, mientras algunos logran insertarse y desarrollarse en el ámbito laboral, muchos otros se sienten atrapados en un ciclo de incertidumbre y desánimo, lo que afecta su bienestar emocional y profesional”, refiere la investigación.

Esta disparidad en las experiencias –agrega– refleja una realidad desigual, en la que el acceso a un empleo adecuado y justo es un desafío. 

“Gracias a Dios y a la insistencia en dejar CV por todos lados, tuve la oportunidad de una pasantía en la recepción del Colegio Universitario de Periodismo y luego comencé a trabajar en SOS Red de asistencia”, cuenta Vanessa Navarro (41), con discapacidad motriz.  

“Creo que no es fácil conseguir trabajo si tenés una discapacidad, pero tampoco es imposible. Solo hay que insistir y no cansarse. También es muy importante capacitarse y estar activa”, piensa.

El 25,8 por ciento de los encuestados con discapacidad opina en este estudio que la dificultad para conseguir empleo se origina en el desconocimiento sobre el tema. 

El 19,6 por ciento cree que los empresarios aún no están preparados para contratar PCD y que tampoco contemplan la posibilidad de incorporarlas (19 por ciento). 

La inaccesibilidad (14,1 por ciento), el miedo (12,3 por ciento), las malas experiencias por parte de las empresas (1,8 por ciento) y los costos altos (1,2 por ciento) son otros motivos. 

“Mi experiencia en la búsqueda laboral en un ámbito formal en general ha sido poco positiva. Si bien cada caso es único, normalmente he notado poco feedback en cuanto a los criterios usados para la selección del personal y la valoración de las capacidades de los postulantes”, considera Matías (41), con discapacidad motriz, que pidió la reserva de su identidad. 

“Es difícil distinguir cuando la falta de éxito se debe a las aptitudes propias o la situación se ve influenciada por prejuicios. Tampoco ayuda que los entrevistados no planteen sus quejas o necesidades frente a la misma empresa”, piensa.

El estudio indica que las personas con discapacidad creen que existe una escasez de ofertas laborales inclusivas y una falta de programas adecuados para facilitar el acceso al empleo. “Consideramos sumamente necesario abordar dos problemáticas: capacitar a las empresas y organizaciones en discapacidad, accesibilidad y empleo –aporta Por Igual Más–, y, por otro lado, es necesario acompañar a las PCD en su empoderamiento y entrenamiento laboral a la hora de buscar trabajo”. 

Foto: IStock

TRABAJO POR SECTOR

La mayoría de las PCD con empleo se desempeña en el rubro comercial (28 por ciento) seguido del área salud (15,9 por ciento), automotriz y educación (14,4 por ciento), servicios legales (10 por ciento) y tecnología (9,8 por ciento).

Predominan las tareas administrativas (23,7 por ciento), atención al cliente (20 por ciento), ventas (9,4 por ciento), comunicación (8,6 por ciento), limpieza (7,9 por ciento), secretariado (5,8 por ciento) y recepción (5 por ciento), entre otras.

Según esta investigación, tres de cada diez tienen contratos formales y el 22,1 por ciento obtienen empleo a través de planes de gobierno o fuera del circuito formal. Cuatro de cada diez (39,3 por ciento) refieren haber trabajado “en negro” y el resto en pasantías, becas, prácticas profesionales o como monotributistas. 

La informalidad –subraya el informe– no otorga derechos laborales, estabilidad ni seguridad social, lo que perpetúa la exclusión social y económica.

“Existe el 5 por ciento como cupo obligatorio en Córdoba (en la Argentina es el 4 por ciento) para personas con discapacidad en los distintos espacios del Estado. Es una ley que hoy no se cumple”, dice Iván de la Colina (39), locutor con discapacidad visual, que se desempeñó en diversos lugares, aunque –aclara– “con poca durabilidad”. 

Iván plantea que el cumplimiento de la ley es fundamental para no depender de los planes del Estado. Por Igual Más plantea que si bien los programas estatales representan un paso positivo, no ofrecen una verdadera autonomía económica que permita mejorar la calidad de vida. 

EMPLEO EN TECNOLOGÍA

La Fundación y su consultora TetrisLab también investigaron la empleabilidad de las PCD en 22 empresas de la industria tecnológica en Córdoba, casi todas nucleadas en el Córdoba Cluster, mayoritariamente dedicadas al desarrollo de software.

Del total encuestado, solo el 36,4 por ciento contrató alguna vez personal con discapacidad. 

En la actualidad, el 22,7 por ciento tiene PCD trabajando para ellas. Las empresas encuestadas que nunca han contratado PCD dijeron que no lo hacen por desconocimiento sobre el tema discapacidad (56,3 por ciento), porque jamás han considerado la posibilidad (31,3 por ciento), por la falta de preparación (18,8 por ciento), por inaccesibilidad (18,8 por ciento), por miedo (6,3 por ciento), por la creencia de que el trabajo remoto complica el acompañamiento (6,3 por ciento), porque no se dio la oportunidad (6,3 por ciento) o por falta de postulantes con discapacidad (6,3 por ciento). 

El informe advierte que persiste una concepción errada y limitante en torno a la relación de las PCD con el mundo laboral, ya que la incorporación muchas veces queda supeditada al tipo de discapacidad y no al perfil relacionado con el puesto de trabajo y su adecuación. 

“La falta de información no solo conduce a que personas con discapacidad tengan dificultad para acceder a un puesto laboral, sino que lleva a las empresas a no conocer los beneficios a los que pueden acceder teniendo personal con discapacidad trabajando para ellas”, sostiene el estudio. 

En este sentido, plantea que incorporar a PCD a los equipos de trabajo no solo mejora la imagen de la empresa, sino que también demuestra un compromiso con la inclusión laboral.

“Puede fortalecer el sentido de pertenencia y orgullo entre sus empleados, y eleva la autoestima en la persona con discapacidad contratada”, indica.

 

RECONOCIMIENTO 

El Programa Rayuela de la Fundación Por Igual Más fue elegido entre 522 nominados de 90 países para la #ZeroCall25 de la iniciativa Zero Project. La selección fue realizada por expertos en inclusión, reconocimiento y derechos de personas con discapacidad a nivel mundial.

El Programa Rayuela promueve el empoderamiento, el profesionalismo y la visibilidad de las personas con discapacidad desde hace más de diez años.

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