El mosquito antártico es el único insecto nativo conocido de ese continente y es capaz de sobrevivir en aquel clima extremo gracias a un mecanismo que han descubierto ahora los científicos.
Un estudio encabezado por la Universidad Metropolitana de Osaka (Japón), que publica Scientific Reports y reproduce el portal DW, describe cómo el mosquito antártico (Belgica antarctica) usa dos procesos, la quiescencia y la diapausa obligatoria, para pasar el invierno.
La quiescencia es una forma de latencia en respuesta inmediata a condiciones adversas y, cuando estas mejoran, el organismo vuelve a estar activo. En tanto, la diapausa obligatoria es un periodo de letargo inducido de forma natural en un momento fijo del ciclo vital de un organismo, una forma poco frecuente que se observa en insectos de regiones templadas, explica la universidad.
El equipo descubrió que este mosquito no volador hace frente a las estaciones durante su ciclo vital de dos años, pasando por la quiescencia en su primer año y la diapausa obligatoria en el segundo.
Las larvas del mosquito suelen llegar a su segundo estadio en el primer invierno y pasan a un estado de quiescencia que les permite reanudar rápidamente su desarrollo en cualquier momento en que haga más calor.
Cuando se acerca el segundo invierno, las larvas alcanzan el cuarto estadio final, pero no pupan, en su lugar, entran en diapausa obligatoria.
Ese estado se acaba con la llegada de las bajas temperaturas en invierno, de modo que todas las larvas pupan al mismo tiempo y emergen como adultos a la vez con la llegada del verano. Como adultos, solo tienen unos pocos días de vida y necesitan encontrar pareja, por lo que este mecanismo temporal es clave para su supervivencia.
Aunque en otros organismos no se han descrito estrategias de adaptación estacional como estas, «creemos que los insectos que habitan en entornos hostiles como el Ártico y las grandes altitudes podrían estar empleando estrategias similares», señaló Shin Goto, uno de los firmantes de la investigación.