Un equipo internacional liderado por el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), en colaboración con la Universidad de Girona y el Hospital Germans Trias i Pujol, en Cataluña, ha identificado cómo variables ambientales como la presión atmosférica y la humedad relativa pueden influir significativamente en la propagación del virus SARS-CoV-2, responsable de la covid-19.
Los hallazgos, publicados en la revista Frontiers in Public Health, y reproducidos por el portal SINC, podrían ayudar a prever brotes de la enfermedad en escenarios de baja movilidad y restricciones moderadas.
La metodología del estudio incluyó el análisis de datos recogidos entre septiembre de 2020 y febrero de 2021 mediante pruebas PCR. Seguidamente, los investigadores estudiaron el vínculo de estas variables con otras meteorológicas recogidas por una red de 187 estaciones automáticas distribuidas por Cataluña, aplicando modelos de regresión lineal para correlacionar el índice de infección con nueve variables atmosféricas.
Los resultados demuestran que la presión atmosférica y la humedad relativa son los factores más relevantes en la predicción de brotes.
En concreto, la baja presión atmosférica, típica del inicio del otoño, se asoció con un aumento significativo de los contagios tras un lapso de siete días, mientras que las condiciones de baja humedad relativa contribuyeron a un incremento de casos tras aproximadamente tres días.
Estos hallazgos sugieren que un descenso en la presión atmosférica y la humedad relativa precede los aumentos en la incidencia de covid-19, lo que refuerza la utilidad de estas variables como indicadores tempranos de riesgo pandémico.
“Nuestro trabajo muestra que los factores climáticos tienen un impacto mensurable en la propagación del SARS-CoV-2, especialmente en contextos donde las restricciones de movilidad son limitadas”, señala Josep L. Pelegrí, investigador del ICM-CSIC. “Este conocimiento podría ser utilizado para desarrollar herramientas de predicción y planificación de medidas preventivas frente a futuras olas pandémicas”.
Por su parte, Ignasi Vallès comentó que “estos hallazgos subrayan la importancia de considerar la influencia del clima en los modelos epidemiológicos. Saber cómo los factores ambientales afectan la propagación del virus nos permite anticiparnos y adaptar nuestras estrategias de mitigación con mayor eficacia”.
Con todo, el equipo subraya la importancia de considerar los efectos combinados de los cambios atmosféricos en la susceptibilidad al contagio, así como en el comportamiento humano. En particular, destaca que condiciones meteorológicas adversas como bajas presiones y humedades relativas pueden llevar a un aumento de interacciones en espacios cerrados, donde el virus encuentra condiciones óptimas para su propagación.