Seguimos rodeados de tecleados. Antes y ahora, el teclado siempre fue una herramienta importante para poder interactuar e introducir datos en una computadora, por ejemplo. Sin embargo, con el correr de los años la enseñanza del uso de esta herramienta dejó de ser considerada importante. Antes de la llegada de las computadoras, sobre todo, en la época de las “máquinas de escribir”, existía una materia específica en muchos colegios secundarios: la mecanografía. También había exitosas academias particulares que solo enseñaban a mecanografiar, requisito casi excluyente en esa época para aspirar a un puesto de trabajo.
Pero, esto ya es parte del pasado y la realidad para la generación Z es totalmente distinta. Sorprendentemente, su relación con los teclados no es tan cercana como lo fue con la generación anterior.
Respecto de este tema, es interesante releer el artículo de Nohemí Vilchis sobre el mito de la natividad digital, publicado en el boletín Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación. Allí explica el origen de este concepto, que se ha utilizado indiscriminadamente para describir a las actuales generaciones. Nacer en una época llena de avances tecnológicos no se traduce en que las personas tengan habilidades innatas para ser expertos en su uso, según la autora.
LO QUE PASA HOY
Un estudio publicado por el Wall Street Journal, elaborado por Georgia Wells, afirma que las capacidades para teclear de las y los jóvenes han declinado en los últimos 25 años, donde el departamento de educación de los Estados Unidos reportó que en el 2000, el 44 por ciento de los graduados de preparatoria completaron sus cursos para teclear, mientras que en el 2019, el número bajó a 2,5 por ciento.
Antes, para muchas familias, las computadoras eran el único dispositivo al que podían conectarse a internet, para las nuevas generaciones existen múltiples dispositivos: smartphones, tabletas, televisores inteligentes, consolas de videojuegos, laptops, computadoras de escritorio, etc. Según un estudio de la firma IBM, el 75 por ciento de la generación Z dijo que el dispositivo de su preferencia era el smartphone.
Pero, ¿esto qué significa? “Además de que las juventudes no son instruidas en sus escuelas sobre cómo utilizar un teclado, las nuevas generaciones están acostumbradas a escribir con sus pulgares en la pantalla del celular. Adicionalmente, el uso del celular es tan frecuente, incluso en el ámbito educativo, que la plataforma Canva, publicó que el 39 por ciento de los estudiantes envían sus actividades escolares a través de dispositivos móviles. Esto, acrecentado, sin dudas, por la pandemia.
Para Melisa Loble, directora académica de Instruture, la compañía a la que la plataforma Canvas pertenece, la situación es alarmante. “Tenemos dos generaciones experimentando la enseñanza y el aprendizaje de maneras muy distintas”, afirmó en el artículo publicado por el Observatorio del IFE.
Mientras que la velocidad entre teclear en un teclado físico a un celular es casi similar, ya que las nuevas generaciones son muy rápidas tecleando en las pantallas de su celular, no significa que escribir en el celular sea más efectivo. Con una buena técnica, una persona puede utilizar todos sus dedos para teclear y con el paso del tiempo, sin la necesidad de estar viendo el teclado y plasmar sus ideas casi al mismo tiempo que las piensa, pudiendo escribir de manera fluida y eficiente un texto o código. “Esto se debe a la memoria muscular que las personas adquieren con una práctica constante”, asegura.
En cambio, las personas que no tienen esas habilidades, no solo deben preocuparse por expresarse correctamente, sino por tener que hacer el trabajo adicional de ver el teclado todo el tiempo y escribir cuidadosamente, muchas veces solamente con dos dedos para encontrar las letras que correspondan, técnica llamada hunt and Peck (cazar y picotear). Esto, sin dudas, afectará sus niveles de productividad, afectando a veces, el rendimiento académico.
Por otra parte, no hay que olvidarse de señalar que los autocorrectores y predictores de texto con los que cuentan los softwares de los celulares, pueden ser útiles en el momento de corregir la ortografía y eliminar errores de los “dedazos”, pero también afectan las habilidades ortográficas y la precisión al escribir, además de generar dependencia tecnológica.