Marco Berger se preguntó cómo sería una película que lo representara por completo y surgió Los amantes astronautas. “Además, no conocía una historia que involucrara a dos varones y fuera una comedia romántica, y es un género que me gusta mucho. Entonces, me daba mucho placer transpolar eso y que funcione”, dice sobre su nuevo largometraje recién estrenado.
No reniega de la etiqueta de cine queer o LGTBIQ+, y acepta ser un referente por haberle dado “una bocanada de aire fresco a un cine asociado a la tragedia, a la pena, al bullying”, dice. Sin embargo, advierte que cuando se trata de una historia heterosexual no se marca la diferencia. “Me dicen que estoy obsesionado con el mundo gay, y no estoy obsesionado, sino que cuento el mundo desde mi punto vista. Nadie le diría a [Steven] Spielberg ‘Estás obsesionado con el mundo hetero porque todas tus pelis son historias de amor entre un hombre y una mujer’. Si hacés algo diferente a esa estructura, te pintan de otro color”.
Por eso, tiene claro que, aunque sea una película para entretenerse, también es una herramienta política, “porque ayuda a expandir la mente de las personas, hacerles mirar la vida con otros ojos y de a poco tratar de llegar a ese punto ideal en el cual un niño vaya al colegio y pueda decir que le gusta el amiguito Nicolás, y que a nadie le asombre”.
- ¿Una película que recomiendes?
Lázaro feliz, de Alice Rohrwacher.
LOS AMANTES ASTRONAUTAS
Pedro se va de vacaciones a la playa, donde se encuentra con Maxi, un amigo de la infancia. Maxi se sorprende de que ahora Pedro sea gay. Un día se cruzan a la exnovia de Maxi y se hacen pasar por novios, lo que los lleva a meterse en un juego de mentiras que les divierte, pero que también los pone a prueba.
Estreno 31 de octubre.