Los vehículos a electricidad que se fabrican en nuestro país son una buena alternativa para jóvenes que buscan su primer auto. Además, son ecológicos.
Es sabido que el uso de automóviles con motor eléctrico podría ser una de las soluciones más eficaces para combatir tanto la contaminación ambiental como el agotamiento de los recursos naturales causado, en gran medida, por el uso de motores a explosión. En primer lugar, porque no contaminan la atmósfera ya que no emiten dióxido de carbono, y en segundo lugar porque la electricidad que consumen puede generarse íntegramente a partir de fuentes renovables, como la energía hidráulica o la solar.
A su vez, más allá de la preocupación por la ecología, los autos eléctricos “tienen un costo mucho menor de mantenimiento”, según asegura Constanza Castillo, gerenta general de FanIOT, empresa tecnológica de Posadas, Misiones, que cuenta con su propia marca de autos eléctricos: Hamelbot. “A esto hay que sumarle la comodidad de que su batería se puede cargar en cualquier enchufe de 220 voltios, y demora entre tres y cuatro horas”, agrega.
Justamente Hamelbot lanzó este año el modelo CR2. La ejecutiva explica que fue concebido “exclusivamente para uso urbano, y es ideal para ser el primer auto de personas jóvenes”. Orientado a dicho target, el vehículo tiene dos asientos (para el conductor y un acompañante) y un baúl muy amplio en el que es posible transportar hasta 80 kilos de peso. Además, cuenta con una caja de cambios automática con tres marchas y su velocidad máxima es de 60 km/h.
Un dato clave es la duración de su carga: de seis a ocho horas, suficiente para que alcance varios días dependiendo del uso que se le dé. “La carga de su batería tiene un mayor rendimiento en trayectos llanos y, al revés, se consume más rápido en terrenos irregulares o con pendientes, porque obligan más seguido a rebajar, frenar y volver a acelerar”, aclara Castillo. También destaca el aporte que los autos eléctricos realizan contra la contaminación auditiva –además de la ambiental–, “porque sus motores son completamente silenciosos, y de hecho el conductor no tiene otra forma de saber si su auto está encendido más que por la luz en la pantalla del tablero”.
Por último, otra gran ventaja de los autos eléctricos es su bajo precio: todos los modelos de fabricación nacional cuestan la mitad o apenas más que un naftero de su mismo rango y dimensiones. También tienen un muy bajo costo de mantenimiento, ya que su motor no requiere cambios de correas, aceite ni filtros. “Estos ahorros hacen la diferencia: los eléctricos se amortizan en el tiempo”, concluye Castillo.
EN ARGENTINA
En un mercado dominado ampliamente por la firma multinacional Toyota, de origen japonés (80 por ciento de las operaciones), hay cuatro empresas argentinas que fabrican autos eléctricos. Estas son Sero (Morón, Gran Buenos Aires), Volt (Córdoba), Corradir (San Luis) y Faniot (Misiones). Sus ventas, tomadas en conjunto, aumentaron este año alrededor del 50 por ciento, con más de 10.000 unidades entregadas según las cifras de la Asociación de Concesionarios de Automotores (Acara). La única mala noticia es que Sero decidió hace dos meses mudar sus operaciones a Brasil, aunque sin cerrar su planta bonaerense.