En la quebrada de Humahuaca, el carnaval recién empieza después del topamiento de comadres. El rito ancestral, que se realiza el jueves anterior a la fiesta más importante de la comunidad jujeña, tiene nombre y apellido: las hermanas Cari.
Fotos Gastón Guirao
El jueves de comadres –también conocido como tinkunako– es un día de fiesta para las jujeñas. Madres, madrinas, amigas y vecinas renuevan los votos de su cofradía. Ese día, muchas de ellas vuelven a verse después de un año. Desde temprano, visitan a sus comadres anunciándose con erquenchos y son recibidas con alguna bebida. Luego, juntas salen a invitar a otras comadres para reunirse en la plaza, el mercado o en algún otro recinto.
Ser comadre es un vínculo de amor entre dos mujeres que comparten la crianza de un ahijado o una ahijada. El jueves de comadres renuevan ese compromiso. Cuentan que en la quebrada de Humahuaca y en otros valles, esta costumbre que viene de los pueblos originarios se ha mantenido casi intacta.
Las comadres y las mujeres que se suman al encuentro se agasajan arrojándose talco, papel picado, colocándose serpentinas alrededor del cuello y ramitos de albahaca en el pelo o en el sombrero. Algunas se regalan chicha, panes y masas dulces que llevan en sus alforjas. Se cuentan sus cosas, pero sobre todo arman una ronda, bailan y coplean mientras hacen sonar sus cajas.
“La copla es como un disfraz, un traje que ayuda a expresar lo que se siente”, dice Lorena García, directora de Esta cajita que toco tiene boca y sabe hablar, documental que refleja el valor de esta tradición oral y musical.
La tradición obtuvo visibilidad con dos copleras que llevaron su arte a un escenario, las primeras en hacer sonar su voz y sus cajas fuera del ámbito familiar: las hermanas Candelaria y Ernestina Cari.
En 1977, junto a Jaime Torres y Fortunato Ramos, estas dos maestras rurales se animaron a subirse al escenario del Teatro Margarita Xirgu de Buenos Aires para compartir su topamiento de comadres. Voces finitas y potentes les sacaron chispas a las palabras, poniéndole gracia, ironía y un tono disidente a la oscuridad de la época.
Medio siglo después, las hermanas Cari forman parte del patrimonio cultural de la quebrada. Si bien ya no participan de presentaciones en público, siguen de cerca la evolución de la copla en las nuevas generaciones. Una posta que tomaron las más jóvenes para seguir celebrando el orgullo de ser mujeres.
GASTÓN GUIRAO
Ledesma, Jujuy, 1981. Fotógrafo. Codirector del Proyecto Anuario Fotográfico de Autores del Norte, que recopila los eventos destacados de Tucumán y provincias vecinas desde el día uno posterior al Bicentenario. Codirector del documento audiovisual Rock Yunga, la historia de los comienzos del rock local (rock de las yungas), en Libertador General San Martín, Jujuy, Argentina.