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SANTA CATARINA: LA IMPONENTE BELLEZA DE LA SIERRA CATARINENSE

Cercanas a Florianópolis, dos ciudades como Urubici y Praia Grande, a pesar de su nombre, ofrecen extraordinarios paisajes montañosos, con cañones, lagunas, cascadas y otros atractivos, tanto para el turismo familiar como el de aventura.
Cercanas a Florianópolis, dos ciudades como Urubici y Praia Grande, a pesar de su nombre, ofrecen extraordinarios paisajes montañosos, con cañones, lagunas, cascadas y otros atractivos, tanto para el turismo familiar como el de aventura.

El estado de Santa Catarina, en el centro sur del territorio brasileño, es famoso en el mundillo turístico por su capital, la muy popular ciudad de Florianópolis, y por la más poblada, Joinville. Contiene el 3,4 por ciento de la población brasileña, y las riquezas que ofrece representan el 4,6 por ciento del PIB del país. “Floripa”, como se la conoce coloquialmente a su urbe más reconocida, en un principio se denominaba “Nossa Senhora do Desterro”, pero luego cambió de nombre en homenaje al expresidente Floriano Peixoto. Cuenta con más de un centenar de playas en una región que combina un estado silvestre de extrema belleza con diversas puntas rocosas, islas, bahías y lagunas propias de relatos infantiles. Ya hace unas cuantas décadas se convirtió en un destino prioritario y sumamente transitado por turistas de todo el mundo, en especial arribados desde la Argentina, quienes se desviven por sumergirse en los mares que bañan balnearios como Trinidade, Carvoeira, Barra da Lagoa, Mozambique, Mole, Galheta, Joaquinha, Cachoeira de Bom Jesus, Ingleses do Rio Vermelho, Jureré, Santo António y Campeche, entre muchos otros, junto al favorito de los llegados con banderas blanquicelestes: Canasvieiras. 

Claro que los tiempos cambian, los destinos se renuevan y los favoritismos mutan en cuanto a los lugares por visitar y reconocer. Pero siempre se tiene en cuenta la accesibilidad de las distancias, los valores de las monedas y las posibilidades de descanso y de tránsito confortable, y, en definitiva, el atractivo de conocer nuevos lugares turísticos para nutrirse con su naturaleza y disfrutar de su historia, su cultura, su arte, su arquitectura, su gente. 

Por eso, desde hace algún tiempo, surgieron variantes, aunque no tan distintas, todas dentro de una región de una belleza excepcional, impactante colorido, paisaje exuberante y con un ingrediente muy espectacular: los canyons (cañones). Se trata de la Sierra Catarinense. A distancias siempre breves de Florianópolis, surgen nuevos tentadores poblados, muy proclives para el turismo. Es así que en una región donde predominan áreas montañosas, la mayoría de sus poblaciones se ubican a más de mil metros de altura. Una zona imponente para toda la familia que tiene a disposición todo tipo de alternativas.

Morro da Igreja, desde donde se observa la caprichosa mano de la naturaleza. Foto: iStock.


LOS CANYONS

De las regiones más promocionadas como uno de los nuevos paraísos brasileños aparece Praia Grande, que a pesar de su nombre no está en la costa atlántica, sino que, enclavada en una región montañosa, se la ubica bajando hacia el centro sur unos 286 km desde Floripa y deteniéndose a 220 km de Porto Alegre. Los portugueses se instalaron allí a fines del siglo XIX, pero la urbe fue fundada en 1943. Actualmente se trata de un poblado de edificaciones bajas, muy simpáticas y simples, pero con todo el confort disponible, rodeado de los parques nacionales de la Sierra Geral y el de Aparados da Serra.

Allí se encuentra todo lo que el turista puede pretender. Está rodeada de ríos, senderos, miradores a los cañones y cascadas, que junto a las cavidades prehistóricas y la cadena de cerros de muy diversas alturas generan paisajes de enorme belleza silvestre. Estos se completan con la exótica costumbre de organizar increíbles paseos en globo. 

La de Praia Grande es una región muy proclive para el senderismo y el turismo aventura de montaña. Se lo practica tanto de mayo a septiembre, los meses más secos y frescos, como en las épocas más veraniegas, cuando el sol pega con toda su potencia y esa naturaleza aflora con toda su belleza. Por ejemplo, resulta muy recomendable una visita a sus cañones, para sorprenderse verdaderamente con sus paredes rocosas. Los más renombrados, pletóricos en recovecos y diversidades de imágenes son el Itaimbezinho y el Fortaleza, que pueden ser recorridos a pie o en bicicleta, y a los que se puede llegar mediante los tan atractivos lanzamientos en tirolesas. Otro cañón muy visitado, el Malacara, tiene el apreciado plus de combinarse con ríos y cascadas.

Belleza urbana y natural. La imagen de la ciudad de Urubici, admirada desde la propia sierra de Santa Catarina. Foto: iStock.

 

TIERRA ACOGEDORA

Otro epicentro recomendable de las Sierras Catarinenses es Urubici, un paraje de ensueño suficientemente moderno, ya que fue fundado en 1956 y no llegó aún a las siete décadas. Se encuentra a solo 167 km de Florianópolis y cuenta en la actualidad con apenas alrededor de 12 mil habitantes. Se halla camino a San Joaquim, alejándose de la costa. Está envuelto de bosques de pinos y especies nativas que contienen una fauna muy rica, en la que se destacan los pumas: ambas características lo elevan a la posibilidad cierta de ofrecer la realización de turismo de aventura, aunque el Traveller Review Award la calificara como el único destino brasileño entre los diez más acogedores del mundo. Su clima genera una enorme atracción, ya que suele presentar paisajes nevados en invierno con temperaturas extremas bajo cero que se convierten en plácidos, aunque calurosos refugios en verano, con el sol que caracteriza a Brasil.

A Urubici se la conoce como “la Tierra de Verduras”. Su belleza natural se alimenta de cultivos de manzana y de yerba mate, además de ser la mayor productora de frutas y verduras de Santa Catarina. Los primeros pobladores llegaron de regiones relativamente cercanas, como Tubarão, São Joaquim y Bom Jesus. Aunque por entonces la zona estaba habitada por los indios Xokleng: es así que a poco de hurgar, se pueden ubicar registros antiquísimos, ya sea en las cuevas montañosas o a través de las inscripciones rupestres que se descubren en muchos rincones de la región.

La pileta del spa del hotel Morada dos Canyons y una vista espectacular a la sierra. Foto: Gentileza Morada dos Canyons.

 

GIRA POR LA MONTAÑA

Tanto desde Urubici como Praia Grande o desde innumerables centros urbanos de la Sierra Catarinense, a cual más atrayente, haciendo base en ellos, se pueden realizar recorridos excelentes, entre sus más de 80 cascadas y saltos de agua, muy diferentes entre sí. Todos ellos se convierten en paseos muy recomendables. Daremos cuenta de algunos. 

Para empezar, el Morro da Igreja. El dato desafiante es el de sus temperaturas extremas bajo cero, que lo convierten en una atracción excepcional: el récord se vivió en 1996 con un tremendo -17,8 °C. En ningún otro sitio de Brasil nunca se midió semejante frío. Y si bien no siempre se llega a esos impresionantes registros, sí las marcas suelen ser lo suficientemente bajas. Situado en el Parque Nacional de São Joaquim, son muy particulares los paseos por el morro y, especialmente, las vistas desde su mirador, en particular los días de niebla cuando los paisajes hacen que el visitante parezca encontrarse en medio del rodaje de una película de misterio. Se llega desde Urubici previa reserva en la página del Instituto Chico Mendes de Conservação da Biodiversidade (ICMBIO): así, en forma gratuita, se arriba a su cúspide, que se encuentra a 1822 metros de altura, desde donde mejor se vislumbra la Pedra Furada, una formación rocosa con similitudes con la bonaerense Sierra de la Ventana, ya que se puede observar una gran puerta creada por la naturaleza.

Y continuando por la misma ruta se llega a la Cascada Véu de Noiva, la más destacada de la región, con una caída de 62 metros, que forma un velo blanquecino que desemboca con furia en un acantilado y que tiene un agregado asombroso: la presencia de aves nativas de diferente colorido y tamaño, entre ellas los gaturamos, curiós, sabiás, tico-ticos, carpinteros y capitães do mato. Si bien se trata de una propiedad privada, las promociones posibilitan que se pueda ingresar a bajo precio. Por otra parte, la zona aledaña es elegida por quienes deciden practicar el arborismo, ya que tiene un sendero de 10 metros de altura y 260 metros de longitud que se convierte en un “camino” muy especial, ya que se conectan las copas de los árboles por donde se puede trasladar el visitante.

A solo pocos minutos del centro de la ciudad de Urubici, Parque Cachoeira Papuã, se encuentra el Salto del Péndulo. Propone una fascinante experiencia que consiste en llegar al borde del cañón, a 100 metros de altura, y desde allí lanzarse en caída libre mediante un péndulo, es decir, como unas sillas que se sujetan mediante cuerdas de seguridad por la cintura y el pecho. Los organizadores lanzan un dato que para los más osados significa un gran desafío: se suelen alcanzar los 100 km/h en la caída. Diferente experiencia, aunque siempre arriesgada, es la de participar de la tirolesa sobre la cascada del Avencal, que se traslada a 120 metros de altura y a una velocidad que a algunos les eriza la piel: hasta 30 km/h.

Y ni que hablar del Cañón Espraiado, a 1500 metros de altitud, una de las atracciones más promocionadas y atrayentes, también por la dificultad del acceso a la zona. Sus senderos son realmente una invitación a la aventura, pero la recompensa es la de admirar las paredes rocosas, moldeadas por la energía brutal de la naturaleza durante siglos y siglos.

Por todo eso, luego de recorrer semejante demostración de lo imponente de la naturaleza, con sus monumentos megalíticos, sus cañones surcados por cascadas y sus espectaculares valles, se comprende por qué Santa Catarina no es solo playas paradisíacas, sino un torrente de belleza que proviene de sus sierras.

Una zona montañosa llena de ríos y cascadas, en la que no faltan senderos, cavidades prehistóricas y miradores con vistas a los cañones. Foto: iStock.

 

AIRE, TIERRA Y MAR  

La posibilidad de arribo a la región confluye en el aeropuerto de Jaguaruna o en el de Florianópolis, o en los internacionales Guarulhos o Viracopos, ubicados en San Pablo. Claro que la atracción de los turistas argentinos por trasladarse por las rutas es acicateada por caminos bien conservados entre paisajes hermosos (aunque cuenten con la extraña fama de ser epicentros de recurrentes accidentes). De todas maneras, si se tiene cautela, paciencia y aguante, se pueden recorrer los poco más de 1700 kilómetros que separan la ciudad de Buenos Aires y Florianópolis, mediante las modernas RN14 de la Argentina y BR-290 brasileña. Por supuesto que se aceptan todas las variantes. Hasta llegar en cruceros marítimos…

 

CONFORT Y BUENOS PLATOS 

Existe gran diversidad de alojamiento en la propia ciudad de Urubici, como en los suburbios o en medio de las sierras. Los hay para todas las pretensiones y los bolsillos. También para parejas o para familias. Del mismo modo, la oferta gastronómica es decididamente tan variada como se acostumbra en todos los centros turísticos brasileños. Es una agradable constante. Por caso, desde la comida típica, empezando por los elementales puestos callejeros, pasando por todas las instancias y llegando a los sofisticados restorantes, que a su vez se amplían con una variedad internacional verdaderamente única. Por eso, una de las consignas es que, en la región, el confort se combina con la alimentación para brindar una oferta muy especial.

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