Cariló y sus playas vecinas: El bosque, el mar y el encanto

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Se ubica a escasos kilómetros de la afamada Pinamar y, si bien tienen características distintas, las unifica la belleza. Arenas amplias, agua de temperatura agradable, confort para todos los gustos, historia y elegancia mezclada con naturaleza virgen.

Fotos Gentileza Secretaría de Turismo de Pinamar

El ruido del mar se asocia con el de las pinochas que rebotan al caer. El bosque deja filtrar el sol, y el sendero nos aproxima hacia la playa. Los colores son infinitos, los reflejos parecen chispazos en el aire, los aromas de una naturaleza vibrante y salvaje explotan en los pulmones. Se puede percibir el turquesa del mar, el calor que desprende la arena perlada, el salado de la espuma que dejan las olas sobre la costa. También la conexión entre ese ámbito de médanos, el verde y el mar abierto, en una particular mixtura con la elegancia y el confort de una zona como Cariló. También se percibe eso en su hermana mayor, Pinamar, junto con las más modestas –pero no menos atractivas– Ostende, Montecarlo y Valeria del Mar. 

El partido de Pinamar muestra a Cariló como uno de los más exclusivos balnearios de la provincia de Buenos Aires. La voz araucana significa “médano verde”. Originalmente, toda esa región de la pampa húmeda era disfrutada por los querandíes, que básicamente vivían de la pesca hasta que llegaron los españoles. Algún tiempo después, esos campos pertenecieron al general Félix de Álzaga, en su condición del jefe del regimiento “El Restaurador”, junto con su esposa Felicitas Guerrero. Pero tras la muerte de ambos, fueron heredados por la familia de ella. Incluida la estancia Charles, reconocida por la importación de manzanas, conservas y dulces, y por ser el primer establecimiento en introducir la raza vacuna Aberdeen Angus, proveniente de Escocia. Los 25 kilómetros de playas y médanos costeros fueron divididos en 1886 entre las estancias Martín García, La Invernada, El Rosario y Manantiales. Y a principios del siglo XX, Héctor Manuel Guerrero forestó las dunas, comenzando desde la parte continental hacia la costa. Más de un millón de árboles con un centenar de diferentes especies vegetales para convertir 1600 hectáreas de arena virgen en un bosque frondoso y de una hermosura infinita.

EMPEZANDO POR CARILÓ

Playas de hasta 300 metros de ancho con suave declive y temperatura agradable. Pinos y calles de arena, todas absolutamente irregulares, incluso Divisadero, la avenida principal, originalmente el camino de llegada a la estancia principal conocida justamente como “Casa Grande” o “Divisadero” por cuanto estaba sobre los médanos y enfrentando el mar con el bosque de fondo. Los hijos del fundador luego delinearon las serpenteantes callejas con nombres de plantas y aves existentes en el lugar. Como en una tela de araña empezaron a surgir mansiones comparables con las más bonitas del mundo.

Consecuentemente con esa elegancia, en su delicado centro se reúnen las marcas más exquisitas en locales que se elevan sobre los médanos. El bosque y el charme, una mixtura que hace de Cariló un lugar verdaderamente hermoso, selecto y exclusivo.

Ni que hablar para los amantes de las playas. Todo el frente del balneario se divide en cuatro ingresos a la playa, a cuál más atractivo: Neruda, Cozumel, Divisadero y Hemingway compiten entre sí para brindar mayor confort. Las arquitecturas de sus paradores son una característica distintiva de cada uno de ellos, en concordancia con una localidad en que cada madera, cada piedra, cada elemento se intenta combinar para que represente una nueva forma de atraer con buen gusto y estilo, siempre en un marco de notable belleza natural.

Por supuesto que, en toda la zona, también se pueden realizar cabalgatas por el bosque, bicicleteadas, caminatas o deportes tradicionales como tenis, squash, papi fútbol. O excursiones en 4×4 y en cuatriciclos para poder incursionar por los médanos y la playa en todas las épocas del año. También, claro, hay actividades más agitadas como sandboard, paseos en lancha o surf, toda vez que en la zona existen lugares para serpentear sobre las olas. Hay varias escuelas en puntos clave como el balneario Robinson Crusoe (Valeria del Mar) y Cozumel (Cariló). No solo se practica en épocas veraniegas: para los más audaces, el surf invernal es un verdadero desafío, con buen traje de neoprene y mucho coraje.

Desde ya que los aficionados disfrutarán de la afamada cancha de golf con 18 hoyos que, llamativamente, se encuentra en la calle Ñandú 1471, una de las tres de esta zona de balnearios que, una particularidad, también posee un nuevo campo de polo.

La localidad parece desbordar año tras año y ya se encuentran en avanzado estado los planes para que en un futuro mediato se expanda hacia lo que se denomina Cariló Sur, donde las dunas (las de mayor altura de todo el partido) aún están vivas, aunque todavía –veremos por cuánto tiempo– su uso no es accesible y solo pueden ser invadidas por camionetas y cuatriciclos.

EL NORTE TAMBIÉN EXISTE

Otra atracción de Cariló es que se encuentra al alcance de la mano de los otros balnearios de la zona. Por supuesto de Pinamar, el más conocido de la selecta zona, a apenas siete kilómetros de distancia. Es el centro neurálgico del lugar y, por supuesto, una referencia constante como epicentro comercial, cultural y social en toda la costa argentina.

Allí están, por caso, otros balnearios de muy diversa característica. En orden geográfico, hacia el norte, una localidad que debe su nombre a Valeria Guerrero, la abuela de su propietaria original, Felicitas. Valeria del Mar es la continuidad geográfica de Cariló, aunque tiene muy diferente fisonomía. Por empezar, en su recorrido –que a lo ancho también limita con el mar de un lado y la RN 11 del otro– aparecen algunas calles asfaltadas, por ejemplo la serpenteante avenida Bathurst, que la atraviesa de punta a punta y que la une con los balnearios vecinos. Otro de sus atractivos es que sus playas son eminentemente familiares, ya que ofrecen esparcimiento y buenas olas.

Luego encontramos a Ostende. En 1908 llegaron a la zona los belgas Ferdinan Robette y Agustín Poli, quienes compraron tierras a Guerrero para construir una ciudad “al fin del este”. Sus playas con sus dunas originales están cubiertas por curiosos tamariscos, lo que las diferencia de las de los otros accesos de los diferentes balnearios de la zona. Entre sus atractivos se destacan “La casa de la Elenita” (en los años 30, el doctor Arturo Frondizi hizo construir una casa de madera frente al mar, la primera vivienda de veraneo durante muchos años, que visitaba quien luego fue presidente de la república, con su esposa Elena Faggionato, su hija Elenita y su familia); el Viejo Hotel Ostende (que en el proyecto original era el Hotel Termas, con más de 80 habitaciones y que luego fue remodelado en varias ocasiones, visitado por diversas personalidades), también conocido como el “hotel de los fantasmas”; la casa de los monjes carmelitas (en principio destinada al descanso y retiro espiritual, pero luego atracción del turismo por el estilo arquitectónico); y, por supuesto, la Rambla de los Belgas, que mantiene hoy sus 40 metros originales y es testigo de los orígenes de estos balnearios: son famosas sus leyendas y sus historias, típicas de los hombres de mar.

Por todo esto, si se necesita mar, dunas, bosque tupido, algo de viento, todo el confort y un agregado de elegancia para este muy particular verano del 2021, Cariló es el lugar recomendado, junto con sus balnearios vecinos. 

DATOS ÚTILES

CÓMO LLEGAR

Cariló queda a 360 km de la ciudad de Buenos Aires. 

Además de auto, se puede ir en bus: Terminal de Pinamar, Av. Bunge e Intermédanos (Tel.: 02254-40-3500) y desde allí buses, taxis o remises al resto de los balnearios. Llegan las empresas Expreso Alberino, Álvarez Hnos., El Rápido Argentino, Plaza, Plusmar, Rutamar. 

En tren: Ferrobaires (Constitución-Pinamar-Estación Divisadero RP 74 Km. 4 -02254-49-7973).

Distancias de Cariló a: Bahía Blanca, 599 km; Córdoba, 1053 km; La Rioja, 1531 km; Mar del Plata, 115 km; Mendoza, 1391 km; Pto. Madryn, 1239 km; S. S. de Jujuy, 1923 km; San Clemente del Tuyú, 88 km; Tandil, 209 km; Ushuaia, 2992 km.

AERÓDROMO

Pinamar posee un aeródromo propio en la ruta 74, kilómetro 8, que desarrolla actividades deportivas y comerciales. Por supuesto que hay quienes viajan a la zona en sus avionetas particulares y además es frecuente que el turista participe de excursiones panorámicas, así también como de paracaidismo y otras actividades deportivas. Tel.: (02254) 49-3953.

PESCA

Se puede realizar durante todo el año (desde la costa o embarcado), aunque los mejores resultados se obtienen desde noviembre hasta los primeros días de mayo. Las posibilidades son de capturas de grandes corvinas rubias, bagres de mar, enormes brótolas, congrios, pescadillas y pescadillas reales, palometas, anchoas de banco y gatuzos.

POR LAS DUNAS

En toda la zona es muy común el alquiler de cuatriciclos, por hora o por jornada. Se recomienda mucha cautela en el manejo para evitar accidentes. Las agencias son varias y se encuentran en todo el recorrido. 

ALOJAMIENTO Y GASTRONOMÍA

Es una zona completísima, con hoteles de todos los gustos y todas las estrellas, residenciales, cabañas, aparts, departamentos, casas, etc. Los valores son muy variables. También hay campings y zonas de vans.

Por supuesto que, de la misma manera, las alternativas para comer son absolutamente diversas y para todos los precios. En Cariló existen no menos de una docena de restaurantes de alta cocina conducidos por los mejores chefs. También están en la zona los más afamados lugares de comidas de todo origen, así como boliches de diversión nocturna.

CLIMA

El clima en la región es de tipo templado, con temperaturas medias que oscilan entre 17 y 27 ºC en verano, con días que superan los 30 ºC, y entre 6 y 16 ºC durante la temporada invernal. En algunas épocas suele haber vientos fuertes.