Experto en meditación y liderazgo, Aditya Mahajan es el actual vicepresidente de El Arte de Vivir Canadá. De origen indio, estuvo en la Argentina en la antesala de uno de los encuentros de meditación masiva más grandes del país.
Fotos: Sebastián Salguero
Aditya Mahajan va despacio por el mundo. Enfundado en su kurta, observa el mediodía tórrido que sucede más allá de los árboles. A su cobijo, la voz suave y pausada de este indio de 57 años marca el ritmo de la conversación, en la que cada palabra cobra vida por sí misma.
Es la segunda vez que visita el país, en esta oportunidad, para dictar conferencias y cursos, días antes de la realización de “Argentina Medita”, un encuentro de meditación masiva organizado por la fundación El Arte de Vivir en más de cuarenta ciudades.
Aditya nació en la India, cuna del yoga y la meditación, pero no se había dedicado a meditar hasta pasados los treinta, cuando conoció a Ravi Shankar Ratnam, fundador y líder de El Arte de Vivir. Ese encuentro le cambió la vida.
Actualmente es vicepresidente de El Arte de Vivir Canadá y codirector del Centro Internacional de El Arte de Vivir en Quebec.
Cuando alguien se sorprende al saber que empezó a meditar ya de grande, Aditya responde con sentido del humor: “Yo no sé si soy grande”.
- ¿Hay que meditar como se es, o hay que escapar de como se es para poder meditar?
La meditación es estar absolutamente cómodos. Es estar bien, así con las cosas como son, incluso con nosotros mismos. No se trata de llegar o alcanzar algo, se trata solo de estar aquí, completamente. Se trata sobre no hacer nada.
- ¿Cómo se llega a no hacer nada?
Lleva un pequeño esfuerzo, y después hay que soltar el esfuerzo; permitís que la mente se asiente por sí sola. Lo más importante es no hacer ningún esfuerzo. La meditación se trata de comprender que tal como son las cosas ahora y tal como yo soy, eso es perfecto. Entonces, lleva un poquito de entrenamiento. Una vez que uno obtiene eso, es capaz de meditar en cualquier lugar y en cualquier momento. No necesitás nada para meditar.
- Se necesita silencio…
El silencio es nuestra verdadera naturaleza, es nuestro estado más profundo, también se le puede llamar el estado más elevado, donde uno se disuelve en la nada. Incluso en el sueño, ¿qué pasa?, cuando uno duerme, uno pierde contacto con la parte física, no tiene la conciencia del cuerpo. Si tenés algún dolor en la mano, te quedás dormido y cuando te levantás, te das cuenta de que te dolía la mano. Pero en las horas en las que uno estuvo durmiendo, pierde la conciencia del dolor. Porque el cuerpo estaba allí, pero la conciencia del cuerpo no estaba ahí, se perdió por un tiempo. En la misma forma, cuando uno entra en la meditación, en profundos espacios de silencio, no se da cuenta exactamente quién es ni dónde está, pero sí hay un sentimiento de que “yo estoy”, y que estoy libre de todo, liberado del lugar, de los roles que me toca jugar en la vida. Es solo este sentimiento del yo estoy.
- Después, ¿cómo es volver a la realidad de cada uno?
Es sin esfuerzo. Pero a medida que vamos meditando más y más, nuestra mente se entrena y luego se vuelve muy fácil conectarse con este sentimiento de “yo estoy”. Cuando meditamos, nos sentamos unos minutos, y podemos recordar tres cosas: por los próximos veinte minutos no quiero nada, ni siquiera un sorbito de agua, porque si uno dice “quiero agua” y se sienta a meditar, eso es lo que va a venir todo el tiempo a la mente. En los próximos veinte minutos no quiero nada. Segundo, en los siguientes minutos no hago nada, no hago esfuerzo, no peleo con mis pensamientos, no estoy diciendo “todos estos pensamientos malos deben irse ya”. Los pensamientos, que vengan, buenos o malos, dejamos que vengan mientras estamos sentados. Y tercero, por los próximos minutos, no soy nadie. Puedes decir “soy mujer, vivo en Córdoba…”, son distintas etiquetas que nos vamos poniendo y roles que seguimos jugando todo el tiempo. Estas etiquetas son verdad, pero hay alguien adentro de nosotros que es mucho más que la suma de todas esas etiquetas, algo que es mucho más grande que nosotros mismos. Recordamos esto de no soy nadie, entonces lo que uno hace es sacarse esas etiquetitas.
- ¿Y con quién nos quedamos?
Con nuestro ser. Y en un punto, uno también pierde conciencia de sí mismo y se disuelve en la conciencia que está en todos lados.
- ¿Cuáles son los enemigos de la meditación?
El enemigo más grande de la meditación es creer que yo controlo completamente mi vida. Es la falta de conciencia sobre nuestra verdadera naturaleza. La vida es un regalo, la vida no es una serie de problemas por resolver.
- ¿La vida es un regalo de quién?
De la divinidad. Es a través de la compasión de la divinidad que tenemos una oportunidad para vivir esta vida. ¿Uno piensa que llegó a la vida para estar triste?, ¿para enojarnos?, ¿deprimirnos? No. Nosotros vinimos para tener la oportunidad de celebrar la vida. Para ser felices, para tener alegría, para hacer del mundo un mejor lugar, para poder compartir la alegría, la felicidad y la compasión. Estos son los valores humanos por los cuales tenemos que trabajar. Y la meditación lo que hace es ayudarnos a conectarnos con este propósito mayor.
- El silencio y lo pausado no están bien vistos, meditar puede parecer una pérdida de tiempo…
Esto es un malentendido muy común. “Yo no tengo tiempo para meditar”, “me va a relentificar”, “voy a perder mi espíritu competitivo…”. Lo que no entendemos es que la vida es un equilibrio entre la actividad y el descanso. Vivimos en una sociedad en que lo próximo es lo siguiente, no nos damos cuenta de que nuestro cuerpo necesita descansar, si no descansa por tres días, se convierte en alguien inútil. El cuerpo necesita descanso y nuestra mente también. Vieron que el cuerpo, luego de dormir una buena cantidad de horas, puede dar su cien por ciento, de la misma manera la mente con la cantidad adecuada de descanso puede dar su cien por ciento. Y el descanso para la mente se llama meditación.
«A través de la meditación, uno puede volver al entusiasmo de cuando éramos niños».
- Decías antes que uno puede meditar en cualquier lugar, pero ¿qué cosas mínimas se necesitan?
Se necesita una buena práctica, una buena técnica, y eso te lleva un poquito de entrenamiento. De lo contrario, te sentás y cerrás los ojos y la mente está por todos lados. Hay que atravesar la mente, ahí es donde la respiración entra en juego.
- ¿Por qué es importante la respiración?
Porque es el nexo entre el cuerpo y la mente. A través de la respiración uno puede calmar la mente. Es la que nos ayuda a atravesar todas las emociones negativas, es el puente, el puente más importante, que es la capacidad de calmar la mente. Ese es el primer paso: entrenarte en la técnica. Y eso es algo en lo que se especializa El Arte de Vivir. La práctica de la respiración se llama Sudarshan Kriva, te da mucha energía, mucha claridad en la mente. Después de eso aplicamos una simple técnica de meditación, que se llama Sahaj Samadhi, que es una meditación basada en un mantra personal. Son veinte a treinta minutos por día que los hacés parte de tu vida, como lavarte los dientes. Meditar, también. Cuando uno empieza a practicar y a ganarle al estrés, ahí es donde comienza a conectar con el verdadero ser. Tenemos un depósito de energía adentro. No nos damos cuenta de que estamos sentados sobre una represa de energía, pero no tenemos el código de acceso. La meditación es la clave para ingresar.
- ¿Trabajan la meditación con niños?
Sí, es muy importante que los niños empiecen desde temprano, porque toman el hábito. Después, pueden atravesar la vida con todas esas herramientas. De hecho, empezamos a enseñar meditación a los ocho años.
- ¿Y vos a qué edad empezaste?
A los 33 años.
- ¡De grande!
Yo no estoy seguro de haber crecido.
- Pero conservaste algo de la niñez…
Esa es nuestra naturaleza, porque cuando somos felices y compartimos nuestra alegría, uno se vuelve como un niño. Empezás tu camino con inocencia y alegría; luego crecés y llega el estrés. A través de la meditación, uno puede volver al entusiasmo de cuando éramos niños. Con la ayuda de la meditación, se corren estas capas de estrés y adentro sigue estando ese ser que es hermoso e inocente.
ARGENTINA
Además de admirar a Lionel Messi, Aditya Mahajan tiene otras muy buenas impresiones de la Argentina: “Es un país muy hermoso, y aparte siento que la gente es muy hermosa. Es una tierra muy especial, hay mucho amor y devoción aquí; la gente es profundamente espiritual y está abierta para ir profundo en sus caminos. Es muy resiliente, y eso es la conexión profunda y fuerte que tienen con la espiritualidad, lo que les da tanta fuerza”.