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UNA CARA NUEVA EN LA FICCIÓN

Nicole Mottchouk fue patinadora durante una década, estudió Medicina, pero encontró en la actuación el terreno donde desea desarrollarse. Se destacó en la serie Cromañón, su primer trabajo como actriz.

La curiosidad y la exploración, el gesto de tirar del hilo para ver qué puede aparecer, conducen a Nicole Mottchouk a atravesar experiencias y pasiones. A sumergirse en ellas e incorporar herramientas. Así, debutó como actriz en Cromañón, una de las series del momento. El camino que la trajo hasta aquí comenzó mucho antes.

Es la única nacida en la Argentina de su núcleo familiar, de origen ucraniano. Hasta que se escolarizó, a pesar de haberse criado en la ciudad de Buenos Aires, prácticamente no hablaba español. En su casa predominó siempre el ruso. A los siete, fue invitada al cumpleaños de un compañero en una pista de hielo y quedó fascinada con el patinaje. Pidió hacer su propio cumpleaños en el mismo lugar, y para que pudiera disfrutarlo al máximo, sus padres la llevaron a algunas clases de patinaje artístico. Se enganchó tanto que compitió durante diez años. Su talento hizo que se destacara rápidamente e integrara el seleccionado argentino, bajo las órdenes de un severo entrenador ruso.

El deporte le permitió viajar a muchos lugares, incluyendo Ucrania, donde conoció Járkiv y Yúrivka, los pueblos donde nacieron sus padres. Las temporadas con más de veinte grados bajo cero no la amedrentaron. Nunca se sintió visitante allí. De alguna manera, aunque vivió toda su vida en el barrio de Caballito, estaba en casa. Aunque en la pista se deslizaba con la gracia suficiente como para destacarse a nivel nacional y soñar con una participación en los Juegos Olímpicos de invierno, la exigencia comenzó a ser un peso y, cuando finalizó el colegio, se alejó de la actividad.

“Desde muy chica, mi papá siempre me dijo que quería que fuera médica, como él”, recuerda Nicole. Por eso, se anotó en Medicina y llegó a cursar hasta cuarto año, desapasionadamente. En cuanto vio sangre y sintió repulsión, supo que no era la carrera para ella. Siguió cursando, hasta que una nueva pasión se le cruzó en el camino y la atravesó por completo.

En las largas noches de pandemia, aburrida y con el celular en la mano, scrolleaba videos de TikTok. Se topó con el de una chica que hacía un juego peculiar con su voz y quiso imitar el recurso. Sus videos comenzaron a sumar reproducciones al mismo tiempo que crecía en ella una nueva inquietud, la de adquirir herramientas escénicas. En principio, para mejorar esos videos, pero pensando también en ir más allá. Las clases de actuación, en paralelo a la medicina, la animaron a presentarse en todos los castings posibles. Metida en grupos de Facebook, y atenta a las publicaciones de algunas cuentas de Instagram, buscaba oportunidades. Cientos de mails con fotos y presentaciones suyas salieron de su teléfono, sin que ocurriera demasiado durante mucho tiempo. No quedó para cortos, publicidades ni proyectos más largos, pero no se desanimó. 

Un día, llegó una respuesta que le llamó la atención. “Al principio, creí que era spam. Era un mail de Prime Video por una serie”, cuenta. Por las dudas, fue a la casa de un amigo para filmar el video requerido para el autocasting. Lo repitió una y otra vez. No quedó conforme con ninguna de las pasadas que hizo, pero el plazo de 72 horas para enviarlo la corría, así que lo mandó sin mucha convicción. Un mes más tarde, otro mail le confirmó que pasaba a la siguiente instancia. Esta vez, se preparó con un amigo actor para el casting a distancia, por videollamada. Haber cruzado un filtro le dio más seguridad en sus aptitudes, y esta vez quedó más conforme con lo que había hecho. 

Sorteó luego la instancia presencial con firmeza y quedó a la espera de novedades. 

Sentada en un café con una amiga, llegó el llamado que deseaba: era la elegida para ser parte del elenco de Cromañón.

“En los ensayos me sentía rara, no terminaba de creérmela, no conseguía darlo todo. Cuando hice mi primera escena, en el momento en que me dijeron ‘¡Acción!’, fue como si se volviera real. Ahí me volví actriz”, confiesa Nicole, que en la serie interpretó a Lucila. Su personaje patinaba, y las escenas deportivas son aquellas en las que sintió mayor peso, por su propia exigencia.

Ya sin cursar en la facultad (dejó la carrera en cuanto tuvo el contrato de Prime Video enfrente) y con la novedad de contar con los servicios de un representante, está descubriendo que la espera es parte de la vida en su nueva profesión. Leyendo mucho, coloreando libros de dibujos, está lista para seguir desandando un camino cuya primera escala fue a lo grande.

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