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EDUARDO SACHERI: “MALVINAS ES UN TEMA PRESENTE Y A LA VEZ INCÓMODO”

El escritor sigue presentando “Demasiado lejos” y adelanta “¿Qué quedará de nosotros?”, a las que define como “novelas espejo”. Ambas están ambientadas en la Guerra de Malvinas.
El escritor sigue presentando “Demasiado lejos” y adelanta “¿Qué quedará de nosotros?”, a las que define como “novelas espejo”. Ambas están ambientadas en la Guerra de Malvinas.

Eduardo Sacheri tiene dos maneras de comprender el mundo que habita. Una, “más rigurosa y científica a través del estudio racional del pasado”; otra, “una exploración mucho más emocional, sentimental”. Aunque la licenciatura en Historia llegó primero, hoy la literatura es la que más tiempo le insume y el principal aporte a la economía familiar. “Cuando pasaba al revés, yo era un profesor que escribía. Ahora soy un escritor que da algunas horas en la secundaria”, dice. Viene de otro ámbito profesional, pero no se considera un bicho raro del mundo literario, sino “uno que llegó tarde y por otro camino”.

A veinte años de su primera novela, este año suma otras dos a las ocho publicadas. En marzo lanzó Demasiado lejos y en noviembre espera la llegada de ¿Qué quedará de nosotros?, a las que define como “libros espejo” sobre la Guerra de Malvinas. La primera es el conflicto bélico desde los habitantes de las grandes ciudades del país; la segunda narra lo que padecieron los soldados en las islas. “Mi idea original no era escribir dos novelas, pero a veces pasa que uno tiene un plan y, cuando lo pone en práctica, siente que desafina por alguna razón. En este caso, eran dos universos tan distintos, no porque la Argentina no se hubiera involucrado, al contrario, pero fue un involucramiento distorsionado. También porque creo que no llegamos a tomar dimensión de lo que implicaba la guerra”, comenta. 

  • ¿Buscás que el lector se haga cargo de la historia?

Con mis libros, y esta no es la excepción, la búsqueda es invitarte a pensar en un determinado mundo. Si viviste la Guerra de Malvinas, pensá tantos años después cómo lo viviste, cómo fue cambiando tu mirada sobre eso; y si no habías nacido aún, asomarte un poco a la cotidianidad de una sociedad mientras eso sucedía. Pero con que se hagan preguntas, basta. Ni siquiera que sean las mías, sino tus preguntas. Para mí la literatura es un ámbito de libertad, vos con lo que esos libros que leés te generan a vos. Adoptar una posición de señalarte qué pensar o qué ver me parece excesivo y ampuloso de mi parte. 

  • Ubicás tus novelas en momentos históricos recientes, ¿por qué? 

Porque son los de mi vida, las preguntas me surgen en mi propia existencia, que abarca la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI. No porque sean los únicos temas que me interesan, en historia me superinteresa el siglo XIX, cuando se construyó Argentina, pero yo no estaba. Mis preguntas existenciales están relacionadas con los momentos más contemporáneos del país.

  • Entonces, ¿lo que empuja tu literatura son tus preguntas existenciales?

Sí. Uno como lector hace lo mismo, cuando mirás una película, escuchás una canción o ves teatro, estás conectando eso con tu propia vida. Uno usa el arte para entender un poco mejor su propia vida. Cuando uno escribe hace lo mismo.

  • ¿Elegiste Malvinas para entenderlo un poquito mejor? 

Malvinas me da la sensación de que es un tema presente y a la vez incómodo, presente y ausente. Extrañamente, como reivindicación, esto de “las Malvinas son de Argentina, recuperemos las islas”, es una cosa que está muy presente en nuestra sociedad. Pero con la guerra y cómo nos comportamos como sociedad durante ese episodio, ahí miramos para otro lado, porque es una memoria incómoda. Esto de que haya sido durante la dictadura, precisamente cuando ya había una serie de tensiones sociales, reclamo por los derechos humanos, por el retorno a la democracia, por la situación económica y, sin embargo, con el desembarco del 2 de abril se ponen en pausa los reclamos. O sea, hay una sociedad que dice “Ah, momento, esto es más importante” y no se siente demasiado incómoda en acompañar a esa dictadura. Por supuesto que hay excepciones, no todo el mundo hizo lo mismo. Después del final abrupto y la derrota, sin dudas, la sociedad se desmarca de ese acompañamiento, pero también se desmarca de su memoria del acompañamiento. Es una situación que está bueno pensarla, no para condenar a nadie a nada, sino porque es importante decir “Nos equivocamos, no nos dimos cuenta de que tal vez estábamos siendo utilizados, que por una causa noble nos dejamos encandilar y no vimos debajo de esa superficie”. 

“Mi concepción de cómo funciona la sociedad, al momento de construir una ficción, la llevo a mis libros”.

  • ¿Ves otro momento así de incómodo en la historia? 

Mi novela anterior, Nosotros dos en la tormenta, está ambientada en el 75 y en la guerra revolucionaria. Fijate que voluntariamente uso ese término porque los involucrados, los jóvenes militantes guerrilleros del ERP y de Montoneros, la reivindicaban como tal. Estoy usando las palabras de los actores que son los protagonistas en la novela, no son los milicos que los reprimen. Ese creo que es otro tema incómodo también y silenciado. De nuevo, no tiene por qué serlo.

  • La mayoría de tus personajes son personas comunes, ¿por qué? 

Es lo que me sale. Primero, porque casi todos somos personas comunes y corrientes, y a las personas comunes y corrientes también nos sucede la historia. O sea, la Guerra de Malvinas no le pasó solo a Galtieri ni les pasó solo a los soldados que fueron, a mí también, que era un pibe de 14 años cuya mamá lo zamarreó, con la radio en la mano, gritándole que habíamos recuperado las Malvinas. La historia también nos sucedió a los adolescentes, a los viejos, a los mozos de la Casa de Gobierno, a unos tipos que toman café a la vuelta. Mi concepción de cómo funciona la sociedad, al momento de construir una ficción, la llevo a mis libros. Además, cuando se roza con la historia, el personaje pequeño y anónimo me da más libertad. Si te cuento Malvinas desde Galtieri o Margaret Thatcher, tengo que respetar sus biografías. En cambio, con gente inventada, me da una libertad que disfruto. 

 

SORPRENDIDO POR EL ÉXITO 

En una de las repisas de su gran biblioteca, Sacheri tiene la réplica de un Óscar. Su primera novela, La pregunta de sus ojos, fue llevada al cine como El secreto de sus ojos por Juan José Campanella y se quedó con la estatuilla a la Mejor Película Extranjera en 2010. Sin embargo, no aspira a ganar ni un premio Nobel ni un Cervantes. “Es algo demasiado azaroso como para que uno esté pendiente de eso, si no, te vas a amargar”, confiesa. 

Otros dos libros fueron llevados a la pantalla grande, Papeles en el viento y La noche de la usina como La odisea de los giles. También, Aráoz y la verdad tuvo su versión teatral, y pronto llegará a escena Lo mucho que te amé. Además de novelas, ha publicado libros de cuentos y de divulgación histórica. 

  • ¿Soñaste con ser un escritor exitoso? 

Cuando era chico, me imaginaba ser jugador de fútbol, y cuando empecé en la universidad me imaginaba ser un académico metido en el Archivo General de la Nación escribiendo papers científicos para mis colegas. Nunca pensé que la vida iba a venir para este lado. En un punto me quitó presión eso, estuvo bueno, porque está bien perseguir tu sueño, pero a veces es muy difícil que la vida se acomode a esos sueños. Entonces, también está bueno que pasen cosas lindas que uno no soñó.

  • ¿Temés que algún día se acabe la inspiración literaria?

A esta altura de mi vida veo como más probable que lo que a mí me interesa escribir, eventualmente, no les interese a los lectores leer, como que nuestros caminos se separen. Disfruto mucho esta confluencia, pero sé que no depende solo de mí. Sospecho que voy a seguir escribiendo mientras pueda, porque me hace bien. Pero, precisamente, como voy a escribir lo que me haga bien, en una de esas, no porque lo desee, puede pasar que me vaya para allá y que a mi viejo lector no le interese. Seguro lo voy a lamentar, no me va a ser indiferente, porque es lindo que los lectores te acompañen. Si pasa, el público ya me acompañó lo suficiente, ya sería de ingrato decir “Che, no, hasta el último libro de mi vida”.

 

PING PONG  

  • ¿Un libro? Bestiario, de Cortázar. Es un libro de cuentos que para mí es la Biblia del cuento.
  • ¿Un prócer o un personaje de la historia? [Manuel] Belgrano si me decís prócer; personaje de la historia, [Raúl] Alfonsín. Así me putean un poco.
  • ¿Una canción? Seminare, de Serú Girán.
  • ¿Un jugador de fútbol? [Ricardo] Bochini.
  • ¿Una comida? Asado.
  • Si tuvieras la máquina del tiempo, ¿a qué año viajarías? Creo que me voy a los primeros 70, cuando lo tenía a mi papá.

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