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AHYRE: “LA MÚSICA ES UNA VENTANA A UN MUNDO MEJOR”

Con el bagaje de décadas de rutas y escenarios, y la frescura de una propuesta nueva, abierta a incorporar sonidos y texturas, se instalaron como referentes de un nuevo folklore nacional. Todo, sin resignar la vida en su tierra y con su gente.
Con el bagaje de décadas de rutas y escenarios, y la frescura de una propuesta nueva, abierta a incorporar sonidos y texturas, se instalaron como referentes de un nuevo folklore nacional. Todo, sin resignar la vida en su tierra y con su gente.

Hay una pausa en la producción de fotos, y la guitarra es acariciada. A la melodía que flota en el aire se suma, suave, una voz, y luego otra. En segundos el ambiente se llena de una vibración agradable, un sonido que lo envuelve todo en un abrazo contenedor. La mañana mejora automáticamente, el día se setea en un mood fraternal, la sonrisa se dibuja sola en los rostros. Se llena de Ahyre.

El grupo salteño, que hace base en el folklore y se expande hacia un sonido que incorpora todo lo que resuene en su sentir, lleva ya seis años de exploración en conjunto. Es la punta de un iceberg que se despliega hasta la infancia de sus integrantes, hasta aquella primera guitarra recibida por el Colo, Juan José Vasconcellos, a sus 11 años; o quizá antes, hasta su encuentro con Sebastián Giménez en el jardín de infantes; probablemente hasta las guitarreadas en casa del Pony, Hernando Mónico; e incluso hasta el llanto primal con el que anunció su llegada al mundo la garganta de Federico Maldonado.

A los 12 años, el Colo y Sebastián, junto a otros compañeros del colegio salesiano Ángel Zerda, en Salta, formaron el grupo Huayra Sale. Con el tiempo, se movieron algunas piezas, entraron y salieron integrantes, el grupo perdió el apellido asociado a la etapa escolar y comenzó un camino que los instaló como referentes del género en su provincia, lo que significa que también se posicionaron a nivel nacional, ya que el peso de Salta en lo que a folklore refiere es enorme. En 2019, ya con más de veinte años de recorrido, Los Huayra decidieron seguir caminos distintos. Tres de ellos comenzaron a esbozar un nuevo proyecto, que se consolidó con la llegada de Federico. El proceso, aunque profundo y transformador, fue rápido: solo transcurrieron seis meses entre el fin de un proyecto y el surgimiento de Ahyre. “Es una página nueva del mismo libro, que se empezó a escribir hace décadas. Tenemos la sensación de que todo lo que había pasado antes fue una preparación para este encuentro musical. Al mismo tiempo, pareciera que es todo nuevo. Si bien nuestra música tiene una genética artística de años, ha sufrido un movimiento positivo en los sonidos, en la manera de ver la canción. Estamos disfrutando del barrio nuevo”, explica el Colo. Y Pony agrega: “Hemos decidido hacer las cosas de una manera diferente en todo sentido, y eso nos permite sorprendernos más con las cosas que nos suceden. No hay una búsqueda constante de conseguir nada en particular, queremos que Ahyre nos sorprenda, ver dónde nos lleva”.

AHYRE (Foto: Ale López)
  • Se animaron a explorar cosas a las que antes, quizá por tener una identidad bien definida, no se animaban. ¿Sienten una frescura distinta?

Colo: Sin lugar a dudas. Cuando tenés ya más de una década y siete discos editados –como nos había pasado con Los Huayra–, se forja un sonido que estaba en estado sólido. Creo que a cualquier banda le pasa. Cuando ya diste con una identidad sonora, difícilmente vayas a ir por otros caminos, es más complejo salirse de ese carril. Ahyre para nosotros ha significado una licencia enorme. Incluso desde los recursos sonoros que representan nuestras voces, nuestros instrumentos, nuestra manera de componer. Hoy, con el diario del lunes, me da la sensación de que este orgánico sonoro es mucho más adecuado a nuestra manera de ver la música. Los Huayra empezó tratando de encontrarnos con canciones que estuvieran buenas, que nos gustaran, y no era mucho más que eso: pibes de 20 años que querían salir a la ruta a tocar. Hoy llevamos veinte años más de rodaje y tenemos un poquito más claro, cuanto menos, qué es lo que no queremos hacer. Y vamos en busca de lo que sí queremos.

Seba: La vida va presentando las distintas etapas en el momento adecuado. Creo que nos va preparando para ciertas cosas cuando podemos hacerlas. Y hoy estamos disfrutando de Ahyre con toda libertad. En el folklore hay una especie de trampa muy frecuente, que es la tentación de entrar en el cancionero popular. Es muy fácil hacer las que sabemos todos, y siempre va a funcionar. Pero nosotros hemos optado por nuestro repertorio, por nuestras canciones, por nuestra propuesta. Por más que sea un poco más difícil y el camino más lento, nos da muchísima libertad.

Fede: Para mí, fue muy lindo sumarme a un lugar con estas libertades. En Salta se consume mucho folklore, y en el momento de la separación de Los Huayra corrían los rumores sobre quién se iba y quién llegaba. Era inevitable leer en las redes que ellos buscaban un reemplazo, y cuando el Colo me convocó, yo tenía eso en mi cabeza, la mochila de cubrir el hueco que dejaba alguien. Hasta que me senté con ellos y me hicieron entender que esto era un cambio, no un reemplazo. Ahí supe que siempre iba a poder ser yo. Todos empezábamos de cero un nuevo camino. La libertad fue el tema principal desde el inicio. Todos tiramos ideas y todas son bienvenidas, las analizamos y me pone feliz sentir que aporto no solamente la voz, sino también lo que traigo de otros lados.

AHYRE (Foto: Ale López)
  • No acudir al cancionero popular y presentar canciones propias implica tener un mensaje para comunicar, ¿cuál sienten que es el de Ahyre?

C: Late muy fuerte la pulsión de ser un espejo humano, abordar temáticas en donde invitemos, desde la autocrítica, a despertar conciencia. Abrir alguna hendija que mejore el mundo que cada uno mira, desde la naturaleza, desde la ecología, desde nuestras ideas y nuestros amores. Creemos que la música es una ventana a un mundo mejor. Una de las pocas que nos quedan.

F: Si escuchás las letras, Ahyre habla mucho desde el amor, desde la paz, de lo cotidiano, mirar primero para adentro. Nos está pasando que la gente percibe eso y las conexiones se están sintiendo en cada escenario. Se siente identificada, llora, se ríe, se emociona, baila, y para nosotros es un montón, es lo que queremos.

“Queremos que Ahyre nos sorprenda, ver dónde nos lleva”.
Hernando Mónico

  • Hay otra decisión fuerte en ustedes y es la de mantenerse en Salta, algo que comercialmente podría complicarles algunas cosas…

Pony: Sí, las complica. Muy probablemente limita en ciertas ocasiones. Antes, con menos vínculos, hubiera sido más fácil irse de Salta, y sin embargo nos quedamos. Ahora, casados y con hijos, es muy poco probable que eso suceda. Es nuestro lugar y es donde estamos bien, donde vivimos, donde nos gusta estar.

S: Entendemos que toda decisión tiene sus consecuencias, cosas que ganás y cosas que perdés. En este caso, comercial y logísticamente es mucho más difícil trabajar desde Salta, pero ganamos un montón en el día a día con la familia. La carrera no es más que una parte de la vida, y no estamos dispuestos a resignar todo lo otro, que nos parece fundamental. Tenemos la gran fortuna de contar con ese equilibrio, de poder salir a la ruta, girar, viajar, tocar las canciones que queremos y volver a la casa de siempre con los nuestros. Para nosotros es ideal.

C: Existe esa idea de que si no entrás en el lenguaje estratégico en el que todo el mundo va –el famoso mainstream en todo aspecto, no solo en el musical–, estás afuera del sistema. Nosotros encontramos mucho encanto en eso, aunque no nos consideramos para nada outsiders: viajamos, hacemos ruedas de prensa, intentamos que nuestras canciones suenen lo más que se pueda. El valor agregado que la banda puede llegar a tener es justamente ser lo más diferente que se pueda. Hoy batallamos contra la inteligencia artificial, contra carriles industrializados sonora, estética y conceptualmente. Todo tiende a estandarizarse, a pasteurizarse. Para nosotros, si la cultura significa algo, es la posibilidad de tener una mirada única. Es hasta tentador salirnos del mapa, en algunos aspectos.

AHYRE (Foto: Ale López)
  • ¿Cuál es, para cada uno, el momento que más disfruta de todo este proceso de ser músicos?

F: El escenario. Siento que me transformo, que puedo ser lo que quiera ahí arriba. Disfruto mucho, bailo, canto, me emociono. Me estoy permitiendo más que antes disfrutar los shows. Antes pensaba en qué hacer para que le gustara a la gente, ahora canto más para ver qué siento yo. Me meto en las letras, en las melodías, busco entenderlas y eso me hace sentirlas más. Es como que se acabaron las mentiras, no hago como que me emociono, sino que me emociono en serio. Y, de rebote, a la gente le llega más, lo siento.

P: Comparto que lo mejor es el escenario, el vivo, tocar todos juntos. Esa especie de máquina que empieza a funcionar con todas sus piezas es lo que más me gusta, lo que más me divierte. Yo siento que me voy a otra parte, a un lugar que no existe, que solamente dura ese momento. Siento como si no hubiese nadie más que yo. Sé que hay gente, pero es un momento para mí, en el cual me voy y dejo fluir eso sin pensar en nada más. Es la conexión perfecta.

S: Todo lo que se hace, en definitiva, es para ese momento del escenario, es la frutilla del postre. Esa energía compartida con la gente es muy única. Me gusta pensar que estamos compartiendo, que cada canción la estamos cantando entre todos. Estamos construyendo ese momento colectivamente. Hay algo que nos une, que es la canción.

C: A mí me fascina el escenario, hay un estado de plenitud. Pero siento que lo que más placer me genera de todo este camino, el lugar más hermoso, es el de la creatividad, cuando estoy componiendo. Cuanto más tiempo puedo estar con la viola en la mano, intentando pescar alguna melodía o alguna idea que ande dando vueltas en el aire, mejor me siento. Es un estado de una gran paz.

En ese estado se construyó esta nota, y en ese estado se sumerge también quien le da play a sus canciones o asiste a sus shows.

 

LO QUE VIENE

Con dos discos de estudio (Ahyre y Eco, ambos ganadores del premio Gardel como Mejor Álbum Grupo Folklore) y dos grabados en vivo (uno en el Teatro Ópera de Buenos Aires y otro en el Estadio Delmi de Salta), el grupo se prepara para un gran show en el Teatro Gran Rex, mientras ya se cocinan a fuego lento las canciones que serán parte de su próximo trabajo en estudio. Sobre la experiencia con la gente en vivo, el modo en que voces no profesionales logran armonizar en conjunto, el Colo teoriza: “Es algo que trasciende el estadio de lo técnico. No importa si afinás, lo que importa ahí es la emoción. Es como una especie de río donde hay millones de gotas que van en la misma dirección. Ninguna es igual a otra y a la vez son todas iguales. Pasa algo de eso con la música”.

 

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