Agustina Vasallo es la creadora de Tina Alló, la marca de marroquinería y calzado que pisa fuerte acá y se proyecta internacionalmente. Los desafíos de una emprendedora convencida de que el cuero argentino es un lujo para el mundo.
Foto: pato Pérez
Todo empezó en Goya. A Agustina Vasallo las manualidades la acompañaron desde chica. “Siempre me hacía cosas para mí misma, muchísimo antes de tener en mente vivir de eso, y a mi familia y a mis amigos les gustaban. Así que ya desde la adolescencia me encargaban bolsos, carteras y accesorios artesanales, y empecé a venderlos. Fue espontáneo. Desde ese momento fue tomando forma mi marca, y por eso no hay una fecha exacta de inicio. Es algo que se dio a través de los años”, comenta.
- ¿Cuál es tu formación, dónde estudiaste?
Apenas me enteré de que existía la carrera de Diseño de Indumentaria en la Universidad de Buenos Aires, decidí que cuando terminara el colegio iba a ir allí a cursarla. Y así fue. También tomé algunas capacitaciones en la Asociación Biblioteca de la Mujer (ABM), el Espacio Buenos Aires y varios otros lugares sobre gestión empresarial, marketing y financiación. Al mismo tiempo, diseñaba y vendía algunos productos, hasta que un día me dije que tenía que crear mi marca. Así surgió Tina Alló, formado con las últimas cuatro letras de mi nombre y mi apellido. Me recibí en 2013 y desde entonces empecé a trabajar 100 por ciento en mi emprendimiento, aunque al mismo tiempo seguí estudiando temáticas relativas a la moda.
- ¿Cómo fue la evolución de la empresa?
Creció de a poco. Empezamos con un showroom en Buenos Aires para la venta directa al público, pero lo que me ayudó mucho fue la venta mayorista, en especial al interior, porque así conseguí que mis productos se hicieran conocidos. Tuve que hacerlo con mucho sacrificio, porque al principio no tenía la estructura como para responder a pedidos grandes, pero lo hice igual. Hoy nuestro fuerte sigue siendo la venta mayorista a ciudades de todo el país, e incluso a algunos países limítrofes. También abrí mi primer local en Goya y después uno en Buenos Aires. Actualmente seguimos vendiendo al mayorista y al público, en forma tanto presencial como on-line desde nuestra web.
- ¿Qué es lo que te atrae de la marroquinería y del cuero?
¡Uf, muchísimas cosas! En principio, las mochilas y carteras son objetos que pasan de mano en mano en las familias, incluso de una generación a otra, y eso es algo que me gusta mucho. Básicamente porque hoy se suele desechar todo muy rápido –además, con un costo humano y económico muy grande–, y justamente el cuero es lo contrario a eso, porque es un material de una durabilidad muy alta. Pero, además, tratamos de guiarnos por la premisa del slow fashion. Eso significa que un producto no tiene que seguir la moda en el sentido de algo impactante y efímero, sino que debe ser algo valioso y durable. Son consideraciones muy importantes para mí.
- ¿El cuero es apto para todo esto?
Más bien diría que es ideal, porque es muy valioso, y acá tenemos muy buenos diseños y calidad. Esto se liga también con que, quizás como un rasgo vinculado a mi origen, rescato la conexión con la naturaleza y el uso de los materiales al natural. Y agrego un dato importante: a las vacas no se las mata para quitarles el cuero, como sucede con otros animales, sino solo para comer su carne, y entonces queda el cuero como deshecho.
“Tina Alló está dedicada a una mujer que busca cosas diferentes y de buena calidad”.
- ¿A qué público apuntan tus diseños?
Tina Alló está dedicada a una mujer que busca cosas diferentes y de buena calidad. Hacemos productos que se destacan y que hacen sentir mejor a quien los usa. Pensamos en una mujer independiente, fuerte y femenina que busca un producto diferente que la identifique; alguien que exige calidad, entiende de cueros, conoce bien lo que está comprando y elige nuestra marca porque sabe apreciar lo que nos diferencia de otras. Una mujer con una vida activa que necesita algo funcional, duradero y versátil que sirva para todo tipo de momento y actividades, tanto de día como de noche. Para ponerlo en términos más “duros”, nuestro target es de 25 a 45 años, pero en los hechos todo lo que hacemos se comparte entre madres e hijas.
- ¿Cuáles son tus creaciones más recientes en marroquinería?
Desde hace un tiempo estamos trabajando mucho con productos que incluyen componentes metalizados muy protagonistas con hebillas y correas; por ejemplo, minibags chicas y medianas, y en colores como negro, nude, visón, cobre o suela. Este año seguimos con la misma línea, pero sin tanto metalizado. Respetamos mucho la textura y la versatilidad que tiene el cuero, y por supuesto nos esforzamos en que se note bien que es auténtico. En algún momento probamos con otros materiales como el PU, que es de muy buena calidad, pero la realidad es que es plástico, y prefiero la calidad del cuero que es irremplazable.
- ¿Es complicado encontrar buenos proveedores y artesanos para trabajar el cuero?
La marroquinería y el calzado son rubros muy de oficio, de gremios, así que es muy importante contar con la mejor mano de obra. A medida que fui incorporando más productos, empecé a trabajar con talleres y proveedores más grandes, pero lamentablemente son oficios que no se están transmitiendo todo lo que se debería de una generación a otra. Hoy ya quedan pocos talleres buenos y la mano de obra es cara, pero igual estamos vinculados con los mejores que hay en Buenos Aires.
- ¿Qué espacio ocupa cada rubro en tu producción?
La marroquinería es el 60 por ciento. Incluye carteras, bolsos, minibags, cinturones, estuches y accesorios. Le sigue el calzado, que incorporamos recién hace cinco años, con el 30 por ciento. Abarca zapatos, sandalias, botas y slippers (pantuflas). El 10 por ciento restante es otro tipo de productos y accesorios, como gorras, bandoleras, billeteras o tarjeteros. Lo bueno es que todo se combina con todo, elijas lo que elijas, y así tratamos de vestir a nuestras clientas de pies a cabeza. Sobre todo, buscamos que cada producto que hagamos se use mucho, porque no nos gusta que se compren cosas para tenerlas guardadas.
- ¿Qué proyectos tenés para este año?
Tenemos pensado llevar la marca cada vez más hacia otros países. Nos invitaron a exponer en eventos internacionales, cosa que veníamos postergando, pero ahora llegó el momento de hacerlo. Queremos salir a mostrar que el cuero argentino es un lujo para el mundo.